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“Le di todo al fútbol y él me lo dio todo a mí”

Con esta frase Paula Botero resume los 25 años de carrera que deja en este deporte tras anunciar su retiro.

  • En la Liga Femenina, Paula Botero jugó para equipos como Cúcuta Deportivo, Envigado y Medellín-Formas Íntimas, este último con el que fue subcampeona el año pasado. FOTO Edwin Bustamante
    En la Liga Femenina, Paula Botero jugó para equipos como Cúcuta Deportivo, Envigado y Medellín-Formas Íntimas, este último con el que fue subcampeona el año pasado. FOTO Edwin Bustamante
04 de mayo de 2020
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La incertidumbre constante que tiene el fútbol femenino en el país obligó a la antioqueña Paula Botero Callejas a dar un paso al costado y renunciar a una de sus grandes pasiones: el balón.

A comienzos de este año, y tras haber logrado el subtítulo con Medellín-Formas Íntimas en la Liga Femenina 2019, la jugadora decidió ponerle fin a una carrera de casi 25 años para dedicarse de lleno a su profesión, en la que seguirá vinculada al deporte, pero desde otro rol.

En diálogo con EL COLOMBIANO, la paisa de 33 años y campeona del mundo en 2013 con la Selección Colombia de fútbol de salón, modalidad que alternó con el fútbol, habla de su trayectoria, cuenta más detalles de su decisión y qué proyectos está llevando a cabo tras su retiro.

¿Cuándo y por qué decide ponerle fin a su carrera?

“Yo ya venía pensando el tema hace dos años y en octubre, cuando estábamos disputando la Copa Libertadores, comencé a pensarlo con más seriedad porque a pesar de que nos fue muy bien, fue un año difícil. Solo tuvimos cuatro meses de contrato entonces decidí que ya era justo, no quería seguir jugando y ya era hora de centrarme en mis proyectos personales. Ya le había dado mucho al fútbol y el fútbol ya me había dado lo que tenía que darme”.

¿Cuánto le brindó al balompié y este cuánto le brindó a usted?

“El fútbol me dio la oportunidad de vivir por fuera, de conocer personas que hoy en día son mis amigos. Pude formarme profesionalmente, viajé y amplié mis horizontes, viví muchas experiencias que seguramente sin él no habrían sido posibles. Y yo al fútbol le regalé mi tiempo, que es lo más valioso que uno tiene. Le di mi dedicación, mi esfuerzo porque aunque hubo momentos desafortunados persistí porque era mi pasión. Hubo reciprocidad y creo que todo está saldado entre nosotros”.

¿Cuáles fueron esos momentos desafortunados que marcaron su camino?

“Después de una preselección Colombia para el Mundial de Alemania en 2011 hubo algo que me desilusionó bastante. A pesar de que somos tan apasionados a esto, el fútbol es un negocio. Tenía la opción de irme a jugar fútsal a España y le dije al entrenador: ‘dígame si tengo oportunidad de ir al Mundial y si no me voy’. Me dijo que no. Fue injusto porque había jugadoras lesionadas y estaban más fijas que yo que estaba en mi 100%. En esa época me alejé del fútbol, y el fútsal y el fútbol de salón se convirtieron en mi prioridad”.

¿Cómo fue ese paso por estas dos modalidades?

“En realidad me fue mucho mejor. Gracias a ellas tuve el chance de jugar en Brasil en dos ocasiones, en la Universidad UNESC, en la que me gané una beca para estudiar Fisioterapia, y luego en el club ADTB de Telêmaco Borba. Cuando estuve en España jugué en el Valladolid fútbol sala. Fui campeona de fútbol de salón con la Selección Colombia en el Mundial de Barrancabermeja en 2013; y logré varios títulos y subtítulos suramericanos”.

Cuando decidió retirarse, ¿alguien intentó persuadirla para cambiar de idea?

“Una amiga muy cercana que también fue futbolista me dijo que no lo hiciera, que todavía me quedaba mucho por dar y que después me iba arrepentir. Cuando hablé con Liliana Zapata, la presidenta de Formas Íntimas, también me dijo que no tomara esa decisión tan rápido y que en el equipo iba a tener las puertas abiertas, pero yo, la verdad, estoy tranquila con lo que decidí”.

¿Cómo fue culminar su carrera en el equipo del que es hincha?

“Fue un sueño cumplido. Siempre he sido hincha del DIM, iba al estadio y soñaba con ponerme la camiseta de mi equipo y jugar en el Atanasio. Fue muy bacano que la barra fuera a los partidos y nos alentara como lo hacen con los hombres y que mi familia y mis amigos me acompañaran, eso no lo cambio por nada. La final con América tuvo un marco increíble, fue muy especial. Pero después uno vuelve a la realidad y ahí es cuando te das cuenta que esos momentos de alegría son solo más que eso, momentos, y muy efímeros”.

¿Qué es lo que más extraña?

“El ambiente de los entrenamientos con las compañeras era súper chévere. La emoción de jugar, sentir el apoyo de la gente, como el año pasado que nos respaldaron un montón. A mi familia seguramente también le va a hacer falta que yo juegue fútbol porque el plan siempre era ir a verme. Con el tiempo encontraré otras cosas que me hagan feliz como lo hizo el fútbol”.

¿Qué cosas la están haciendo feliz ahora?

“Enseñar. Llevo muchos años trabajando con el tema formativo de niños y niñas y en este momento estoy de tiempo completo. Trabajo en el Columbus School y en la Universidad Eafit, es algo que siempre me ha apasionado y que ahorita se convirtió en mi profesión. Espero seguir haciéndolo porque me llena mucho”.

¿Siempre le ha gustado el fútbol formativo?

“Sí, mucho, pero más por el trabajo con los niños, me llena mucho y creo que les puedo dar las herramientas para que tengan unas buenas bases”.

¿Cuál es su ideal para el fútbol femenino en el país?

“Lo que siempre se ha pedido. Que la Federación y la Dimayor hagan un torneo que dure mínimo 10 meses para que todas las futbolistas encuentren una estabilidad como profesionales. Ojalá empiecen a apoyar el fútbol femenino de una forma más seria. Acá hay mucho talento y no se puede desaprovechar” .

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