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Entre las montañas del Norte de Antioquia, en el límite entre Angostura y Yarumal, se levanta la planta de Productos Ruffy. El aroma de la papa recién tostada se mezcla con la neblina característica al caer la tarde. Este es el escenario donde Edilson Jaramillo Arango, séptimo de doce hermanos de La Unión, decidió hace ocho años transformar un legado familiar de siembras en un empresa con sello propio.
“Siempre estuvimos enfocados en la papa. Mi familia y yo crecimos en la finca, sembrando y vendiendo el producto en crudo, pero los intermediarios ponían precios bajos y los insumos eran muy costosos. La idea de montar Ruffy surgió para darle un nuevo manejo a la papa y recuperar la que teníamos que botar”, recuerda Edilson.
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El inicio fue tan empírico como valiente. En un pequeño patio de la casa familiar, con dos máquinas básicas y mucho ingenio, él y sus hermanos comenzaron a tostar la papa y crear sabores como limón, barbecue, pollo y pimienta. La primera venta importante fue un pedido de 700 paquetes que puso a prueba la resiliencia de Edilson: un cliente grande, ninguna papa, ni aceite suficiente, y 36 horas de trabajo continuo para cumplir. “Vendimos 200 tamales, sacamos capital, compramos 20 bultos de papa y cinco tarros de aceite. Fue una tensión enorme, pero también la primera prueba de que éramos capaces”, cuenta Edilson.
No todo fue sencillo. Un año después de iniciar con el negocio atravesaron una quiebra y hubo momentos de dolor familiar que marcaron la trayectoria de Ruffy. Sin embargo, la perseverancia y el compromiso con la familia y los empleados fueron la base para seguir adelante. “El bienestar de mi familia es lo que me ha dado fuerza. Saber que ocho personas dependen del negocio, y que a través de él sostenemos familias completas”, asegura.
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Hoy, Productos Ruffy distribuye en Medellín, Yarumal, Santa Rosa de Osos e Ituango. Su producto más fuerte es la papa en ripio, que ha ganado espacio en tiendas y puntos de comida rápida de la región. La empresa genera empleo directo para ocho personas y oportunidades indirectas en cultivos y venta. La planta, construida a pulso, creció desde un plástico improvisado hasta convertirse en un espacio organizado, donde el trabajo familiar es el corazón del proyecto.
El acompañamiento de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia ha sido clave. La formación en administración, diseño, comercialización y registro de marca ha potenciado las capacidades de Ruffy y abierto caminos para nuevos clientes y mercados. “Eso nos ha dado confianza para seguir creciendo sin perder la calidad humana que caracteriza nuestro trabajo”, afirma Edilson.
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Entre las montañas del Norte de Antioquia, en el límite entre Angostura y Yarumal, se levanta la planta de Productos Ruffy. El aroma de la papa recién tostada se mezcla con la neblina característica al caer la tarde. Este es el escenario donde Edilson Jaramillo Arango, séptimo de doce hermanos de La Unión, decidió hace ocho años transformar un legado familiar de siembras en un empresa con sello propio.
“Siempre estuvimos enfocados en la papa. Mi familia y yo crecimos en la finca, sembrando y vendiendo el producto en crudo, pero los intermediarios ponían precios bajos y los insumos eran muy costosos. La idea de montar Ruffy surgió para darle un nuevo manejo a la papa y recuperar la que teníamos que botar”, recuerda Edilson.
El inicio fue tan empírico como valiente. En un pequeño patio de la casa familiar, con dos máquinas básicas y mucho ingenio, él y sus hermanos comenzaron a tostar la papa y crear sabores como limón, barbecue, pollo y pimienta. La primera venta importante fue un pedido de 700 paquetes que puso a prueba la resiliencia de Edilson: un cliente grande, ninguna papa, ni aceite suficiente, y 36 horas de trabajo continuo para cumplir. “Vendimos 200 tamales, sacamos capital, compramos 20 bultos de papa y cinco tarros de aceite. Fue una tensión enorme, pero también la primera prueba de que éramos capaces”, cuenta Edilson.
No todo fue sencillo. Un año después de iniciar con el negocio atravesaron una quiebra y hubo momentos de dolor familiar que marcaron la trayectoria de Ruffy. Sin embargo, la perseverancia y el compromiso con la familia y los empleados fueron la base para seguir adelante. “El bienestar de mi familia es lo que me ha dado fuerza. Saber que ocho personas dependen del negocio, y que a través de él sostenemos familias completas”, asegura.
Hoy, Productos Ruffy distribuye en Medellín, Yarumal, Santa Rosa de Osos e Ituango. Su producto más fuerte es la papa en ripio, que ha ganado espacio en tiendas y puntos de comida rápida de la región. La empresa genera empleo directo para ocho personas y oportunidades indirectas en cultivos y venta. La planta, construida a pulso, creció desde un plástico improvisado hasta convertirse en un espacio organizado, donde el trabajo familiar es el corazón del proyecto.
El acompañamiento de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia ha sido clave. La formación en administración, diseño, comercialización y registro de marca ha potenciado las capacidades de Ruffy y abierto caminos para nuevos clientes y mercados. “Eso nos ha dado confianza para seguir creciendo sin perder la calidad humana que caracteriza nuestro trabajo”, afirma Edilson.