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Beatriz Rave: por el sueño de ser la alcaldesa

Esta mujer busca ser la primera mandataria elegida por voto en Medellín.

  • Beatriz RaveFOTO Julio C. Herrera
    Beatriz Rave
    FOTO Julio C. Herrera
24 de octubre de 2019
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Es una tarde de jueves y Beatriz Rave está sentada en el salón de su sede de campaña en el centro de Medellín. Viste de verde, el mismo tono que identifica la publicidad de su campaña. Sonríe plena.

Tiene los ojos muy rojos y no sabe por qué, pero tiene varias hipótesis: horas de cansancio acumulado, el aire acondicionado de las decenas de auditorios en los que expone sus ideas y debate con otros candidatos, alguna alergia repentina. Una de sus amigas del colegio que la acompaña en la campaña política se ofrece a traerle unas gotas que le alivien el dolor.

—Yo creo que es una alergia, pero mírame, ayer tuvimos cuatro debates. Y la otra es que estamos tostados, esto es muy exigente, pero también es muy bonito. Pero esto de los debates es muy loco, hay debates de todas las organizaciones existentes y por existir: de los que tienen los ojos verdes, de los que tienen las uñas enterradas... — Rave, aunque agotada, mantiene un sentido del humor fino, perspicaz.

Son más de las tres de las tarde y de un cuarto de la sede sale un grupo de mujeres entre las que está Miriam Herrera, su madre. Inmediatamente rodean a la candidata, quieren saber qué pueden hacer y hasta le piden alguna recomendación para almorzar. Cuando todas se preparan para salir, Rave les dice:

—Quién se lleva algún periódico, puede que lo necesiten en el camino.

Algunas de las mujeres se devuelven por el periódico que anuncia la campaña de Rave. Es sencillo y eficaz: la candidata aparece vestida con una blusa verde, pantalón negro y perfectamente maquillada. El eslogan de su campaña dice “Ya es tiempo”, y se refiere claramente a que este es el tiempo de tener una alcaldesa mujer, porque parece que Medellín se resiste a cambiar sus tradiciones políticas porque mientras en departamentos como el Valle y Quindío, por mencionar algunos, ya ha habido alcaldesas, en Medellín ninguna ha estado cerca de llegar.

El periódico resume sus propuestas: Medellín sostenible con otros cien kilómetros de ciclorrutas, cinco mil bicicletas y cinco mil carros compartidos; en seguridad le apostará a la transformación de la cultura, fortalecimiento de la institucionalidad, seguridad inteligente y política de combate frontal al crimen organizado; construirá diez mil nuevas viviendas en la ciudad; dispondrá mayores recursos para la educación y recuperará el fondo EPM.

—¿Qué le dicen cuando entrega el periódico?

—Imagínate que estos días se lo entregué a un señor en una tienda y me preguntó: “¿Y usted si es capaz con esta ciudad?”. Yo sabía que eso no se lo iba a preguntar a un hombre, que me lo preguntaba por ser mujer, entonces le saqué toda mi hoja de vida, le dije que era arquitecta, que tenía maestrías, que había trabajado en la academia, en la empresa privada y en lo público y que los resultados de todo eso eran más que destacados, ahí se quedó callado.

Rave puede ser una de las candidatas más preparadas para la Alcaldía de Medellín, pues mientras algunos de sus contrincantes han ejercido carreras cortas en el Congreso, el Gobierno o la empresa privada, ella se ha desarrollado en Medellín, ciudad de la que nunca se ha ido pese a que nació por accidente en Calarcá, Quindío, en un paseo familiar.

Rave es arquitecta y magíster en Desarrollo, ambos estudios de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB); también es especialista en Políticas del Suelo en América Latina, del Lincoln Institute of Land Policy de EE. UU.

Desde que cursaba el pregrado se vinculó con la labor académica siendo monitora de algunos cursos que tenía la carrera, al final del pregrado la llamaron del colegio del que se había graduado —San José de Las Vegas— para que organizara el bachillerato en artes de la institución, cosa que hizo con honores. Luego se hizo docente titular, investigadora y coordinadora de posgrados en la UPB.

Después de varios años de éxito en la academia, y de haber empezado una empresa de consultoría en la que ofrecía asesorías a varias empresas de los sectores público y privado en temas de políticas públicas, proyectos y usos de suelo, Rave fue convocada para trabajar como directora de Planeación en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Por entonces empezaba la Alcaldía de Alonso Salazar y recuerda que le dijeron: “usted ya sabe mucho, deje de escribir libros y véngase a la vida real”.

En la Gobernación de Sergio Fajardo fue gerente del Programa de Vivienda de Antioquia (Viva), cargo en el que construyó, mejoró y entregó más de 45.600 viviendas en todo Antioquia, teniendo a su cargo más de 1,2 billones de pesos.

