La deportista antioqueña cambió los patines por la bici y ahora es campeona del Tour Femenino. Representar a Colombia y retornar a Europa, entre sus nuevas metas.
Stefanía Sánchez recuerda que, sentada en el sofá de su casa en Envigado con su padre Weimar, un enamorado del deporte, y mientras veían por televisión las grandes carreras de ciclismo , le expresaba que quienes montaban en bicicleta estaban totalmente locos.
“Es que no me cabía en la cabeza saber que se rodaba a tanta velocidad y que en un día una persona podía hacer más de 200 kilómetros de recorrido”, comenta quien ahora es una de las nuevas figuras de esta disciplina en Colombia.
El gusto por el pedalismo le llegó por esa razón obstinada de lograr lo que se propone, más allá de los sustos que ha vivido. "Yo practicaba era patinaje, pero por el tema de preparación debía salir a montar en bicicleta. La verdad no me gustaba el ciclismo y más porque al comienzo me caía mucho, no tenía esa habilidad técnica que se maneja nunca porque pasó por una escuela de formación. Pero por el ego de no rendirme seguí y me quedó gustando".
La hija de Wéimar Sánchez, un ingeniero de sistemas, y Adriana Zapata, ama de casa, no olvida que una vez, entrenando, se cayó y quedó irreconocible. "Sangré impresionante. Me raspé la cara, me fracturaré varios dientes y no podía ni abrir la boca para comer".
La mujer de tez blanca, de ojos verdes y quien luce su fina sonrisa al rememorar sus comienzos en este deporte, comenta que en otro de sus accidentes, por el Oriente antioqueño, se fracturó una vértebra. “Veníamos de pandemia, nos habíamos privado de competir casi que todo el año, entonces quedarme sin correr tanto tiempo fue más doloroso”.
La primera carrera oficial de ciclismo que hizo Stefanía fue el Clásico El Colombiano, en 2017, en un circuito por municipios del Norte de Antioquia, en el cual salió ganadora. “Ese fue el comienzo de todo. Esa victoria me hizo entender de que estaba para cosas importantes en el ciclismo”.
Y no se equivocó. La corredora de 1.57 metros de estatura, 52 kilos de peso y quien se destaca en el terreno de montaña logró después, en 2023, dar el salto al ciclismo europeo con el Eneicat-CMTeam español.
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Al regresar a Colombia sigue impresionando con su talento y experiencia. En la actualidad, en el Team Sistecrédito, donde se forman y se pulen las promesas del ciclismo del país, acaba de conquistar el Tour Femenino luego de cambiar su rol de gregaria a líder.
“Siento que la confianza que te brindan se va ganando día a día. Cuando uno está dispuesto a los demás, es muy posible recibir lo mismo. Todo se vuelve recíproco”, mostró gratitud la pedalista hacia sus compañeras y cuerpo técnico.
“Yo soy una loca más, porque ejercer este deporte requiere hacer grandes esfuerzos. Pero es bonito y gratificante ver que estos se ven recompensados con gratos resultados”.
Stefanía sigue soñando en grande. “Ya las metas son más altas, consolidarme entre las mejores del lote nacional es el camino. A la vez se sueña con retornar a Europa y volver a representar a la Selección Colombia, ojalá en un Mundial. Deseo ser ejemplo para muchas mujeres, demostrar que pese a los obstáculos sí podemos dejar huella, quiero aportar en ese legado del ciclismo femenino del país que se está construyendo”, se despidió Sánchez, quien empieza a brillar como el arete que lleva puesto y en forma de bicicleta, un vehículo que jamás imaginó montar, pero en el que ahora, gracias a su tesón, domina y reina.
Gracias a sus condiciones, Stefanía Sánchez, quien lleva ocho años practicando ciclismo, ya ha tenido la oportunidad de correr en Europa y de representar a Colombia. Participó en los Panamericanos de 2022 en Argentina y en el de 2023 en Panamá, en este último terminó 24° y su compatriota Andrea Alzate rozó el podio (4°). Este año, en el Tour Femenino, en Caquetá, ganó dos etapas y se apoderó del título; fue además tercero en la Vuelta a Colombia, que conquistó su compañera Diana Carolina Peñuela; también finalizó subcampeona de la Clásica de Marinilla y logró fracción en la Clásica de El Carmen de Viboral.
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