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Mercado del fútbol se globalizó hace 20 años

  • Mercado del fútbol se globalizó hace 20 años
  • David Beckham llegó en 2003 al Real Madrid luego de que pagara 25 millones de euros al Manchester United. Su presencia desató la locura en gira por Asia. FOTOS Getty

    David Beckham llegó en 2003 al Real Madrid luego de que pagara 25 millones de euros al Manchester United. Su presencia desató la locura en gira por Asia.

    FOTOS Getty

  • Mercado del fútbol se globalizó hace 20 años
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  • Mercado del fútbol se globalizó hace 20 años
28 de octubre de 2023
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Dejaron de ser solo futbolistas. Empezaron a parecer estrellas de la música, representantes de la cultura pop. Ya no solo los admiraban quienes llenaban las tribunas de los estadios. Ahora se veían filas de muchachas jóvenes, con afiches de sus rostros en mano, gritando sus nombres, pidiéndoles autógrafos, esperando con desespero para tomarse una foto con ellos.

Después de que lo lograban metían saltos pequeños, como cuando alguien tiene nervios, y se tapaban la boca de incredulidad. La emoción las superaba. Si no conseguían la toma anhelada se iban de la puerta de los hoteles en los que se hospedaban los jugadores en un silencio sufrido.

Los futbolistas empezaron a ser celebridades, a tener encima los flashes de las cámaras, a estar no solo en las portadas de los diarios deportivos, sino a ser la foto principal de las revistas de farándula; los protagonistas de comerciales de televisión, la cara de la publicidad de grandes marcas de tecnología, bebidas azucaradas, automóviles, entre otras.

También se convirtieron en iconos de moda. Empezaron a ser los modelos de marcas de ropa lujosas, a llevar joyas, aretes, cadenas de oro. Se volvieron referentes, personas que todos los aficionados querían imitar, el ser humano que cualquiera quería ser.

Por eso los jóvenes comenzaron a copiar sus cortes de cabello: que si un futbolista tenía el pelo largo, entonces yo me lo dejo crecer, que si se hace un par de líneas en la cabeza y las cejas, yo también me las marco, que si se pinta unos “rayitos” y sale con ellos al partido del domingo, también muchos aficionados hacen lo mismo en las calles la semana siguiente.

De repente, los futbolistas se convirtieron en el reflejo de una época, en los representantes de la posmodernidad, de la sociedad del espectáculo de nuestros días, del Siglo XXI, en hombres que hacen parte del mercado y que con su estilo de vida instan al consumismo.

El icono globalizador

“Nos volvimos globales gracias a un jugador”, aseguró el exfutbolista español Michel Salgado en uno de los capítulos de la serie documental Beckham, que hizo Netflix.

Lo dijo haciendo referencia a la locura que desató la presencia del inglés David Beckham en la gira que hizo el Real Madrid por Asia (Japón, Hong Kong y Malasia) en 2003, cuando “becks” se unió a los brasileños Ronaldo Nazario da Lima, Roberto Carlos, al francés Zinedine Zidane y al portugués Luis Figo, como el quinto “galáctico” del cuadro madrileño, entonces presidido por Florentino Pérez.

Hace 20 años el futbolista inglés y el cuadro español eran las dos marcas más grandes del fútbol mundial. Beckham tenía 28 años y varios millones de dólares en la cuenta bancaria. Estaba casado con Victoria Adams (aún es su esposa), una diseñadora de modas, modelo y cantante del grupo femenino Spice Girls, que fue uno de los más famosos del movimiento pop.

Tenían un par de hijos y eran una pareja espectáculo: todos los paparazzi se paraban afuera de su casa, estaban pendientes de lo que hacían, los perseguían hasta el colegio de sus hijos y polemizaban con cualquier cosa que los involucrara; los programas de televisión querían tenerlos juntos, los aficionados en los estadios les dedicaban canciones a ambos. Los Beckham eran el centro del mundo y David el gran protagonista, en parte por lo que hacía en la cancha, pero, sobre todo, por lo que su vida significaba afuera.

De niño tímido a estrella rebelde

Era un niño rubio, blanco, delgado, callado. No era buen estudiante, pero era disciplinado. Su papá, Ted Beckhah –un aficionado acérrimo del Manchester United– siempre soñó con que fuera futbolista. Por eso era intenso con el pequeño David: lo ponía a entrenar en casa y le hacía repetir ejercicios de control del balón buscando la perfección.

David alcanzó una técnica envidiable para pegarle al balón. Eso llamó la atención de sir Alex Ferguson, el mítico técnico que dirigió al Manchester United entre 1986 y 2013. Lo llevó a las divisiones menores, donde lo formó bajo sus principios de disciplina, de poner el fútbol primero, de manejar un bajo perfil. Luego lo acercó al primer equipo.

Debutó en 1992 y alternó el fútbol profesional con las inferiores. En el 95 se consolidó en el United. Se volvió un hombre importante en el planteamiento del técnico, un jugador destacado, pero seguía siendo un niño tímido, tranquilo, que pasaba desapercibido fuera de las canchas.

Pero le llegó la fama. El 17 de agosto de 1996 la vida de David cambió para siempre. Ese día hizo algo que parecía imposible, que ni Pelé, ni Maradona habían logrado: marcó un gol desde la mitad de la cancha en el partido entre su equipo y Wimbledon.

