El número uno del tenis mundial sigue en la mira por entrar a Australia sin vacunarse contra el covid. Damos un paso por su vida.
El tenista serbio Novak Djokovic se sale del molde: adulado por muchos por su capacidad y talento y detestado por otros por su arrogancia, prepotencia y tendencia a generar polémica.
En los últimos días ha sido protagonista de un hecho extradeportivo que ha acaparado la atención de medios internacionales debido a que el gobierno de Australia decidió negar su ingreso al país tras presentar una exención médica por no estar vacunado contra el covid-19.
Djokovic, profesional desde 2003, irrumpió en el ATP Tour en el 2005 y se quedó para marcar un hito con sus actuaciones y las cifras exorbitantes que ha alcanzado.
El serbio es considerado por especialistas, como Luis Alfredo Álvarez, comentarista de Espn, como uno de los jugadores que será recordado como el mejor de todos los tiempos, por los logros que ha alcanzado, gracias en parte a la fortaleza mental que siempre expone en la cancha y que lo ha llevado a superar grandes desafíos.
“Nole” se desempeña con solvencia en todas las superficies, tanto en tierra, hierba, como en pistas duras, lo que lo hace un jugador completo.
Pero en otras facetas, el serbio no es tan brillante, pues sus rabietas en competencia, la exageración de algunas de sus lesiones, y su ya conocida imitación de las reacciones de sus rivales, son aspectos poco agradables del número uno del tenis mundial.
En una publicación hecha por Eurosport en 2012, Novak comentó que en su infancia, y debido a la guerra de los Balcanes, tuvo que vivir con su familia encerrado en una especie de búnker.
“Vivimos en el sótano de la casa de mi abuelo, junto a mis padres, mis tíos y mis hermanos durante los casi tres meses que duraron los bombardeos”, comentó en esa ocasión el tenista, quien también expuso que en las mañanas, cuando paraban los combates, salía a jugar tenis.
Este suceso forjó el carácter del tenista, tal y como lo manifiesta el mismo Djokovic: “saqué varias cosas positivas de vivir en guerra, como por ejemplo tener más hambre de éxito”.
Cuando tenía 7 años, Jelena Genčić, una de las leyendas del tenis yugoslavo, descubrió a Djokovic, de quien dijo: “es el mayor talento que he visto desde Mónica Seles”.
Desde ese instante y por seis años más trabajó con el jugador, al que acercó a Nikola Pilic y en septiembre de 1999, a los 12 años, Djokovic se trasladó a la academia de Pilic en Oberschleißheim, Alemania, donde terminó su formación deportiva.
En 2005 debutó en el Abierto de Australia, perdiendo en primera ronda ante Marat Safin por parciales de 6-0, 6-2 y 6-1.
De ahí en adelante arrancó una carrera en la que se ha convertido en un hito mundial, por sus números, cifras y ganancias.
A sus 34 años de edad, el serbio tiene cifras impresionantes en sus 18 años como profesional.
Ganador de 20 Grand Slam, igualando lo hecho por Roger Federer y Rafal Nadal, es además el único jugador que ha salido campeón dos ocasiones o más de uno de los cuatro Grand Slam del año y es el único en la historia en ganar todos los Masters 1000, obteniendo 37 títulos.
Vencedor de cinco coronas del Torneo de Maestros (2008, 2012, 2013, 2014 y 2015), es el actual número uno del ranquin, con un total de 346 semanas en esa posición.
Durante siete ocasiones terminó el año como el mejor (2011, 2012, 2014, 2015, 2018, 2020 y 2021), superando lo que había alcanzado el estadounidense Pete Sampras, quien registró 6 finales de año como número uno del ranquin mundial.
Los 20 títulos logrados en Grand Slam se desgranan así: nueve en el Open de Australia (2008, 2011, 2012, 2013, 2015, 2016, 2019, 2020 y 2021); seis en Wimbledon (2011, 2014, 2015, 2018, 2019 y 2021); tres en el Abierto de EE.UU. (2011, 2015 y 2018) y dos en Roland Garros (2016 y 2021).
En sus registros aparece que es el único jugador que ha ganado todos los torneos que suman puntos para el ranquin ATP, como los cuatro Grand Slam, la Copa de Maestros, la Copa Davis, la Copa Hopman, la ATP Cup y los nueve Masters 1000.
