Alfonso Vidal lleva 19 años recorriendo el campo Fundadores del Country Club de Bogotá. Y en su vida había visto tanta gente. "Y todo por el chino Villegas".
Camilo Villegas paralizó a gran parte de Bogotá. Paró a la zona, que no podía tener un taco más por tanto carro. Al club, que mandó hasta a los de corbata a ser vigilantes de búnker. Y a las empresas, pues sus presidentes, gerentes y asesores gomosos de golf se tomaron la tarde de miércoles para ver en vivo los swings que solo habían visto en televisión.
"Es una belleza y un orgullo tener a Camilo Villegas tan cerca de nosotros y enseñándonos cosas. Ojalá pudiéramos tener a todos nuestros grandes deportistas así de cerca", explica Rafael Arbeláez, caleño, quien asegura que su handicap no es tan alto, y que dice que es asesor de una empresa "sin nombre para que no diga que me volé".
Como Rafael, más de uno guardó su corbata en el bolsillo, se arremangó el pantalón y preparó los zapatos para una caminata de nueve hoyos. Ayer, los hermanos Manuel y Camilo Villegas cargaron su talega para mostrar su golf en Colombia. Ayer, el campo sede del Club Colombia Masters fue un mar de gente. Literal, no había por donde caminar, y hasta los empleados del club, algunos de "cachaco" sostenían las cuerdas para que Camilo y su hermano pudieran pegarle a la bola. Fueron ríos de personas.
La clínica fue más una exhibición. Con poco sonido para las explicaciones, Camilo y Manuel se dedicaron a recorrer los hoyos, del 10 al 18, con lentitud y esperando a que los miles de espectadores agarraran un buen lugar.
De birdies, bogeys o marcadores mejor ni hablar. La idea era llevar el golf y a su máxima figura en Colombia a estar más cerca de su gente, la que no lo veía desde que era un niño, sin el pelo largo y los títulos de hoy.
"Todo lo que sea, es un granito de arena para hacer más fuerte este deporte. Estoy contento por hacerlo", sostuvo Camilo, que le llenó los ojos como nunca a Alfonso, un caddie de dos décadas también maravillado con los Villegas.