La bicicleta como respuesta común a problemas calcados en el contexto urbano de Latinoamérica, ha avanzado en medidas diferentes en ciudades como Santiago de Chile, Lima o Bogotá, o las brasileras Porto Alegre y Curitiba, antecesoras de Medellín en la realización del Foro Mundial de la Bicicleta desde 2012.
Aunque los obstáculos en el camino hacia una movilidad que priorice la energía humana frente a los motores son semejantes, ha sido la fuerza de los movimientos ciudadanos la que ha logrado mayores cambios en coordinación con gobiernos dispuestos a abrir espacios a la bicicleta.
“Si hoy se construyen autopistas en un par de años, ¿por qué son 15 o 30 años para construir una red de ciclovías que cuesta menos que una autopista?”, preguntó ayer Lake Sagaris, escritora y periodista canadiense radicada en Chile desde 1981, ponente del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable en Santiago, en el marco de la plenaria Pedaleando en América Latina.
“No podemos aceptar eso. La financiación para un tramito aquí, un tramito allá... ¡hay que exigir mucho más que eso!”, sostuvo. En su intervención explicó que entre 2008 y 2012 se consiguieron grandes cambios en la capital chilena favoreciendo la movilidad en bicicleta gracias a una inversión de 45 millones de dólares en facilidades para los ciclistas.
Según Amarilis Horta, fundadora del programa Bicicultura en Chile, también participante del panel, en la actualidad en Santiago, gracias a un convenio comercial con China, se comercializan en el año alrededor de 650.000 bicicletas nuevas, frente a 350.000 unidades entre los automóviles. El 10 por ciento de los viajes en esa ciudad se hacen pedaleando.
La capital chilena tiene por el momento 226 kilómetros de ciclorrutas y tiene el reto de construir en los próximos 15 años 963 kilómetros nuevos de vías para ciclistas.
En el contexto colombiano, Bogotá ha registrado avances significativos llegando a consolidar una alternativa de transporte que hoy supera al taxi con cifras del orden del 6 por ciento de los desplazamientos totales.
Ricardo Montezuma, fundador y director de la organización no gubernamental Ciudad Humana, cuestionó la desarticulación frecuente entre algunos movimientos ciudadanos partidarios del uso de la bicicleta con las entidades oficiales. En su opinión, antes que el rechazo por los responsables de la planificación urbana, el activismo debe trabajar en conjunto para lograr cambios importantes.
Darío Hidalgo, director de investigación y práctica de Embarq, iniciativa de transporte sostenible del Instituto de Recursos Mundiales, explicó que el vehículo del futuro está hace tiempo entre nosotros y es la bicicleta. Reveló que en el contexto de las ciudades latinoamericanas, debido al manejo de recursos alrededor de modelos de movilidad que no son sostenibles, se desperdicia el 10 por ciento del producto interno bruto de los países al tiempo que no se aporta a la construcción de sociedades más felices .