“Esto nos cae como un baldado de agua fría”. Fue lo primero que se le ocurrió decir a Gilma Becerra al enterarse, el lunes pasado que a uno de los hermanos Vargas Lambis procesado y condenado en un primer fallo por la muerte de su hermano, el futbolista Elson Becerra Vacca, y un amigo de este, Alexander Ríos Ballesteros, le otorgaron la libertad definitiva.
Para Gilma, los tres hermanos Lambis, Eder, Dayro y Erick, actuaron juntos esa noche del 8 de enero de 2006 en un estadero en el corregimiento de La Boquilla y por lo tanto deberían pagar por lo que hicieron.
“Mi mamá -Modesta Vacca- conoció la decisión judicial al escuchar la radio esta mañana -ayer-. Aún no hemos hablado con el abogado pero es algo que nos duele mucho. Estos tres años han sido de dolor y sufrimiento. Mi mamá ya no es la misma.
“Aunque duren muchos años en la cárcel nunca podrán pagar lo que le hicieron a mi hermano. Ellos por lo menos están vivos y son visitados por sus familiares en la cárcel, pero a mi mamá y a nosotros nos toca ir al cementerio”, dice Gilma.
Uno libre, dos condenados
La decisión de la Sala de Descongestión Penal del Tribunal Superior de Barranquilla es respuesta a una apelación presentada por el abogado defensor de los Lambis Vargas, y por el procurador 83 judicial penal, al fallo que el 19 de diciembre dio a conocer el Juez Cuarto Penal del Circuito de Cartagena.
La sentencia en primera instancia condenó a 40 años de cárcel a Eder, Dayro y Erick Lambis Vargas por el delito de homicidio agravado. El fallo también los obligaba a pagar por perjuicios morales 400 salarios mínimos legales mensuales vigentes en esa época ($163 millones) por separado, a tres familiares de las víctimas.
Eder, quien estaba prófugo para ese entonces, también debía responder por el delito de porte ilegal de arma de fuego.
Para el abogado de los Lambis, la decisión del Juez Cuarto Penal no tenía amparo de pruebas testimoniales debidamente analizadas.
Según el defensor, amigos de las víctimas mintieron durante el proceso y se pudo establecer que fueron dos de los Lambis, Erick y Dayro, quienes dispararon.
El profesional del Derecho asegura que Eder no estaba armado y por lo tanto no debía ser procesado. También argumentó que los hermanos de este actuaron en legítima defensa y por eso debían ser juzgados por homicidio simple. El planteamiento del procurador fue el mismo.
Para los magistrados del Tribunal Superior de Barranquilla el planteamiento sobre la actuación de Erick y Dayro carece de sustento necesario, pues esa noche ambos llegaron hasta donde estaba una de sus víctimas -Alexander Ríos- para increparlo y dispararle. (Ver recuadro Venganza y muerte).
Por tal razón, ese organismo confirma la sentencia impuesta contra ambos por el Juez Cuarto Penal en todas sus partes. Los hermanos Lambis están recluidos en la Cárcel de Ternera.
Sobre Eder Lambis se le da validez a los argumentos presentados por la defensa y por el procurador judicial penal. El tribunal dice que la libertad provisional que pesa sobre él adquiere carácter definitivo e incondicional, y cesan los cargos de homicidio y porte ilegal de arma.
Venganza y muerte
Aunque no se pusieron de acuerdo, Alexander Ríos Ballesteros y Elson Becerra Vacca coincidieron esa noche de enero en un establecimiento público en La Boquilla. Cada uno estaba con sus respectivas familias.
A las 8:30 de la noche, Alexander se acercó a la mesa del futbolista y departieron un rato al compás de la música del popular Rey de Rocha. En ese lugar también estaban los hermanos Lambis.
La diversión terminó cuando se escucharon los disparos. Erick y Dairo Lambis Vargas reconocieron en el juicio que dispararon contra una de las víctimas y que “fue accidental la producción de la muerte de Elson Becerra”. El proceso confirmó más tarde que el futbolista cartagenero era ajeno a los hechos.
De acuerdo con las versiones que han manejado por parte de las autoridades, el atentado que iba dirigido contra el mototaxista Alexander Ríos se originó por un robo que ocurrió un año antes.
Uno de los Lambis señaló a Ríos de robar en casa de su mujer un televisor, un DVD y un equipo de sonido. Días después, el 16 de enero de 2005, la vivienda del mototaxista, en el barrio Santa Clara, fue blanco de un atentado a bala.
Ese hecho terminó con la amista que sostenían los Lambis con Ríos Ballesteros.
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