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Deportistas, humanos que parecen superhéroes

El ciclismo, la escalada y la apnea dan señales de las situaciones extremas que enfrentan los atletas de alto rendimiento.

  • La Vuelta a Colombia 2022 quedará marcada como la de más frío hasta ahora en sus 72 años de historia. FOTO CORTESÍA Fabio cárdenas
    La Vuelta a Colombia 2022 quedará marcada como la de más frío hasta ahora en sus 72 años de historia. FOTO CORTESÍA Fabio cárdenas
20 de junio de 2022
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pedalistas iniciaron la Vuelta a Colombia y 101 concluyeron la carrera.

En las frías aventuras que emprenden el riesgo es constante. Entre lo majestuoso del panorama, el peligro durante el vertiginoso recorrido es inminente. Tocar la cima es de valientes y regresar con vida, de héroes.

Ellos son los escaladores antioqueños Nicolás Díaz, Gabriel Morant y Andrés Navas, quienes en su sueño de alcanzar el punto geográfico más alto de cada continente a través del proyecto 7 Colmillos Continentales acaban de desafiar la cima del Monte Denali, Alaska (Estados Unidos), considerada la montaña más fría del mundo, y con una altitud de 6.190 metros sobre el nivel del mar. Su expedición la llamaron “El frío abrazo del gran espíritu salvaje”.

El pasado 3 de junio, Díaz y Morant, tras ocho días y pese a las dificultades climáticas, alcanzaron el punto más alto de Norteamérica. Navas, por su parte, decidió hacer un alto en el camino a falta de 200 metros para la cima.

“Las energías ya las había consumido, solo que para ese momento yo no estaba seguro de eso. En la última trepada había estado peleando con mis pies y con mi cerebro tratando de encontrar fuerzas donde fuera”, le dijo Navas a EL COLOMBIANO, y quien agregó que lo más complicado fue hacerles entender a sus dos compañeros que ellos podían y debían seguir subiendo y sin sentir temor de que él se quedara abajo y regresara solo.

“Cuando superas los 4.000 metros, lo primero que sientes es inapetencia, pues tu cuerpo está concentrado en otras cosas, como producir sangre para transferir el oxígeno y demás. Se debe estar sosegado, tranquilo, porque cada movimiento cuesta. El dolor de cabeza puede ser una mala señal, es mal de altura, en cuyo caso hay que bajar si es reiterativo”, agregó Navas, quien con su espíritu salvaje no descarta retornar para tocar la cima del Denali.

El apneista antioqueño John Muñoz Aristizábal confiesa que muchas veces lo han tildado de loco. Lo cierto es que bajo las profundidades, parece un pez más.

En mayo pasado se convirtió en el primer colombiano en llegar a más de 100 metros de profundidad en el mar sosteniendo el aire. En total, entre descenso y ascenso realizó 224 metros.

Es tan peligrosa la modalidad que practica (sin límites), que la Asociación Internacional Desarrollo de Apnea (AIDA, por sus siglas en francés) no avala los récord que se logren por los riesgos que conlleva ejercerla. “Si llego a sentir ansiedad o miedo a esa profundidad sencillamente me muero. Mientras se desciende simplemente se va focalizado en una ecualización perfecta para no dañar el pulmón ni el oído por la presión del agua, ya que voy a mucha velocidad, entre 1.5 y 1.7 metros por segundo”, dijo Muñoz, quien muchas veces, cuando se ha sumergido en el mar, ha hecho apnea con ballenas y hasta tiburones.

El austriaco Herbert Nitsch es quien ha logrado descender más en la modalidad sin límites: 214 metros.

Tras ello, sufrió el síndrome de descompresión, es decir, su cuerpo quedó paralizado. Después de una larga rehabilitación ha vuelvo a hacer apnea.

¿Son los deportistas súper humanos? Así como se las arreglan para superan adversidades extremas, muchos pensarían que sí.

