La sonrisa de la pequeña Alejandra, los abrazos de Carlos júnior y la manifestaciones de amor de su esposa Liliana son los bálsamos del chocoano Carlos Bejarano en los momentos difíciles.
Junto a esos seres queridos que lo esperan con los brazos abiertos después de cada entrenamiento o partido, el arquero del Medellín disfruta ahora de las mejores etapas de su carrera.
Acostumbrado a ser titular en otros elencos profesionales, trabajó duro, superó lesiones y esperó con paciencia una nueva oportunidad.
¿Qué piensa del apoyo que recibe de la gente?
"Para mí ese reconocimiento es muy importante, me siento feliz y orgulloso por el buen momento colectivo y personal. Toca seguir luchando duro para mantener el buen nivel".
El técnico Hernán Torres dice que lo ve en su máxima dimensión...
"Es motivante, porque el profesor fue arquero y sabemos lo que es él para nosotros. Su confianza ha sido fundamental para demostrar todas mis capacidades en cada partido".
¿Cómo hace para no desesperarse y esperar tanto?
"Son cosas que pasan en el fútbol. Sé lo que ha hecho Leandro (Castellanos), lo que representa para nosotros y el nivel que ha mostrado. La regularidad ha sido importante para él. Siempre tengo la mentalidad de trabajar y aguantar, porque como pasa ahora que se presenta la oportunidad, la aprovecho. Es triste por Leandro y espero que se recupere pronto, lo necesitamos".
¿Este es el mejor momento de su carrera deportiva?
"Sí, paso por un excelente nivel. Con Equidad también tuve períodos importantes y espero seguir demostrando que estoy para grandes cosas".
¿Qué tiene este DIM que enamora a los hinchas?
"La credibilidad en el cuerpo técnico y también en nosotros. Además, la familia que se conformó, el grupo humano ha sido importante para nosotros, eso nos ayuda y lo demostramos en la cancha. Hay trabajo y constancia".
¿Se siente un hombre y un jugador maduro?
"Los hijos lo hacen madurar a uno, la familia es muy importante. A veces no se dan las cosas en un partido y uno llega a la casa, aburrido y un poco molesto, pero al ver los niños y abrazarlos, eso es gratificante y hace olvidar los malos ratos".
¿Es un papá muy exigente?
"Lo normal, cuando tengo que ser fuerte lo soy, pero me considero tierno y cariñoso. Ellos son mis motores de vida".
¿Y qué tal como esposo?
"Bien, Liliana ha sido un apoyo grande a lo largo de mi carrera. Siempre está ahí, pendiente para apoyar en los buenos y malos momentos".
¿Es difícil como futbolista vivir de un lado para otro?
"Sí, pero es la profesión que escogí, es la que me gusta. En cualquier instante se cambia de ciudad. A veces uno quisiera quedarse toda la vida en un equipo, pero no siempre es posible. Vivimos preparados para ir a cualquier lugar".
¿Pensó mucho para nacionalizarse en Guinea Ecuatorial para la eliminatoria?
"No, porque se dio en una época en la que no venía actuando y mostrando mis capacidades. Tuve esa opción, la tomé y la disfruto. Sabía que la oportunidad de llegar a la Selección Colombia iba a estar lejos siempre. Aquí alcancé grandes momentos y nunca se me dio el chance. Todo ha sido muy lindo, la gente de Guinea Ecuatorial es querida y amable, y en el equipo me ha ido bien. Jugar las eliminatorias para el Mundial es gratificante y ayuda para la hoja de vida".
¿Lo sorprende la hinchada del DIM?
"En dos años que llevo en este club he sentido una fanaticada maravillosa que siempre apoya y alienta, eso lo llena a uno. Por eso hay que salir a dejarlo todo en la cancha, para recompensarla con alegrías"
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