Esta vez no hubo tortas ni festejos. El cumpleaños 25 sorprendió ayer al atacante Luis Carlos Arias en plena pretemporada, que exige el esfuerzo máximo si se quiere tener buen rendimiento durante la temporada.
Arriba, en el apacible Oriente antioqueño, en la Hostería Llanogrande, sitio de concentración del Independiente Medellín, el delantero sudaba la gota gorda bajo las órdenes del preparador físico William Villa y del técnico Leonel Álvarez.
Arias confesó que "uno quisiera estar con la familia, compartir un almuerzo con los seres queridos, pero esta vez me tocó aquí, dispuesto a darlo todo y a trabajar duro para seguir buscando objetivos claros. Ya vendrán otros cumpleaños para celebrar".
Tras la práctica de la mañana, en la que el plantel se distribuyó por grupos para realizar trabajos diferenciados de acuerdo con las condiciones físicas de cada jugador que, según William Villa son "muy buenas", Luis Carlos entró a la habitación que comparte con Felipe Pardo.
Lo esperaban un merecido descanso, luego un almuerzo con su otra familia, la del DIM, y más tarde un nuevo entrenamiento en el municipio de El Retiro.
La primera en llamarlo para felicitarlo fue una de sus hermanas, quien encabezó la lista de personas que le hicieron recordar muchos episodios de su vida. A juzgar por sus palabras, este primer cuarto de siglo "ha sido muy bien vivido". Con intensidad, entre ellos un lustro de desorden entre los 15 y 20 años que ya es historia y otro más, el último, lleno de alegrías y satisfacciones, como el sabor de un título en Colombia con el poderoso y una decorosa presentación en la Copa Libertadores.
Pegado a su computador y al son de la salsa romántica y los vallenatos, sus ritmos preferidos, y con poco diálogo con Pardo quien ocupa la mayor parte del tiempo hablando por teléfono, Arias dejó transcurrir las horas libres, con la alegría de saber que su esfuerzo ya empieza a ofrecer frutos, pues estuvo con sus padres en Medellín mirando una casa para vivir juntos y de esta forma tener más comodidad, apoyo y facilidades.
Es consciente de que después de ser campeón en el país, como se los reitera Leonel, la exigencia será mayor "pues en la Libertadores no solo queremos participar, sino que pretendemos ser protagonistas".
De los tres jugadores titulares que se fueron, la ausencia que más extraña es la de su amigo Jackson Martínez. Dijo que con "el negrito siempre compartía, pero me alegra que haya cumplido sus sueños y espero que a donde vaya se acuerde de mí". Al mismo tiempo destacó la llegada del brasileño Anselmo de Almeida y el panameño Nelson Barahona.
Del primero resaltó su técnica, fuerza, inteligencia y liderazgo, y del segundo su potencia y goles, y les auguró un buen futuro, "porque en esta familia la gente se hace querer muy fácil".
Y mientras Arias "celebraba" el aniversario, Choronta Restrepo le daba vueltas a la cancha, el arquero Aldo Bobadilla trabajaba fuerte con los demás arqueros y los demás jugadores que hay concentrados (32) hacían el mejor esfuerzo para ganarse un puesto con el campeón colombiano, entre ellos Jámmel Ramos, Roberto Cortés y Alexánder Orrego.
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