Luego de 40 años en la Federación Colombiana de Ciclismo en las funciones de gerente, vicepresidente y presidente, el antioqueño Jorge Ovidio González decidió dar un paso al costado. Le restaban dos años para que acabara su mandato al frente de la entidad. “Fui capaz de irme dejando el poder, el éxito y el ego para pensar en mí”, expresó el dirigente en charla con EL COLOMBIANO.
¿Por qué dice que se va feliz al dejar su cargo?
“Por la tarea histórica e incomparable que se logró. Se consiguieron seis medallas olímpicas, salieron campeones mundiales en todas las categorías, se trajo el ciclomontañismo y bicicrós al país, así como el Tour Colombia. Tuvimos las selecciones, en todas las modalidades, con los mejores estándares. Y, por supuesto, dejamos una Federación, administrativamente, en los niveles más altos; eso es lo que me genera tranquilidad”.
¿Cree que al consolidar procesos es cuando se ven buenos resultados?
“Es odioso que las personas duren tanto tiempo en un puesto, lo que pasa es que yo no duré en un sola función. Primero fui miembro de la Liga de Ciclismo de Antioquia, después presidente de la Comisión de mountain bike, luego entré a la Federación como primer vicepresidente, llegaron las gerencias y por último presidente. Un dirigente puede estar toda la vida, mas no en un solo cargo”.
¿Qué encontró y que dejó en esta institución?
“Cuando llegué había una Federación bajo tierra, sin credibilidad, demandada, con una deuda millonaria. Se debían, hace 22 años, 600 millones de pesos a los bancos, proveedores... Con cerca de cuatro meses de parafiscales vencidos, los sueldos de los empleados atrasados. Ahora se ve la transformación de nuestro pedalismo que debe seguir; dejo una Federación realizada. En términos técnicos, ahí están los títulos, medallas y récords. En cuanto a lo administrativo, es una institución respetada y reconocida aquí y en el mundo; y en lo financiero, jamás se falló en ningún compromiso. No se le debe un peso a nadie, se deja una empresa económicamente estable, con unos clientes que le inyectan más de $2.000 millones anuales, como Postobón, Suárez, GW Shimano, Sura, entre otros”.
¿Qué fue lo que más le dolió en su administración?
“Muchas veces la ingratitud. La mezquindad de no reconocer una labor tan grande y con tan semejante éxito”.
¿Las críticas de algunos contradictores suyos aceleraron su salida?
“¿Pues cómo?, las críticas no duelen. Un dirigente que no entienda que la gente tiene derecho a opinar está en la olla. En esta función de lucha en una federación, con tantas modalidades olímpicas, el trabajo es infernal. Además, cuando tenés 40 eventos al año y debés responder por certámenes que se vuelven la imagen del país, el trabajo es de 20 horas diarias y en algún momento el organismo te lo cobra. Salgo con una edad de jubilación, mi retiro se debe a un tema de salud”.
¿Tampoco tuvieron que ver los casos de dopaje en el pedalismo nacional en los últimos meses?
“No, eso no me dañó el sueño. Todo junto suele ser una carga pesada para un dirigente que trabaja por el éxito. Antes quedo tranquilo porque se luchó para combatir ese flagelo”.
¿Qué les dice a esas personas que en redes sociales manifestaron que la Federación ocultó positivos por dopaje?
“Que son dañinos, personas oportunistas, porque la Federación no puede esconder el dopaje. Ella no es la que opera en ese tema, es Coldeportes Nacional la que está a cargo de este sistema. Nosotros no tenemos que ver en nada en muestras, lo único que hacemos es que cuando Coldeportes nos dice que hay un dopado, lo castigamos, implacablemente, con años. No hay un solo caso que se haya colado”.
¿Cuál es su tranquilidad tras la labor en una institución en la que hay tantos intereses?
“Que por donde voy es más la gente buena que admira lo realizado. Dejo amigos no solo en Medellín y Antioquia, también en Bogotá, el Valle, Boyacá... Es increíble el cariño que me expresan, ese es mi pago, que la gente reconozca lo bueno que se ha hecho por el ciclismo colombiano”.
Ahora qué sigue...
“Quiero disfrutar de mis cinco hijos, de mi esposa, darles más tiempo, el que no les pude entregar en 40 años. Corrí por muchas personas, demasiados ciclistas, dirigentes y ligas, pero nunca lo hice conmigo. Cuando me enfermé me di cuenta de que era la hora de renunciar” .