En Barranquilla, Atlético Nacional encontró por fin aquello que durante doce partidos no había conocido con Diego Arias: la derrota. El 2-1 frente a Junior no solo puso fin a un invicto sólido —9 victorias, 2 empates y una caída— sino que abrió un capítulo distinto, menos cómodo y más humano, para un equipo que venía caminando sobre la alfombra impecable del triunfo.
El inicio del juego parecía escrito para prolongar la historia feliz del Verde. Nacional leyó el partido con inteligencia, administró los ritmos y, cuando el reloj apenas marcaba 11 minutos, construyó una jugada que recordó los mejores tiempos del fútbol fluido antioqueño. Uribe inició, Marlos Moreno aceleró y Alfredo Morelos, el Búfalo de siempre, festejó con un remate cruzado imposible de contener. Gol y ventaja. Gol número 30 con la camiseta verdolaga en 84 partidos, una cifra que confirma su gran presente.
Durante el primer tiempo, Nacional dominó. Control, pausa y asociación. Pero todo cambió al regresar del descanso. La ausencia de Willian Tesillo, Jorman Campuzano y Camilo Cándido —todos suspendidos por acumulación de amarillas— pasó de ser un dato a convertirse en una herida abierta. El mediocampo perdió músculo, la defensa perdió liderazgo, y el equipo, estructura.
Junior lo entendió y fue por todo. A los 54 minutos, Didier Moreno aprovechó un rebote y marcó el empate, levantando al Metropolitano y volteando el guión. Como si fuera poco, Diego Arias había decidido proteger a Alfredo Morelos, quien salió al descanso por una molestia leve. Su ausencia, sin embargo, pesó como un tonel en el ataque. Nacional perdió intimidación, perdió referencia, perdió aire.
Y lo que vino después fue el golpe final. Joel Canchimbo, en una jugada que mezcló insistencia y convicción, puso el 2-1 a los 66 minutos. Un mazazo. Un despertar abrupto. Nacional intentó recomponerse con los ingresos de Marino Hinestroza, Juan Manuel Rengifo y Andrés Román, buscando velocidad, desequilibrio, alguna chispa que permitiera un empate que significaba más que un punto: implicaba cerrar la fase todos contra todos en el segundo lugar y obtener el famoso “punto invisible”.
Pero no alcanzó. Ni la intención, ni los cambios, ni la memoria del buen primer tiempo. Junior supo cerrarlo, Nacional no encontró efectividad, y el pitazo final llegó como un recordatorio: nadie es invencible para siempre.
Al terminar la jornada, quedaron definidos los ocho que jugarán los cuadrangulares semifinales: Medellín, Tolima, Nacional, Bucaramanga, Junior, Fortaleza, Santa Fe y América. Los hinchas ya palpitan lo que viene; las ciudades se preparan para semanas de tensión, de sufrimiento y de gloria.
La derrota, sin embargo, no dejó un sabor amargo en el interior del club antioqueño. A veces perder también ilumina. A veces un tropiezo sirve para ajustar, afinar, corregir. Nacional llega a los cuadrangulares con la herida fresca, sí, pero también con la convicción de que el camino al título no se escribe con invictos eternos, sino con la capacidad de levantarse cuando el golpe duele.
Y en eso, este equipo de Diego Arias ha demostrado que sabe competir, sabe reaccionar y, sobre todo, invita a soñar.
Revive aquí el minuto a minuto de este partido:
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