"Se me fueron los frenoooooos". Una expresión que genera temor en cualquier conductor que, solo si tiene una gran habilidad, sale airoso de una situación de potencial peligro como esa.
La mejor práctica para llegar a ese momento es el mantenimiento preventivo de todos los componentes y sistemas que conforman el sistema de frenos del vehículo.
Pero la revisión debe hacerse con todas las de la ley y en sitios especializados. Los frenos son tan complejos y de su funcionamiento depende algo tan importante como la vida, que no pueden ser manipulados por cualquiera.
Revisión con tiempo
Ahora, cuando se acercan los días de descanso de mitad de año, los centros de servicio especializado se llenan de carros y propietarios que quieren salir de ese proceso lo más rápido posible para irse de viaje por las carreteras del país.
Primer gran error. La revisión de frenos se hace con gran anticipación y no sobre la hora para emprender un viaje, cuando el carro se somete a mayores esfuerzos que los que tiene que afrontar en su trabajo cotidiano (en el caso de vehículos particulares, por supuesto).
Es necesario verificar que todas las piezas que se cambiaron o revisaron durante el procedimiento preventivo funcionen de manera perfecta.
Cuando se trata de piezas que fueron cambiadas, éstas necesitan, además, un período de asentamiento para acoplarse con el funcionamiento general del vehículo.
Más que pastillas
Una idea generalizada sobre la revisión de los frenos es que la misma se reduce y se cumple cuando se cambian las pastillas. Segundo error. La revisión consiste en mucho más que eso.
Las pastillas de frenos traen un testigo, que en algunos casos es una pequeña varilla metálica que emite un ruido cuando el espesor de las mismas se acerca a la platina de la mordaza. En ese momento el cambio es necesario.
De manera paralela con el cambio de las pastillas, es aconsejable revisar las mangueras, pues con el tiempo tienden a cristalizarse y perder su capacidad de flexibilidad con el peligro de que se rompan y produzcan fugas que hacen que los frenos no actúen como son.
Desde el mismo pedal de accionamiento del freno se alcanzan a detectar potenciales problemas en el sistema. Si el pedal "patea", tiene vibraciones o cuando se oprime "se va hasta el fondo", es importante acudir al especialista y no esperar el momento de la revisión preventiva para solucionar el problema de frenos.
Otro elemento en la revisión es el líquido de frenos. Hay algunas personas que no tienen por costumbre cambiarlo.
Aunque el líquido debe renovarse en períodos más largos que, por ejemplo el aceite, no es eterno como piensan algunos propietarios de vehículos que jamás le dan una mirada al recipiente que lo contiene. En algunos casos, su vida útil se extiende hasta un año.
Otro error común en el cambio del líquido de frenos es el de reponer la parte del líquido cuando se encuentra que su nivel disminuyó.
En primer lugar esta disminución indica que puede existir una fuga y es necesario encontrarla. Además, el faltante no debe reponerse.
El consejo es cambiarlo totalmente para evitar que el nuevo líquido se contamine con el ya usado y pierda sus propiedades químicas, como la de resistir las altas temperaturas a las que se somete, superiores a los 220 grados centígrados.
La revisión del líquido se hace en promedio una vez al mes y su cambio, en el menor de los casos, cada cinco meses o según las especificaciones del fabricante.
Por su parte cuando se detecten los problemas de servofreno o booster, la recomendación aquí es cambiarlo, no repararlo.
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