Desde hace más de quince años, Rafael Nadal ha aprendido a cohabitar con un mal “crónico e incurable” en su pie izquierdo, pero con casi 36 años y con el dolor agudizándose mientras se acerca Roland Garros (22 mayo-5 junio), ¿hasta cuándo podrá aguantar?
En su tierra favorita, el español ganador de 21 torneos del Grand Slam (13 de ellos en París) afrontará el torneo parisino de la manera más precaria hasta ahora en su carrera de excepción: comenzó más tarde que nunca la temporada de arcilla (en mayo) como consecuencia de otra lesión (fractura de costillas en marzo), con solo cinco partidos disputados (tres victorias y dos derrotas) y sin ninguna final, algo inaudito (a excepción de 2020 por la pandemia) en un jugador que ha ganado 62 de sus 91 títulos en tierra batida.
“No me he lesionado. Soy un jugador que convive con una lesión. Nada nuevo”. Así de claro resumió la situación Nadal la semana pasada cuando volvió a ser traicionado por su pie izquierdo.
“El dolor es permanente. A veces más, a veces menos. Hoy ha sido una locura”, añadió tras perder en octavos de final del Masters 1000 de Roma frente al canadiense Denis Shapovalov (1-6, 7-5, 6-2), un partido en el que a partir del segundo set se le vio hacer muescas de dolor y cojear sensiblemente.
El balear sufre desde 2005 una osteonecrosis en un hueso del pie, el escafoides (se llama síndrome de Müller-Weiss). En una enfermedad degenerativa “crónica e incurable” como recordó el tenista en Madrid a comienzos de mayo.
“Vivo con montones de antiinflamatorios”
Ante los periodistas, Nadal suele evitar el tema, pero en Roma habló como pocas veces de su día a día con la enfermedad, incluso más allá del tenis.
“Juego para ser feliz, pero el dolor te quita la felicidad, no solamente ya para el tenis, sino para vivir”, admitió “Rafa”. “Mi problema es que hay muchos días que vivo con demasiado dolor”, dijo.
“Amo lo que hago, competir, me hace vivir momentos inolvidables, pero hay muchos días en los que no me siento feliz”, insistió.
“No quiero hacerme la víctima, solo trato de ser lo más claro posible: mañana (por el pasado viernes) me voy a levantar fatal. Vivo con montones de antiinflamatorios porque si no, no puedo entrenar, estoy cojo”, señaló.
“Me es difícil entrenar muchos días seguidos. Para ser competitivo al más alto nivel, hay que desplazarse bien y no puedo trabajar eso. A veces es difícil aceptar la situación”.