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El legado que le quedó este año al básquet

La estrategia de las burbujas dejó áreas dedicadas al bienestar y más apoyo económico, entre otras cosas.

  • La pandemia se convirtió en una oportunidad para que las mujeres tuvieran un torneo en el país. FOTO Cortesía Inder
    La pandemia se convirtió en una oportunidad para que las mujeres tuvieran un torneo en el país. FOTO Cortesía Inder
08 de diciembre de 2020
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Enfrentarse a un aislamiento estricto por más de 50 días, establecer una rutina en la que los entrenamientos y la competencia ocupan la mayor parte del tiempo y mantener la disciplina en los controles de bioseguridad para protegerse a sí mismos y a quienes comparten esa realidad, ha sido la experiencia que le ha dejado a las más de 300 personas entre jugadores, entrenadores, jueces y colaboradores que hicieron parte de las llamadas “burbujas” que el baloncesto colombiano creó para sacar adelante los torneos masculino y femenino.

La Liga Profesional de hombres, que terminó hace dos semanas en Cali tras 45 días de competencia (Titanes de Barranquilla logró el título), y la Liga Superior femenina, que finalizó el pasado martes en Medellín, luego de un mes de actividad (Leonas Inder se coronó campeón), son los dos eventos a los que la Federación Colombiana de Baloncesto, junto al Ministerio del Deporte, le apostaron para mantener la competencia de alto rendimiento en un deporte que busca consolidarse como la segunda disciplina de conjunto más seguida en el país, después del fútbol, según Jorge Armando García, presidente de Fecolcesto.

Para que estas dos competencias se pusieran en marcha, los organizadores de ambas tuvieron que someterse al modelo de burbuja del que la NBA –la liga de baloncesto estadounidense– fue pionera al llevar a cabo una concentración con 22 equipos (de 30) en una sola ciudad para que jugaran, en 74 días, lo que restaba de la temporada 2019-2020.

Tomando como referencia el éxito que tuvo la liga más importante de este deporte en el mundo fue que el baloncesto colombiano volvió a tener acción (junto al voleibol y ciclismo, que después lograron reanudar competencias bajo dicho modelo). El aislamiento en un entorno seguro al que la afición solo tuvo acceso a través de los medios y las redes sociales dejó lecciones, pero más que eso un legado en los actores involucrados y en el desarrollo deportivo que podrían marcar la pauta para eventos venideros.

Trato equitativo para otros deportes

Para el presidente de la Federación Colombiana de Baloncesto, la pandemia fue una oportunidad para que el Estado y el sector privado “tratara con equidad” otras disciplinas deportivas en términos de inversión económica.

“Para los privados todo es fútbol y ciclismo, a los otros 46 deportes, que estamos en el ciclo olímpico, es muy poco lo que nos miran, por eso considero que esta pandemia fue una oportunidad para que el Ministerio, que ya nos aseguró apoyo en lo que resta de este Gobierno, y el sector privado nos respaldaron para realizar unos torneos que tuvieron un nivel importante”, manifestó el presidente de Fecolcesto.

Para la Liga masculina, la División Profesional de Baloncesto, organizadora del certamen, contó con el aporte del Ministerio del Deporte ($700 millones), la Alcaldía de Cali, ciudad sede ($1.000 millones) y del sector privado ($2.300 millones).

Disciplina en las medidas de bioseguridad

Tanto en Cali como en Medellín los protocolos de bioseguridad fueron estrictos para proteger y evitar contagios entre los 16 equipos (8 de mujeres y 8 de hombres) que hicieron parte de los eventos. Gonzalo Zapata, director de la Liga Superior femenina, indicó que de las 80 jugadoras participantes, solo una se contagió de la covid-19, lo cual muestra la efectividad del modelo.

“Durante el evento realizamos tres rondas de pruebas PCR y en la primera encontramos el único caso que se presentó. Tanto el hotel como la coordinación de bioseguridad de la Liga activaron los protocolos para evitar más contagios”, explicó Zapata.

Así mismo, destacó la conciencia de cada una de las jugadoras para seguir las normas que se establecieron para realizar el evento. “Entendieron que al participar se limitaban a una rutina de hotel, transporte, coliseo y viceversa. Considero que gracias a la disciplina que los deportistas cultivan en la práctica de su deporte fue más sencillo adaptarse a esta situación”.

Durante la burbuja femenina se hizo seguimiento médico diario, uso obligatorio del tapabocas si no se estaba jugando o entrenando, toma de temperatura y desinfección de elementos de juego y escenario deportivo, en este caso el coliseo Iván de Bedout.

