El 19 de julio de 1966 se enfrentaron Portugal y Brasil en el Goodsin Park de Liverpool. El partido entre hermanos no fue tan fraterno. Pelé fue golpeado sin misericordia por los zagueros portugueses sin que el árbitro inglés McCabe se opusiera.
Ciertamente, en la época en que no había tarjetas se expulsaba mucho menos y las amonestaciones verbales se podían repetir indefinidamente. Más allá de la mala intención manifiesta en contra de Pelé, un veloz y potente equipo de Portugal superó con claridad a un lento conjunto brasileño.
Eusebio, el astro lusitano, nacido en Mozambique, fue el goleador del campeonato con 9 goles y se dedicaba a crear y recrear. Por eso no entendía cómo un compañero suyo podía ser artero con el gran rival que era Pelé. Eusebio fue considerado el Pelé de ese Mundial de 1966 y se destacó con lujo en Europa y en el Benfica, pero Portugal quedó eliminado de la Copa de 1970 (por Rumania) y así aquella brillante generación se perdió no sin dejar el buen rastro, pero corto, de Inglaterra 1966 cuando fue tercero y gustó y convenció.
Pelé y Brasil se recuperarían por esa capacidad sin límite de producir estrellas a porrillo. Y en México 1970 sería de nuevo el rey Pelé y Brasil el campeón.
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