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En ocho partidos, Diego Arias rompió tres rachas negativas que atormentaban a Nacional

En un corto periodo de tiempo, el técnico verde mantiene el invicto y rompió tres rachas que parecían imposibles de superar para otros entrenadores.

  • El técnico Diego Arias durante el clásico frente al Medellín. FOTO CAMILO SUÁREZ
    El técnico Diego Arias durante el clásico frente al Medellín. FOTO CAMILO SUÁREZ
hace 3 horas
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Hay momentos en el fútbol en los que las estadísticas dejan de ser frías y se convierten en testimonios de transformación. Desde que Diego Arias tomó las riendas de Atlético Nacional, el equipo parece haber encontrado ese aire fresco que tanto necesitaba. Sin promesas rimbombantes ni discursos de laboratorio, el técnico antioqueño ha devuelto al club su identidad competitiva, su mística y, sobre todo, su fe. Ocho partidos después, el Verde no conoce la derrota: seis victorias, dos empates, y tres rachas negativas quebradas.

El primer golpe de autoridad llegó el 21 de septiembre, cuando Nacional venció 1-2 al Unión Magdalena en Santa Marta. No era un triunfo cualquiera: pasaron 21 años desde la última vez que el club había logrado ganar en esa plaza —aquel 14 de abril de 2004 parecía un recuerdo perdido entre tantas frustraciones—. Arias lo hizo posible. No con suerte, sino con trabajo, con un equipo que se reconoce en su forma de jugar, que se entrega y entiende el valor de cada detalle.

Seis días después, el 27 de septiembre, el Atanasio Girardot volvió a celebrar con intensidad frente a un rival especial: Millonarios. El marcador, 2-0, devolvió la sonrisa a una hinchada que llevaba ocho años esperando vencer al conjunto azul en su propia casa. Desde el 16 de septiembre de 2017, Nacional no lograba hacerlo. Arias no solo lo consiguió, sino que su equipo dominó el juego con autoridad, mostrando una solidez táctica y una confianza que parecían olvidadas.

Y como si la historia quisiera premiar la fe, el clásico paisa trajo una noche inolvidable. Nacional goleó 5-2 al Independiente Medellín, rompiendo una sequía de nueve clásicos sin victoria. Pasaron dos años de frustraciones, empates agónicos y derrotas dolorosas, hasta que Arias devolvió al Verde el orgullo de imponerse en el duelo más apasionante del fútbol antioqueño. El Atanasio fue una fiesta, y la hinchada reconoció en su técnico a un hombre sereno, que no grita, pero que transforma.

Detrás de esos resultados no hay azar, ni coincidencias. Hay trabajo, análisis y una idea de juego clara que el plantel ha adoptado con entusiasmo. La salida del argentino Javier Gandolfi había dejado un vacío y cierta incertidumbre, pero Arias, con su carácter tranquilo y su conocimiento profundo del club, supo recomponer el rumbo. “Hay un trabajo de mucho tiempo y de muchos profesionales para poder analizar a cada rival. Tenemos a disposición antes de cada juego 4 o 5 partidos del equipo que enfrentamos. Hay un equipo de análisis grande y partido tras partido intentamos reunir información, trabajar mucho para sintetizarla y dársela a los jugadores. Así les entregamos herramientas útiles para el partido y llegamos con un plan, no a experimentar durante el juego”, explicó Arias tras la goleada en el clásico.

Esa frase resume su filosofía: la preparación como base del éxito. Nada se deja al azar. Cada partido es estudiado, cada movimiento es pensado. El resultado es un equipo equilibrado, con un mediocampo funcional y una defensa que, más allá de los errores puntuales, luce más organizada. Además, el grupo ha recuperado la alegría: se ve un Nacional más solidario, más intenso y con la determinación de volver a ser protagonista.

Por ahora, el futuro de Diego Arias está pactado hasta diciembre, cuando terminen la Liga BetPlay-2 y la Copa BetPlay. Pero los resultados han abierto una puerta que parecía cerrada: si logra ganar alguno de los dos títulos —o ambos—, su continuidad sería casi inevitable. Y no sería descabellado pensar en que, con él al mando, Nacional pueda soñar nuevamente con la Copa Libertadores, una competición que no conquista desde 2016, cuando precisamente Arias formaba parte del plantel campeón como jugador. El destino parece ofrecerle una nueva oportunidad, ahora desde la línea técnica, para dejar su nombre grabado en la historia del club.

El próximo reto será en Villavicencio, frente a Llaneros, este jueves a las 8:20 p.m.. Con la clasificación asegurada, Arias podrá rotar, ajustar y seguir afinando su idea, pero sin renunciar a la convicción que lo ha traído hasta aquí. Porque si algo ha demostrado este Nacional es que, bajo su mando, no hay partidos intrascendentes ni rivales pequeños.

En apenas unas semanas, Diego Arias ha logrado lo que muchos técnicos de renombre no pudieron: devolverle a Nacional su esencia. Los hinchas ya lo sienten como un amuleto, pero él prefiere hablar de trabajo. Y quizá ahí radique la verdadera magia: en la disciplina, en la planificación, en ese deseo constante de mejorar.

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