Las fechas de celebración de los días del padre y de la madre, aunque para muchos tiene una motivación comercial, son una magnífica oportunidad para poner al día los sentimientos de amor filial.
Pero en estas fechas de encuentros y desencuentros familiares hallamos un vacío en el calendario de celebraciones y es el de los padres y madres virtuales, para usar el lenguaje de hoy. Son aquellos hombres y mujeres que voluntaria o involuntariamente han debido tomar banderas que tal vez no les correspondían. Aquellos que son enfermeros, cocineros, choferes y acompañantes incondicionales de sus padres, por lo general en la etapa de retiro y ancianidad, para que sus hermanos que tuvieron la suerte de tener una vida propia, puedan vivirla. Aquellos que tienen la obligación de estar siempre "al pie del cañón", sin descansos, porque sus vacaciones coinciden con las de los sobrinos y cuñados que quieren y tienen el derecho a disfrutar en la casa de los papás de su merecido descanso.
Aquellos que no sólo han entregado su tiempo y su vida, sino también sus ahorros y el fruto de su trabajo, y además son incomprendidos y descalificados aún por sus parientes más allegados cuando se atreven a recordar que también tienen su corazoncito.
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