La ciencia perdió a uno de sus grandes hombres. Colombiano, de Barranquilla para más señas. Su nombre, Salomón Hakim.
Intentó ser músico, pero para mal de las artes y bien de la humanidad, se decantó por la neurología.
En los anales de la Medicina su nombre está escrito con mayúsculas, no sólo por su arduo trabajo, sino por sus hallazgos.
Fue él el inventor de la válvula usada para tratar la hidrocefalia.
Y fueron sus estudios los que permitieron describir la llamada hidrocefalia normotensiva, un cuadro clínico que se conoce como síndrome de Hakim, en honor a su dedicación a este tema.
Las neurociencias estarán siempre agradecidas con su legado, un regalo en vida que ayudó a cientos de pacientes.
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