Hugo Parra murió cuando el fútbol aficionado más lo necesitaba. A pesar de sus 78 años, este dirigente y líder deportivo del barrio Campo Valdés se había puesto al frente de la defensa del estadio Cincuentenario y su cancha auxiliar, escenarios donde forjó campeones para el deporte y la vida en su conocido Semillero Miranda.
El lunes 19 de abril su cuerpo no aguantó más los embates de la pandemia y su voz, grave y sonora, esa que tantas veces levantó para proteger a sus muchachos, se apagó.
Estaba planeando un encuentro con todos los dolientes del llamado Templo del Fútbol Antioqueño, que será demolido si se concreta el Arena Medellín, un centro de eventos que proyecta construir la alcaldía en ese sitio en una alianza público-privada, sin embargo, los toques de queda y las medidas para evitar contagios le impidieron llevar a efecto la convocatoria.
Los representantes de la comunidad del sector y de los ocho clubes que practican en esas instalaciones se quedaron esperando la fecha y hora que señalara Hugo. Pero les quedó el compromiso de seguir luchando por un espacio amado por los ídolos del balompié paisa.
“Hugo Parra, te nos fuiste, a última hora tuviste que aplazar la reunión en las afueras del estadio Cincuentenario de Medellín, para su defensa. Reunión que la sociedad del fútbol te cumpliremos. En paz descanses, guerrero”, señaló en Twitter el presidente de la Liga Antioqueña de Fútbol, John Bernardo Ochoa.
Durante el confinamiento, don Hugo no se quedó quieto y buscó reacciones de René Higuita, Víctor Aristizábal y Luis Carlos Perea, quienes hicieron una defensa del escenario. “Necesito contactarme también con Iván Ramiro Córdoba y otras figuras actuales y del pasado que más pueda para que nos ayuden a que este pulmón deportivo de la ciudad no termine bajo el cemento”, había dicho Parra, forjador de Aquivaldo Mosquera, Óscar Londoño y otros profesionales del balón.