Es tanta la alegría que Sergio Higuita siente al estar de nuevo en carretera, que ni el extraño invierno que azota por estos días de junio ni el mordisco del perro pit bull que se le abalanzó mientras entrenaba por Santa Elena, han frenado su andar.
Con la simpatía y humildad que lo caracterizan, y una ilusión que comienza en el brillo de sus grandes ojos, el antioqueño expresa que pedalear, luego del tiempo de aislamiento como prevención a la covid 19, no solo lo hace sentir libre, también le permite seguir soñando con mejores resultados, así como los que venía logrando a comienzos de temporada y que tenían con la boca abierta a los amantes de este deporte.
El ganador este año del Nacional de ruta en Boyacá, del Tour Colombia en Bogotá y tercero en la París-Niza y quien empezó a forjar su carrera como ciclista por las empinadas calles del barrio Castilla, donde se levantó, dice que sus esfuerzos, entre ellos privarse de estar con sus seres queridos, tienen varios motivos: conquistar sus sueños, y tras ellos, dejar en alto el nombre del país y ser fuente de inspiración para niños y jóvenes que ven en el deporte una puerta para salir adelante.
Higuita, “René”, o el “Monster”, como lo apodan de cariño, comenta que en la presente campaña cumplirá uno de sus anhelos: estar en el Tour de Francia, pero ahora que lo ve más cerca agrega que no solo quiere ir a participar. Ser protagonista y ayudar a su líder, Rigoberto Urán, en el equipo estadounidense EF Pro Cycling, serán sus prioridades. EL COLOMBIANO habló con esta nueva joya del ciclismo mundial.
¿Qué siente al saber que en su elenco ya depositan la confianza en usted y en tan solo un año de estar allí?
“Es algo grato. Toda la vida me he esforzado para ser líder de un buen equipo, y que se me dé esta oportunidad me da a entender que voy en buena progresión, me llena de mayor confianza. Todo ello es un aprendizaje para ponerlo en práctica en otras carreras, aunque soy consciente de que debo trabajar más duro porque la responsabilidad en un grupo como este es demasiado grande”.
Se llevó un buen susto al ser mordido por un perro...
“Sí hombe, salía de la casa de aquí en Santa Elena y me mordió ese marica en la pierna (risas). Son tantas las ganas de entrenar que incluso terminé de rodar normalmente. Lo que pasa es que no quiero perder más tiempo tras la pasada cuarentena, eso sí, cuando retorné me hice la curación. Ese pit bull ya lleva varios ataques a otras personas, entonces fui donde el dueño para que lo amarrara y tuviera más cuidado, porque un animal tan agresivo pone en riesgo la integridad de la comunidad”.
¿Hay también susto saber que a sus 23 años estará en un Tour de Francia?
“Huy, es un privilegio que no lo tiene cualquiera, pues todo corredor desea estar allí, pero me estoy empeñando mucho para representar bien a Colombia, y más porque luciré la camiseta de campeón nacional. Apoyar a Rigoberto de cara a la clasificación general es otra de mis tareas”.
¿Por qué se ve ahora que corredores tan jóvenes están logrando una madurez deportiva tan rápido?
“Debido al trabajo tecnológico. En el pasado no se tenía la oportunidad de ver los valores físicos de un corredor. Por ejemplo, cuando Rigo llegó al WorldTour (hace 14 años) se analizaba el pulso, y este no era fiable para trabajar; en cambio ahora, con actividades específicas como potencia, uno ya sabe si está bien o mal. Eso marca diferencia del antes de los jóvenes y el ahora de ellos. Si se pone a una persona a andar con los vatios -medida de potencia que refleja la fuerza que aplica el ciclista para mover su bicicleta- que son, le va a ir mejor. El cambio de mentalidad también ha sido determinante”.
¿A qué se refiere
con eso último?
“Antes había respeto por los veteranos, en el sentido de que ellos eran capos y debían ir adelante y los jóvenes no podían atacar. Ya hay más libertad, no se les tiene miedo, y ellos hasta te admiran si respetas su integridad”.
¿Ha recibido algún regaño de algún ilustre corredor?
“Al contrario, me han elogiado. Uno de ellos, Alejandro Valverde. En el pelotón se me acercó a decirme que mis condiciones eran parecidas a las de él, y me aconsejó que siguiera con la misma disciplina. En ese momento, Alejandro era campeón mundial, y que alguien como él se te acerque y te diga eso, y más cuando aún yo no había logrado grandes cosas, me motivó demasiado”.
Además de triunfos, ¿qué lo anima a usted?
“Evidenciar que los colombianos somos entrega, berraquera. Con gratos resultados, en el exterior reconocen más a nuestra gente por su talento, y el ciclismo es una buena vitrina para ello, para borrar la historia oscura de nuestro país”.
¿Cuál fue su secreto para llegar rápido al WorldTour?
“El trabajo duro, los esfuerzos que he tenido que hacer y el amor que siento por la bici”.
¿Qué fue lo más duro y lo mejor en la cuarentena que acaba de pasar?
“Estar lejos de los seres queridos; y lo más bonito, la unión que se ha visto por los seres más necesitados del país”.
¿Qué ha sido lo más complicado de soportar para llegar al punto en el que se encuentra?
“No estar con la familia. Por ejemplo, cuando llegué de Europa no pude compartir casi con ninguno de mis allegados. No lo veo como un sacrificio sino como una motivación para lograr lo que deseo. Como se espera que se reanude la temporada, no se puede descuidar detalle en el entrenamiento”.
¿Para usted qué puede ser lo más doloroso en la vida?
“La pérdida de un ser querido”.
¿Qué no va con su pensamiento?
“El irrespeto y las injusticias. Me duele mucho esto y más cuando no se puede hacer nada, como, por ejemplo, la muerte injusta del afroamericano George Floyd a manos de un policía”.
¿Qué lo llena de felicidad?
“Lograr lo que me propongo?
¿Algún temor?
“Accidentarme y no volver a montar en bicicleta”.
¿Y el apodo “Monster”?
“Así me bautizó el manager del equipo, Jonathan Vaughters. Decía que era como el Monstruo de Gila, pequeño pero peligroso. A este, los animales grandes le temen y respetan porque es venenoso y no se lo pueden comer. En el tema del ciclismo, aunque me ven flaquito y pequeño, en las carreras soy agresivo, me gusta mostrarme”.
¿Y, por qué “René”?
“Ese me lo puso el profesor Fernando Saldarriaga, uno mis grandes técnicos en mis inicios. Lo hizo por el exarquero que lleva el mismo apellido mío y también salió del barrio Castilla”.
¿Ya hay menos miedo en cuanto al tema de la covid?
“Sí, porque en Europa la situación ya ha mejorado bastante, la gente ha ido retomando la vida y esperemos siga así para que el mundo vuelva a la normalidad”.
¿Qué metas se traza ahora?
“Son bastantes, deportivamente quiero ser campeón del mundo, olímpico y lograr podio en una grande. La verdad quiero que mi nombre sea recordado por siempre”.
¿Qué les dice a los jóvenes que aspiran escalar alto?
“Mire, yo fui un niño normal, jugaba fútbol y tin tin corre-corre en la calle. Lo importante es que si se meten algo en la cabeza, que se esfuercen, porque a pesar de las dificultades, todo se puede cumplir. Si lo hice yo, cualquiera lo puede, sea la profesión que sea” .