El director de la Liga Superior estimó que, para eventos futuros que se organicen bajo una burbuja, es necesario que el lugar de concentración, en este caso el hotel, sea solo de acceso para quienes hacen parte de los eventos, ya que en los dos torneos, los jugadores y el personal de apoyo tuvo que compartir espacios con otros huéspedes.

“Esta primera vez nos destinaron pisos para el aislamiento; sin embargo, las zonas comunes eran compartidas con otras personas y eso genera cierto riesgo”, dijo.

En el torneo masculino, por su parte, se presentó una alerta de contagio en el equipo Sabios de Manizales antes de entrar a la burbuja. El quinteto comenzó su participación unos días después del inicio oficial para estar seguros de que el plantel llegaba sin casos a la concentración de Cali.

desarrollo integral del deportista

La burbuja también motivó a que las organizaciones de las Ligas se fijaran en el desarrollo del deportista más allá de lo deportivo. Aprovecharon el tener en un mismo lugar a todos los equipos para realizar actividades de bienestar integral. Esto generó, en el caso de la División Profesional masculina, la creación del área de Bienestar dentro de su Liga.

Anabel Pineda, directora de Gestión de la División dijo que, durante la burbuja, identificaron que además de lo competitivo no se estaba generando un legado en los equipos participantes. Fue ahí cuando diseñaron un programa con 94 actividades como talleres y charlas conductuales y motivacionales para atender las emociones de los atletas en situaciones de presión deportiva y en este caso, de confinamiento.

“Ellos deben ser seres integrales y realmente en el país no tenemos la costumbre de trabajar todas las dimensiones del ser y esta pandemia nos llevó a hacerlo y tuvimos una buena acogida entre los jugadores, fueron muy receptivos con las actividades”, comentó Pineda.

Gonzalo Zapata, por su parte, sostuvo que con las mujeres también se realizaron actividades de trabajo mental que les permitieron manejar más fácilmente el confinamiento y la distancia con sus familias.

necesidad de público, asunto de debate

Jugar en una cancha neutral y vacía no es el ideal de los deportistas en medio de la competencia. El apoyo del público en la tribuna, comentó Yanet Arias, jugadora de Leonas Inder Medellín, quinteto campeón de la Liga Superior femenina, hizo falta en el desarrollo de los partidos.

“Cuando algunas jugadoras de la Selección Colombia nos planteamos la idea de una Liga en el país siempre la imaginamos con público porque sabíamos que íbamos a tener el mejor nivel, estaría la élite, después de esto no hay más. Eso fue lo que vimos en Medellín y aunque siempre nos preparamos para dar lo mejor, ese apoyo extra que se tiene con la gente en la tribuna hizo falta en algunos momentos, en especial los de tensión”, contó la deportista.

La sicóloga Fernanda Vasco tiene una idea diferente a la de Arias. Reconoció que el papel del aficionado es importante, pero su ausencia genera un “escenario favorable” para el rendimiento del atleta.

“No existe la presión que condiciona lo que ocurre en el partido, eso permite que los jugadores se concentren más en lo que hacen, que sean conscientes de las decisiones que toman, la comunicación entre los miembros del equipo mejora y la de estos con los entrenadores”, expresó.

No obstante, enfatizó en que esto depende de la “gestión mental” porque hay deportistas que necesitan estímulos externos y al no contar con ellos “deben recurrir a la automotivación”.

Creatividad en los formatos de los eventos

Para Yanet Arias, el sistema de juego que se empleó en la realización de la Liga Superior, con tres fases antes de la final, resultó siendo un acierto pues todos los equipos se enfrentaron entre sí.

La liga tuvo una primera fase de todos contra todos. Luego, de acuerdo a su ubicación en la tabla de posiciones, los equipos se dividieron en dos grupos, uno de pares y otro de impares. Los dos mejores elencos de cada zona accedieron a las semifinales y de ahí salieron los dos finalistas.

Pero, además de esto, el formato tuvo un componente más: se invitó a las jugadoras de la Selección Colombia para reforzar los equipos.

Para decidir a cuál quinteto iría cada una se sometieron a un sorteo y así, explica Arias, “se equilibró el nivel de la Liga” y generó un mejor espectáculo.

En eso coincidió el entrenador de Leonas, Luis Miguel Cuenca, al afirmar que el rendimiento de los equipos fue muy parejo. “Los resultados de todos los juegos fueron muy cerrados y eso claramente benefició a las competidoras y al torneo”.

18
victorias y 3 derrotas registró Titanes, el equipo campeón de la Liga masculina.
47
juegos se disputaron en la Liga Superior de baloncesto femenina en Medellín.
12
quintetos disputarían la Liga Profesional masculina en la edición de 2021.

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