Estados Unidos fue, es y será el destino de las voleibolistas colombianas que gracias a su talento reciben ofertas de becas para irse a jugar y estudiar en ese país.
La tendencia inició en la década de los 90 cuando el periodista y entrenador Guillermo Montoya Callejas hizo contactos y permitió que algunas de sus dirigidas progresaran personal y deportivamente como sucedió al principio con Mónica Pinillos, Paula Bedoya y Ángela Naranjo.
Este exdirigente, quien acaba de lograr que la armadora paisa María Valentina Lema pueda cumplir ese mismo sueño desde diciembre, dice que en Colombia la universidad no tiene plenamente valorado al deportista de élite, “aunque eso ha mejorado”.
Y agrega que el deporte universitario está por debajo de las ligas, mientras que en otros países es la fuente del profesionalismo. “Además de encontrar un mejor nivel deportivo, paralelamente las chicas perfeccionan una segunda lengua”.
Valeria López, Andrea Estrada y Silvia Galeano, que jugaron juntas en la Selección Colombia, tomaron ese camino en los últimos años.
Estrada estudia Historia del Arte y Filosofía en la Universidad de Illinois. En principio cursaba Arquitectura, pero entendió que no era lo suyo. “Esta experiencia es muy buena. El voleibol de acá es competitivo en comparación con Colombia. Hay mucha actividad, a la gente le gusta y es de los más reconocidos”, cuenta Andrea, quien comparte en el equipo con niñas de Inglaterra, Suecia e Israel, integrantes de sus respectivas selecciones.
Valeria estudia Arquitectura en la Florida Agricultural & Mechanical University y en el equipo de voleibol tiene de compañeras a niñas de Perú, Italia, Serbia y R. Dominicana.
“Esta es una gran oportunidad de crecimiento personal y deportivo. La exigencia es alta, pero la satisfacción igual”, señala dirigida por el búlgaro Tony Trifonov, quien aprovecha el talento de la antioqueña.