“Trabajan enfocados en un resultado deportivo importante, y ese es el precio que pagan para poder alcanzar altos logros. Es decir, son seres que se distinguen del resto de la sociedad”, responde Diego Medina, seleccionador nacional de gimnasia artística.

En la reciente Vuelta a Colombia, de la que se pasó del inclemente calor, tras dar su banderazo inicial en Barranquilla, al excesivo frío en Antioquia, debido a la época invernal que se vive en la actualidad, 26 corredores se vieron obligados a retirarse de la competencia a causa de hipotermia durante la etapa cinco entre Yarumal y La Unión.

Fue un hecho nunca antes visto en una competencia de ciclismo del país y que llama al aprendizaje como a la reflexión, como lo expresó Héctor Manuel Castaño, director deportivo del Orgullo Paisa, elenco en el que se bajaron de la bicicleta por dicha situación Johan Colón, Frank Osorio y Juan Tito Rendón.

En plena carretera, en medio de la lluvia y sin parar de temblar a causa del frío que entró en sus cuerpos, los auxiliares de cada equipo socorrían a sus corredores tapándolos con plásticos, dándoles bebidas calientes y hasta abrazándolos para generarles calor. “El mundo está el revés: ya en la Costa hace frío y en Antioquia no hace calor, que cosa tan impresionante”, dice Castaño.

Y agrega que, sin duda, los deportistas, y en especial en el caso de los ciclistas, son unos valientes. “Si bien en la mayoría de ocasiones evidencian que tienen organismos fuertes para soportar continuos cambios de climas y otros obstáculos, también quedó claro, rumbo a La Unión, que son humanos, y que por mucha preparación que tengan y más o menos una ropa apropiada para correr, también sufren. Es que es inaudito que tanta gente se retire ese día por hipotermia, si eso pasó así es porque en realidad la cosa fue delicada”.

El dirigente recuerda que desde la salida de esa fracción en Yarumal hasta el Alto de Matasamos, la temperatura estaba a unos 6 grados, con el agravante de la intensa lluvia.

“Vea lo que sucede en el fútbol. Cuando se compite con mucho calor y humedad, los árbitros hacen una pausa para que los deportistas se hidraten”, comenta Castaño.

Advierte que lo que pasó en la Vuelta deja una gran enseñanza para todos, sobre todo a la Unión Ciclista Internacional para que a través de los comisarios de carrera dejen pasar a los carros que auxilian a los pedalistas. “Los reglamentos existen, pero también tiene que haber una coherencia según la situación del clima o de lo que sea pensando en el bienestar del deportista, debe existir una flexibilidad para no atentar contra la integridad física y de salud de la persona. Por seguridad esa etapa se hubiera podido neutralizar”, agregó Castaño, al añadir que, de seguir pedaleando, Colón tranquilamente hubiera podido sufrir un paro cardiaco.

“Me dicen que me quitaron la ropa, me cambiaron, pusieron cobijas, hasta me abrazaban para darme calor, yo no me acuerdo de nada... Cuando me estabilicé el dolor de cabeza era impresionante. Hubo mucho susto, además porque estaba respirando muy fuerte. Le doy gracias a Dios que no me pasó algo peor”, cuenta Colón, quien sí recuerda que durante la odisea que estaba viviendo ese día por el frío, le era incapaz de frenar la bicicleta.

Al irse de un lado hacia el otro, con riesgo de caer al asfalto, lo lograron neutralizar gracias a la reacción de su compañero Sebastián Castaño, quien desde la ventana del auto del Orgullo Paisa, se las arregló para cogerlo y detenerlo.

Casi cinco días después, y tras los permisos del personal médico de su elenco, volvió a entrenar con normalidad.

Lo acontecido en la Vuelta a Colombia, ganada por Fabio Duarte en Tunja, Boyacá, a una altura de 2.800 metros sobre el nivel del mar, hace recordar otros casos de deportistas que han estado en situaciones extremas, y que por la pasión que tienen por lo que hacen, sumado a su a responsabilidad, se esfuerzan para superar grandes retos.

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