Entre las ramas secas y los retoños de plantas adventicias camina un cusumbo. Con su hocico afilado alcanza insectos y frutas. Sus uñas horadan la tierra donde caen las semillas que deja después de comer, las que pronto serán nuevas plantas que alimentarán a otras especies, como el oso de anteojos. En la finca La Reserva, ubicada en la vereda Bolívar Arriba, habitan estas dos especies en peligro de extinción, junto a tigrillos, tairas, olinguitos y muchas más.
Esta es la finca de Juan Felipe Ocampo, oriundo de Ciudad Bolívar que, después de 20 años de trabajar en Medellín, volvió a su tierra en busca de la tranquilidad y la naturaleza que vivió en su niñez. Su abuelo materno era caficultor y él, al encontrarse con la familia Vásquez, cuarta generación de caficultores y una de las familias fundadoras de Ciudad Bolívar, regresó a sus raíces al asociarse con ellos en la empresa Comercializadora Cumbres, dedicada a internacionalizar el café del municipio.
Ese mismo año de su regreso, 2018, compró la finca La Raya, una inmensa propiedad abandonada en la que vio el potencial de sembrar café de especialidad. En la exploración del lugar, sospechó de la fauna y flora que allí debía habitar, por lo que decidió hacer un estudio de especies con el biólogo Juan David Sánchez Londoño y encontraron un oasis de vida.
Este hallazgo lo motivó a dejar de cultivar en esa porción de tierra para crear una reserva y evitar el desplazamiento de estas especies. De una finca con 400 hectáreas, solo 60 son cultivos de café, el resto hace parte del área de conservación. Por ello, renombró la finca como La Reserva.
Cuando la Comercializadora Cumbres buscó vender, además del café verde, el café tostado, nació Madre Selva, un café de especialidad con puntajes de más de 85 puntos según la SCA, Specialty Coffee Association, nombrado así en honor a la vida que habita en esa finca. En sus empaques, también plasman los rostros y los nombres de las especies que habitan allí.
El café, verde y tostado, que vende Cumbres viene de fincas como La Reserva, La Colombia, Piamonte y La Gabriela, y llega a más de 11 países europeos, asiáticos, árabes y americanos. Para mantener el estándar de calidad, trabajan con un equipo especializado. Una microbióloga se encarga de investigar cómo mejorar el perfil de taza y subir el puntaje de la SCA.
En abril de este año recibieron uno de los frutos del esfuerzo. En la subasta del concurso Colombia Tierra de Diversidad, el café de la finca La Colombia alcanzó 14 veces el valor del mercado.
La labor social de la Comercializadora Cumbres también beneficia a sus trabajadores. Todos, incluidos los recolectores, están bancarizados y tienen acceso a la vida financiera, con pago de todas las prestaciones y la seguridad social. La Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia ha sido un aliado estratégico, con el apoyo al evento Bolívar Sabe a Café que la Comercializadora patrocina, y con programas de formación que han permitido mejorar la eficiencia e impulsar las ventas a través de la internacionalización.
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