Dice que esos cuatro años fueron una gran oportunidad, pues mientras construía casas en el departamento se relacionaba con los ministerios de Vivienda y Ambiente, que por esos años representaban la locomotora de insfraestructura del gobierno de Juan Manuel Santos.

Por esos años la Contraloría de Antioquia la investigó por problemas en el terreno donde se estaban construyendo las viviendas en Andes, sin embargo esta se cerró, pues se pudo comprobar que las afectaciones eran en un terreno vecino donde había asentamientos de población de escasos recursos.

EL COLOMBIANO pudo comprobar, además, que hay un proceso de responsabilidad en contra de la Empresa de Vivienda de Antioquia y que supuestamente se le notificó el 2 de agosto de 2018 en un auto. El proceso se abrió por supuestos anticipos que no fueron reembolsados. Sin embargo, como consta en el mismo documento, el contrato es de 2010, durante la administración de Luis Alfredo Ramos, por lo que parece existir un error. Rave no conoce de dicha investigación.

—Como se puede ver, he tenido un recorrido grande, de experiencia, de pulcritud, pero a las mujeres todo nos toca más difícil, se nos exige más —dice Beatriz Rave después de contar de manera sucinta los logros que ha tenido en su vida.

En su sede, Rave tiene varias fotos con la que les explica a los electores por qué es el momento de las mujeres. Entre las fotos están Manuela Carmena, exalcaldesa de Madrid, España; Lori Lightfoot, alcaldesa de Chicago; Christine Lagarde, exdirectora del Fondo Monetario Internacional (FMI).

***

—Beatriz prácticamente me levantó a mí, yo la adoro, es como mi mamá. Y soy la menor de la casa y me acuerdo que ella siempre quería mantener el orden, entonces se fijaba en que yo hiciera las tareas, o cuando ya era más adolescente me llamaba para saber dónde estaba. Beatriz es una mujer cuidadora, que está dispuesta a proteger y que le gusta mucho el orden —dice Luz Patricia Rave, la hermana menor.

—Beatriz era la presidenta del club de fans de Menudo en Medellín, nosotras teníamos una fiebre tenaz por ese grupo y ella se encargaba de que estuviéramos muy organizadas. Ella siempre fue muy buena amiga y se preocupaba porque todas hiciéramos las tareas —dice Ángela Valderrama, amiga de la infancia.

***

Beatriz Rave quedó en embarazo cuando empezó a estudiar su maestría.

—Yo puedo entender a las mujeres de Medellín porque he vivido lo que ellas, soy madre soltera. Durante todo el embarazo trabajé y estudié, la misma realidad que viven otras mujeres, que no pueden dejar de esforzarse nunca.

La madre y hermanas de Rave recuerdan esos primeros días después del parto: en una solidaridad femenina que se mantiene hasta hoy, todas ayudaban para que el pequeño David Mejía Rave estuviera confortable y no le faltara nada, al mismo tiempo se procuraba el descanso de la madre, que en ningún momento abandonó responsabilidades, era un lujo que no se podía permitir.

Beatriz recuerda que años después lo llevaba a las clases que daba en la universidad y él, asistido por una responsabilidad extraña, garabateaba en un cuaderno líneas a las que llamaba tesis.

—El amor de mi vida es mi hijo. Es un hombre extraordinario de 22 años, buen estudiante, buen ciudadano, es feliz. Es músico, deportista, líder. Pero lo digo con hechos objetivos: es el representante estudiantil en la U. de los Andes ante el Consejo Directivo, está en la selección de ultimate de la universidad, toca guitarra, bajo y batería, trabaja como auxiliar en Fedesarrollo.

—¿Ha sido difícil?

—Ha sido un camino alegre. Sí, hemos tenido dificultades, pero todas las hemos superado. Yo le he dicho a mi hijo que los comentarios que nos hacen son como piñas: se pelan, se les quita el capacho y se comen. De todo hay que sacar lo bueno, lo que aprovecha —dice Beatriz Rave, un poco conmovida, desparpajada, y sus ojos rojos de cansancio acumulado en una campaña que no ha sido fácil, parecen reflejar felicidad y nostalgia.

A la sede, entonces, llega un hombre, se llama Daniel Valencia y se encarga de entregar publicidad, de acompañar a la candidata a los debates, de tomar el número de seguidores e interesados.

Entra y saluda efusivo a Beatriz: “Alcaldesa, ¿cómo va todo?”. Y dice alcaldesa con naturalidad, sin fingimientos, quizá el que lo escucha pueda creer en la hazaña.

48

años de edad tiene la aspirante a la Alcaldía.

Nació el 21 de mayo de 1971.

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