Entonces las cámaras se fijaron en él. Se volvió un icono del éxito juvenil. No solo por futbolista, sino por su apariencia dominante: atlético, rubio, de ojos claro, blanco. Firmó un contrato con Adidas por 50.000 libras y se volvió pionero: fue el primer “futbolista mercado”. El mismo día que le giraron el cheque de la marca deportiva, compró un BMW del valor que le habían consignado.

Luego vino el desenfreno. El fenómeno Beckham se volvió viral en un momento en el que no había redes sociales. Su fuerza aumentó cuando se supo que salía con Victoria. Lo empezaron a llamar el “Spice boy”. Parecía que todo lo que tocaba lo convertía en oro. Su nivel en el fútbol se mantuvo, aunque con baches como después del Mundial de 1998. La fama lo desbordó. Todo eso lo llevó al Real Madrid. Se convirtió en el primer icono del fútbol pop, brillante, costoso, millonario.

En Madrid no la pasó bien. Lo asedió la prensa. Su matrimonio entró en crisis. Los resultados deportivos no fueron los mejores. Empezó a ser suplente. Se cansó. Le llegó una oferta de la MLS en 2007 por 250 millones de dólares (entre pagos deportivos y compromisos comerciales), por cinco temporadas. Aceptó.

Siguió siendo referente del mercado. Sin embargo, el nivel de la Liga gringa era bajo. Volvió a Europa en 2008. Jugó en Milán. Lo criticaron. Volvió a Los Ángeles. En 2010 fue cedido a Italia para poder jugar el Mundial de Sudáfrica. Después regresó definitivamente a Estados Unidos. Terminó contrato en enero de 2013. Fue al PSG hasta julio. Se retiró. Han pasado 10 años desde ese momento y el efecto “beck” está más vivo que nunca en el balompié contemporáneo.

La messimanía en Miami

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Messi no solo es uno de los mejores futbolistas de la historia, también es una marca que mueve millones de billetes verdes. El futbolista, que tiene un contrato vitalicio con Adidas que firmó en 2017, también es el rostro de Pepsi, papas Margarita y es la imagen para incentivar el turismo en Dubái. Desde que llegó al Inter Miami el pasado mes de julio, sus ingresos extrafutbolísticos han aumentado: según Forbes este año ha recibido 70 millones de dólares por compromisos comerciales, entre los que estaría el dinero que recibe como porcentaje por los nuevos suscriptores de Apple TV (dueño de los derechos de transmisión de la MLS). Tras su llegada, el equipo de Florida anunció que hará en noviembre una gira por China.

El heredero de Becks

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A sus 37 años Cristiano Ronaldo es un referente futbolístico, un icono de la moda, un hombre que promueve un estilo de vida saludable que se centra en la ventajas de la buena alimentación, del ejercicio incesante, para conservarse de buena manera, como él. El portugués, que llegó al fútbol de Arabia en enero de este año, ha recibido 60 millones de dólares por contratos fuera de la cancha, de acuerdo con Forbes. Por su condición física, las polémicas que ha generado su forma de ser, que ha llevado a que lo señalen como arrogante, tener una pareja mediática, como Giorgina Rodríguez, y jugar siempre con el número siete, que llevó a construir su marca CR7. El luso es el heredero directo de Beckham.

Ney, una estrella urbana

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Fuera de la cancha parece un artista urbano: es delgado, está lleno de tatuajes, se pinta el cabello, viste con ropa ancha, se llena el cuello, las muñecas, los dedos de las manos con implementos de oro. También mantiene en fiestas, según ha dicho en varias oportunidades la prensa brasileña. Pero sobre todas las cosas Neymar es un futbolista talentoso que juega en Arabia (aunque está lesionado). Es el héroe de su país, el niño que salió de una favela, que cumplió el sueño y ahora es un icono mundial que tiene contratos de publicidad con marcas como Puma, Konami, Red Bull, por los que percibe ingresos por 32 millones de dólares en 2023, según Forbes y una marca que administra la empresa NR Sports, que es propiedad de su papá.

El talentoso disidente

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Es un delantero veloz, picante, que marca goles de todas las formas y tamaños. Tiene 24 años y sobre sus hombros está el peso de ser el próximo mejor jugador del mundo, el llamado a tomar el cetro que ostentaron casi 15 años Cristiano Ronaldo y Lionel Messi. Eso hace de Mbappé un deportista atractivo para las marcas. Muchas lo han buscado, pero su familia y él, que manejan sus derechos de imagen, se decantan solo por las que están en sintonía con sus valores. Nada de gaseosas o casas de apuestas. El francés solo tiene contratos de publicidad con Nike, las gafas Oakley, la de relojes Hublot y Electronic Arts, que realiza el videojuego Fifa. Por esos compromisos comerciales ha recibido 20 millones de dólares en 2023, según Forbes.

Los “no galácticos” que mueven el mercado

“Las grandes estrellas del fútbol son más que deportistas para los equipos, son líderes en el mercado, una referencia de comportamiento para los jóvenes, representantes de valores culturales, un elemento de globalización”, aseguró Alfredo Arceo en un artículo de la Revista Latinoamericana de Comunicación. Por eso futbolistas brillantes, talentosos, pero que aún no tienen el rótulo de “galáctico” como Erling Haaland y Mohamed Salah, también son apetecidos por las marcas. De acuerdo con Forbes, el egipcio ha recibido en 2023 18 millones de euros por compromisos comerciales, mientras que al noruego le han entrado 12.

450
millones de dólares es la fortuna que ha acumulado David Beckham, según la Revista Forbes.
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