En el pecho de Edwin Estrada cuelga ahora más oro.
Al dije de la Virgen María se le unió una medalla por la que trabajó todo un año, y la cual le había sido esquiva en el Mundial de patinaje de velocidad en Rosario, Argentina.
El pasado sábado, el deportista vallecaucano pero que compite por Antioquia desde hace tres años en Antioquia, había subido al podio, aunque aquel privilegio no lo hizo sentir pleno al ser plata en 300 m contrarreloj.
Pero este lunes, el portento moreno de 19 años de edad cobró revancha al triunfar en los 500 metros. “Las piernas estaban que se reventaban”, dijo el corredor tras el gran esfuerzo en la competencia, en la que venció al venezolano Johan Guzmán y a su verdugo en los 300 m, el belga Albrecht Simon. “Se me escapó la victoria, pero no perdí la esperanza y logré celebrar”.
Su alegría fue tan inmensa, que después de cruzar la meta en el primer lugar, dio tres vueltas más a la pista del patinódromo municipal Roberto Tabliabué, donde fue aplaudido por el público. En medio de las ovaciones, alzó su mirada a la tribuna en la que se encontraba su madre Leidy, la primera en dedicarle la victoria.
“Es para ella, para mi abuelo Tomás que está en el cielo, así como para toda Colombia”, dijo exhausto el corredor, quien espera añadirle más brillo a su cuerpo si sus entrenadores le dan otra oportunidad para competir. “Han sido meses muy duros, de lucha constante, pero gracias a Dios la recompensa llegó con el triunfo”.
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