Cuando Camilo Cándido arribó a Atlético Nacional en este semestre, la comparación con Álvaro Angulo fue inevitable. El lateral colombiano había sido pieza clave en el equipo de Efraín Juárez, que logró el título de Liga y de la Copa Colombia. Las sombras del pasado reciente y el listón alto que dejó Angulo hicieron que las miradas críticas recayeran de inmediato sobre el defensor uruguayo.
Los primeros partidos de Cándido fueron un desafío. La hinchada verdolaga, reconocida por su alta exigencia, no tuvo reparos en juzgarlo con rapidez. Las críticas y los silbidos no tardaron en aparecer, pues el aficionado espera resultados inmediatos, sin margen para el tiempo de adaptación. Sin embargo, el charrúa no se dejó afectar por las reacciones adversas y optó por responder con trabajo y entrega.
Bajo la dirección técnica de Javier Gandolfi, Cándido ha encontrado la continuidad necesaria para evolucionar y demostrar sus condiciones. Partido a partido, ha crecido en confianza y rendimiento, convirtiéndose en un bastión por el lateral izquierdo. Su velocidad, su capacidad para proyectarse en ataque y sus centros peligrosos han empezado a marcar diferencia. A la par, su desempeño en defensa también ha mostrado una mejora notable.
Hoy, los silbidos han dado paso a los aplausos. Poco a poco, el uruguayo ha ido conquistando a la tribuna, convirtiéndose en un referente en la plantilla. Carga con el peso de ser el único extranjero en el equipo, una condición que implica una responsabilidad mayor, pero lejos de intimidarse, ha sabido asumir el desafío con personalidad y compromiso.
Un guerrero dentro y fuera de la cancha
Pero no todo ha sido fácil para Camilo Cándido. En 2022, su vida dio un giro inesperado con la llegada de su hija Luna. Lo que debería haber sido el momento más feliz de su vida, también se convirtió en el más difícil. Su esposa Silvana y la pequeña Luna enfrentaron problemas de salud que pusieron a prueba su fortaleza emocional.
“Pasé por un momento muy complicado. Gracias a Dios eso me hizo más fuerte. Creo que los familiares de los jugadores pasan muchísimas cosas, nos tienen lejos mucho tiempo y tienen que bancar todo solos”, confesó en una entrevista.
Hoy, con ese capítulo superado, Cándido disfruta de su hija y su familia con una gratitud renovada. Cada instante con ellos es un tesoro y un recordatorio de que, al igual que en el fútbol, en la vida hay que luchar hasta el final.
La garra charrúa que conquista Medellín
En la cancha, el uruguayo ha sabido imprimir la conocida “garra charrúa”, esa que lo ha caracterizado desde sus inicios. Su crecimiento en Nacional ha sido evidente y cada vez son más los hinchas que empiezan a valorar su presencia en el equipo. La ausencia de Álvaro Angulo ya no pesa tanto, porque Cándido se ha encargado de demostrar que tiene la calidad y la entrega necesarias para ocupar el carril izquierdo.
Su exentrenador en Nacional de Uruguay, Pablo Repetto, quien también tuvo un paso fugaz por el banquillo de Atlético Nacional, lo conoce bien y no duda en elogiarlo: “Es un jugador maduro que ha jugado en un cuadro grande de Uruguay. Fuimos campeones con él de lateral izquierdo y, tras su experiencia en Bahía y Cruz Azul, me imagino su crecimiento. Es un excelente profesional también”.
Un camino de esfuerzo y crecimiento
Nacido hace 29 años en Montevideo, Camilo Cándido inició su camino en el babyfútbol del club Ciclista Fénix, donde comenzó a dar sus primeras muestras de talento. Su recorrido lo llevó por River Plate de Uruguay y más tarde por Rampla Juniors, club en el que desarrolló una gran polivalencia al desempeñarse en diversas posiciones del campo.
A nivel profesional, su carrera lo ha llevado a vestir camisetas en diferentes países. En Argentina jugó para San Martín de San Juan, mientras que en su natal Uruguay destacó con Liverpool y Nacional, donde logró levantar títulos y proyectarse a nivel internacional. Posteriormente, su carrera continuó en el Bahía de Brasil y el Cruz Azul de México, experiencias que contribuyeron a su crecimiento tanto personal como futbolístico.
Hoy, con la camiseta verdolaga, Cándido sigue escribiendo su historia. Con esfuerzo, disciplina y entrega, ha logrado ganarse el respeto de la hinchada y el reconocimiento de sus compañeros. En cada partido demuestra que está a la altura del desafío y que su garra, lejos de apagarse, está más viva que nunca.
Si sigue por este camino, el uruguayo podrá consolidarse como uno de los jugadores más importantes del equipo. Su historia es una muestra de que el esfuerzo y la perseverancia siempre dan frutos. Y en Medellín, ya no hay dudas: Camilo Cándido ha llegado para quedarse.
