Durante ocho meses seguidos Alejandro Palacio se convirtió en Rafael Orozco, “en alma, cuerpo y corazón”. Sucedió en las grabaciones de la telenovela sobre el ídolo vallenato, en 2012, cuando Alejandro decidió interpretar al cantante vallenato no solo en las grabaciones, sino en su día a día, tanto así que se iba para la casa como si fuera el mismo Orozco.
Hoy la producción regresó a las pantallas colombianas, en medio de un boom de repeticiones, algo que el mismo artista ya intuía “porque en las redes los alejandristas (como llama a sus seguidores) estaban solicitando la telenovela y creo que Caracol decidió complacer a los amantes de la música vallenata”, recuerda Palacio, de 35 años y radicado en Santa Marta.
Sobre este rol que marcó su vida artística comenta que al inicio de las grabaciones estuvo tranquilo y con el paso de los días se tomó más confianza, pero los primeros días que estuvo al aire la ansiedad se apoderó de él. “Cuando vi la recepción de la gente y el éxito me quedé tranquilo, en el fondo sentí que Rafa me dio su bendición desde el cielo”.
De esa caracterización anota que Orozco era muy juguetón, “se frotaba mucho las manos, por ejemplo. Fue muy profesional y por calidad vocal y elegancia, muy escasa para esa época, marcó la diferencia”.