De igual forma en su palmarés aparece la medalla de bronce olímpica en las justas de Pekín-2008.
En 2011 acumuló una racha de 43 victorias consecutivas, ganando los torneos de Doha, el Abierto de Australia, los Masters de Indian Wells, Miami, Roma y Madrid.
Representando a Serbia también formó parte de la selección que se alzó con la Copa Davis en 2010, dándole a su país su primer título y además fue subcampeón en 2013 frente a República Checa.
El número uno del mundo habla cuatro idiomas (serbio, inglés, alemán e italiano) y actualmente está perfeccionando el francés.
En su estilo de vida, desde 2012, está muy marcada la tendencia a la meditación, el yoga y la comida saludable. Es vegano y se cuida al máximo de lo que come y bebe, tal como se lo ha sugerido Pepe Imaz, quien es señalado como su gurú en estos temas.
La decisión la tomó a finales de 2011 tras conocer que padece celíaca (afección autoinmune que daña al revestimiento del intestino delgado. Este daño proviene de una reacción a la ingestión de gluten).
Por ello y con la intervención de su nutricionista Igor Cetojevic, experto además en acupuntura y medicina oriental, Djokovic modificó su dieta eliminando los productos que contengan trigo, avena, cebada, centeno, entre otros.
El jugador serbio también tiene lado filantrópico, por ello creó una Fundación en 2007 que lleva su propio nombre.
Esta entidad se dedica a brindar mejores condiciones a los niños de su país, huérfanos a causa de la guerra, jóvenes que necesitan atención médica o intervenciones en caso de catástrofe, como las inundaciones de los Balcanes en 2014.
“Nole” es miembro activo de la Iglesia ortodoxa Serbia. El 28 de abril de 2011, el Patriarca Irinej, de Serbia, otorgó a Djokovic la Orden de San Sava, la más alta condecoración de esta entidad, por sus contribuciones a los monasterios de la institución religiosa tanto en Kosovo como en Metohija.
Una de sus primeras y más recordadas controversias data de 2008, cuando en la final del US Open ante el local Andy Roddick se generaron unas declaraciones que causaron roncha en el serbio.
En esa ocasión, Andy cuestionó a Djokovic, quien durante la temporada se había quejado de todo tipo de dolencias (calambres, dolores de espalda, cuello, hombros y mareos).
Finalmente el serbio ganó, pero a las declaraciones de Roddick se unieron luego otros rivales como Roger Federer, Andy Murray y Pablo Carreño, quienes manifestaron su poca credibilidad frente a las “supuestas” molestias del serbio.
Carreño dijo en una oportunidad: “Cada vez que se le complica el partido pide asistencia, no sé si es algo crónico en el hombro o solo mental. Pero no me ha descentrado, sabía que pasaría, pasó en el Abierto de Estados Unidos y aquí. Y que seguirá pasando”.
Hace poco, en 2020, en el inicio de la pandemia, Djokovic volvió a ser el centro del debate, en esa ocasión, y a pesar de las recomendaciones de los médicos y especialistas en el mundo, se mostró en contra del uso de la mascarilla y organizó un evento deportivo que se disputó en canchas de Serbia, Croacia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina sin ninguna restricción.
Durante los partidos no se guardó ningún tipo de medida de seguridad (no usaron tapabocas y no hubo distancia social), además el evento culminó en una fiesta en la que participaron Djokovic y jugadores como el austriaco Dominic Thiem y el alemán Alexander Zverev, quienes, posteriormente, dieron positivos por covid-19.
Precisamente, Djokovic, además de desestimar las recomendaciones de los médicos, se ha mostrado en contra de la vacunación y por ello su más reciente polémica es por este tema: el número uno anunció que tenía una exención médica para disputar el Abierto de Australia, pero finalmente las autoridades de ese país no le entregaron el permiso para ingresar, algo que Novak demandó.
Inicialmente un tribunal le dio la razón y le permitió estar en Australia, algo que generó reacciones negativas de otros tenistas y autoridades ya que al parecer Djokovic tuvo covid a finales del año, pero participó en eventos deportivos con niños y atendió a la prensa sin usar ningún tipo de protección.
Mientras se define si juega o no el Abierto de Australia, seguidores y detractores del serbio seguirán de cerca al número uno del mundo, un deportista de élite que continuará siendo blanco de escándalos, polémicas y récords, al final, es su esencia
