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Con problemas físicos, Emiliana Arango perdió la final en Guadalajara, pero destronó a Camila Osorio como la número uno del país

La antioqueña luchó contra problemas estomacales, mareos y deshidratación en la final del Abierto de Guadalajara, y aunque no pudo levantar el título, se convirtió en la nueva número uno del tenis colombiano.

  • Emiliana Arango tuvo problemas físicos que la afectaron en la final, pero tendrá un gran ascenso en el ranking WTA. FOTO FEDECOLTENIS
    Emiliana Arango tuvo problemas físicos que la afectaron en la final, pero tendrá un gran ascenso en el ranking WTA. FOTO FEDECOLTENIS
hace 2 horas
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En el corazón de Guadalajara, donde el tenis femenino vivió una semana vibrante, la tenista colombiana Emiliana Arango protagonizó una de esas historias que mezclan dolor, valentía y gloria a medias. Aunque no pudo alzar el trofeo del Abierto de Guadalajara, la antioqueña dejó sobre la cancha mucho más que talento: dejó un ejemplo de resistencia, coraje y amor propio que conmovió a quienes presenciaron la final.

Su rival, la joven estadounidense Iva Jovic, de apenas 17 años, se quedó con el título tras imponerse por 6-4 y 6-1 en un duelo que, más allá de lo deportivo, estuvo marcado por el estado físico de Arango. Desde los primeros intercambios de golpes, se notaba que algo no estaba bien en ella. Su rostro pálido, las pausas tras cada punto y la forma en que se ponía de cuclillas con un semblante mareado hablaban de un cuerpo que no respondía. La deshidratación y los problemas estomacales fueron enemigos invisibles que la acompañaron desde el inicio, pero no por eso se rindió.

Cada punto fue un suplicio y, a la vez, una demostración de carácter. La colombiana eligió seguir adelante, desafiando el dolor, en un acto de valentía que arrancó la admiración de los aficionados presentes. La grada, con angustia, la observaba debatirse entre la fragilidad de su físico y la grandeza de su espíritu. Aunque la batalla terminó en derrota, Arango salió del estadio con la certeza de haber conquistado algo mucho más profundo que un título: el respeto y el reconocimiento.

Una derrota que sabe a victoria

La final perdida no empaña lo conseguido. Al contrario, representa un punto de quiebre en su carrera. Gracias a sus actuaciones en Guadalajara, Emiliana se convertirá oficialmente en la mejor raqueta de Colombia, un honor que durante más de seis años había pertenecido a María Camila Osorio. El próximo ranking de la WTA certificará el cambio: Arango sumará 325 unidades y ascenderá, como mínimo, hasta el puesto 53 del mundo, destronando a Osorio, que caerá hasta la casilla 85.

El subcampeonato, además, le entregó un premio económico de 101 mil dólares, un impulso importante en su camino hacia la élite y un símbolo de que el sacrificio tiene recompensa.

México, tierra fértil para Emiliana

El territorio mexicano se ha convertido en escenario recurrente de las gestas de Arango. Este 2025 ya había saboreado las mieles de la victoria en febrero, cuando conquistó el Abierto de Cancún. Un mes después, alcanzó otra final en el Mérida Open, donde fue superada por la estadounidense Emma Navarro. Y ahora, en Guadalajara, volvió a tocar la puerta de la gloria, aunque el trofeo terminó en manos de la promesa Iva Jovic.

Tres finales en un mismo país este año: esa estadística por sí sola muestra el crecimiento y la regularidad de una jugadora que está dejando atrás las dudas para instalarse entre las protagonistas del circuito.

El nuevo rostro del tenis colombiano

Para Colombia, la transición es clara. Desde 2019, María Camila Osorio había sido el estandarte indiscutible del tenis femenino. Ahora, el testigo lo toma Emiliana Arango, quien con apenas 24 años empieza a escribir su propio capítulo como líder del país en el ranking mundial. Su historia, marcada por lesiones en etapas anteriores y un camino de aprendizaje más lento, se transforma en un relato de resiliencia y perseverancia.

En Guadalajara, aunque el título se le escapó entre los dedos, Arango mostró que está lista para competir de tú a tú con las mejores del planeta. Su tenis ha madurado, su mente se ha fortalecido y su cuerpo, a pesar de las adversidades de la final, ha demostrado ser capaz de soportar cargas extremas.

La derrota ante Jovic no es un final, sino un inicio. La estadounidense se lleva un recuerdo inolvidable: su primer título WTA a los 17 años, un punto de partida para lo que promete ser una carrera brillante. Pero Emiliana, a sus 24, tiene un horizonte aún más claro: consolidarse entre las mejores 50 del mundo, disputar los grandes torneos y llevar la bandera colombiana a nuevas alturas.

Guadalajara fue un capítulo doloroso, pero también glorioso. Porque más allá del marcador, la imagen que quedará grabada es la de una mujer luchando contra su cuerpo, resistiendo con dignidad y dejando en claro que el verdadero triunfo no siempre se mide en trofeos, sino en la capacidad de levantarse, pelear y seguir soñando.

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