"Son muy vivos, están comprando barato para venderlo caro y el que paga es el consumidor final". Así resume Juan David Giraldo, comercializador de carne de cerdo, lo que está pasando desde hace 15 días en muchas carnicerías del Valle de Aburrá.
Muchos intermediarios sostuvieron los precios pasada la cuaresma y Semana Santa, que es tiempo de bajo consumo de cerdo por la vigilia, lo que obligó a los porcicultores a represar sus inventarios.
Desde principios de mayo y hasta mediados de junio se presenta tradicionalmente una sobreoferta que rebaja los precios al comercializador en cerca de un 20 por ciento, lo que debe reflejarse en el precio final.
Los carniceros que sí han aplicado la consecuente rebaja, hoy están cobrando entre 6.200 y 6.500 pesos por la misma libra de cañón de cerdo que el mes pasado costaba 7.500 pesos, o más.
"El consumidor debe exigirle al carnicero que le cobre lo justo, es decir, precios más módicos", comenta Guillermo Barreneche, gerente de Porcicultores APA, antigua Asociación de Porcicultores de Antioquia.
Barreneche habla por los intereses de 68 productores del departamento que hoy están perdiendo alrededor de 20 mil pesos por cada cerdo vendido, en buena parte, por los altos costos de los insumos para concentrados, que son importados.
Por su parte, Giraldo, propietario de la distribuidora de carnes Alimentos Juanajuato, estima que las utilidades brutas de quienes no aplican las tarifas reales en la venta de cerdo puede ser del 25 al 30 por ciento. Eso contrasta con las ganancias entre el 18 y 20 por ciento que perciben quienes sí le juegan limpio al consumidor.
"Los precios del cerdo siempre han sido muy estables y ahora tienen una diferencia promedio de 1.000 pesos en cada libra frente a la carne de res", señala Giraldo, quien avizora un alza de precios en esta última por la escasez que se avecina, de continuar el invierno.
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