Centenares de rebeldes libios tomaron por asalto este martes el principal complejo militar de Muamar Gadafi en Trípoli.
Un reportero vio a los rebeldes cruzar las puertas de la base Bab al-Aziziya tras horas de intensos tiroteos.
El extenso complejo, muy dañado por los bombardeos de la Otan, es el símbolo más sobresaliente de los 42 años de dictadura y su caída, un día después de entrar los insurgentes en la capital libia con gran celeridad, ocurrió pese a los bolsones de resistencia y lanzamiento de cohetes en la capital.
No quedó en claro si Gadafi o los miembros más cercanos de su familia se encontraban en el recinto cuando fue tomado por los insurgentes, aunque la encarnizada batalla hizo pensar a algunos que el dictador podría encontrarse dentro.
Abdel-Aziz Shafiya, de 19 años, caminaba por una de las carreteras principales del recinto con un lanzagranadas en una mano y un fusil automático Kalashnikov en la otra. El joven, de la ciudad de Misrata, dijo sentir "una explosión de alegría".
"He perdido amigos y familiares y ahora puedo caminar por la casa de Gadafi", dijo. "Muchos de mis amigos han muerto y ahora eso tiene valor".
Kirsan Ilyumzhinov, presidente de la Federación Mundial de Ajedrez y que conoce bien Gadafi, dijo que habló este mismo martes por teléfono con el dictador e insistió que sigue en Trípoli.
Ilyumzhinov, recibido en julio por Gadafi en Libia, dijo en una entrevista con la agencia noticiosa Interfax que el mandatario lo llamó hacia las 6 de la tarde (9:00 a.m. hora colombiana) del martes y le dijo que estaba "vivo y bien y que seguía en Trípoli".
La batalla por Bab al-Aziziya, en la que fueron utilizados morteros, ametralladoras pesadas y baterías antiaéreas, ocurrió horas después que el hijo de Gadafi y aparente heredero, Seif al-Islam, apareciera en público para desmentir las declaraciones de los insurgentes de que había sido capturado.
Su sorpresiva aparición pareció resaltar la posibilidad de que Gadafi montara una contraofensiva aunque dé la impresión de que pierde por momentos su poder.
Seif al-Islam, quien era visto como el sucesor de Gadafi, se presentó este martes por la mañana en el hotel Rixos, donde los periodistas extranjeros se alojan en Trípoli, cuidados de cerca por gente del régimen. Llevó a reporteros en su convoy a partes de la ciudad que siguen bajo el poder del régimen.
"Vamos a ir a los mejores lugares de Trípoli", dijo Al-Islam a los reporteros.
El recorrido llegó a las afueras del complejo Bab al-Aziziya.
Además de Seif al-Islam, los rebeldes habían afirmado que tenían bajo custodia a otros dos hijos de Gadafi, pero eso no ha sido verificado.