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“Nos toca convivir hoy con los grandes momentos del ciclismo de Colombia”: Perico Delgado

Pedro “Perico” Delgado, campeón del Tour en 1988 y dos vueltas a España, habló con EL COLOMBIANO.

  • Pedro Delgado es hoy comentarista de ciclismo en la televisión española. FOTO Juan Antonio Sánchez
    Pedro Delgado es hoy comentarista de ciclismo en la televisión española. FOTO Juan Antonio Sánchez
30 de agosto de 2020
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Al español Pedro “Perico” Delgado le es difícil ver en la actualidad a un corredor que se asemeje a alguno de su época, sencillamente, como expresa, porque el ciclismo ya no es el mismo.

Sin embargo, elogia a Egan Bernal, de quien asegura, si él tuviera la oportunidad de dirigir un equipo, no dudaría en ficharlo. “Es un artista, el que puede dominar la función”.

Delgado, ganador de un Tour de Francia (1988) y dos vueltas a España (1985-1989), no duda que entre Bernal, actual campeón, y el esloveno Primoz Roglic (Jumbo-Visma) se librará una bonita batalla por el título de la ronda francesa, pero guarda la esperanza de que alguno de sus compatriotas pueda acompañarlos en el podio.

EL COLOMBIANO dialogó con esta figura del deporte universal.

Alejado ya de la competencia, pero siguiendo de cerca el devenir del deporte, ¿qué extraña del ciclismo del pasado, de la vivencia de él?

“La espontaneidad del ciclista, creo que es más genuino un corredor sin recibir continuamente instrucciones del orientador, hace falta que sea más natural todo. Lo que no me gusta ahora es la interacción del director con el corredor por medio del pinganillo -auricular con el que ambos se comunican en plena carrera-”.

¿Considera ha perdido esencia?

“El ciclismo, como todos los deportes, evolucionan con el tiempo. Pero sí creo que esa facultad que tiene el director de participar le quita mucha magia y épica. Antes era un chófer. Me encanta más que sea el corredor quien interprete la carrera”.

¿Este deporte era más duro antes o lo es ahora?

“La dureza ha ido cambiando. En mi época las distancias de las etapas eran más largas, las carreteras estaban en peores condiciones, por lo tanto el esfuerzo físico era mayor. Ahora, ese esfuerzo es muy intenso, elevado, el nuestro era más reposado, de mayor fondo. En este momento las fracciones son de 160 kilómetros, otras más cortas, algo impensable en el tiempo que corrí, entonces el ciclismo moderno es mucho más concentrado. En ese aspecto el trabajo del corredor es máximo siempre. No creo que sea más difícil ahora o antes, tiene otras características”.

¿Por qué da la sensación que en aquellos tiempos, con mucho más recorrido y ciclistas padeciendo dolencias, terminaban las pruebas hasta con la lengua afuera...?

“Ahora es todo intensidad, se trata de concentrar el espectáculo en menos horas. Las carreteras son mejores, los kilómetros son menos, pero eso no quita que la velocidad sea mayor”.

¿Qué mano a mano de la actualidad le hace rememorar su momento como corredor?

“No me gusta comparar lo que pasó en mi época porque ya han pasado muchos años y han salido demasiados campeones. Pero quizá hay un mano a mano que todos esperamos ahora mismo en el Tour: Egan Bernal ante Primoz Roglic. Los dos están en un estado de forma parecido pero superior al de los demás. Pienso que será una rivalidad grande. Tienen talento y las estructuras de sus equipos los respaldan”.

¿Cuál fue el pedalista que más lo puso a sudar?

“Siempre admiré a Bernard Hinault y fue suerte competir con él. Me encantaba su visión de la gesta y épica del ciclismo. Es algo que siempre me ha fascinado. Me gustaría haber sido tan bueno como él. Fue quien peor me la hizo pasar. Después uno va evolucionando y mejorando y la rivalidad con otros es casi de tú a tú, y en ese sentido otro francés, Laurent Fignon, fue otra piedra en el zapato. Era inconformista, orgulloso, le gustaba el ataque por sorpresa, en las zonas de alimentación, en las metas volantes, si pinchabas atacaba... cualquier circunstancia de carrera las sacaba a su provecho y eso hacía que fuese muy temido”.

Es complicado ver en este momento a alguien como Fignon...

“Así es, a nadie encuentro como él. El ciclismo se ha vuelto muy condescendiente, solidario. Hoy no hay corredores ni equipos que ataquen en los avituallamientos. Allá en Colombia Lucho Herrera y Fabio Parra, entre otros más, pueden contar que anteriormente, en 2, 5 o 10 kilómetros previos a esos sectores de abastecimiento, pasábamos y siempre había alguien que quería buscar una situación ventajosa, habitualmente era en lugares muy complicados. Hoy en día no atacan allí, se suele ser más compañeros, y esto puede restar oportunidades a otro tipo de corredor”.

¿Hay más respeto ahora?

“Sí, es un respeto a cosas no escritas, por ejemplo, cuando alguien para a orinar y no se ataca. Con Fignon se atacaba si se podía. Ahora se corre diferente, como en bloque. No va un ciclista de un equipo en el pelotón, van cinco o seis del mismo escuadrón juntos. A mí me tocó que había corredores de distintos elencos y si acaso tenía a un solo compañero. En cambio ya se ve como las formaciones son siempre en grupo, eso es un peligro porque pueden generar más caídas”.

¿Pierde espectáculo en ese sentido el ciclismo?

“No se pierde espectáculo, pero el pedalista vive con más nervios hasta los últimos kilómetros de las carreras porque ellas tienen una anchura y todos no pueden entrar a la disputa de una etapa. Hay una gran lucha hasta el final por mantener las posiciones en ese pelotón, en ese sentido es más duro que en mi época”.

¿Qué fue lo más duro que vivió en este deporte?

“En el aspecto físico no olvido la etapa del Gavia en el Giro de 1988. Se corrió en extremas condiciones de frío, nieve, algo durísimo que jamás había vivido. No sé cómo no me retiré; pero en el emocional, que mi madre -Victorina-, mientras yo corría el Tour de Francia del 86, murió de manera repentina. Había hablado con ella el día anterior. Es muy bravo porque en el deporte, como en la vida, tiene que haber un equilibrio en el tema físico y emocional, y cuando falla una de esas dos cosas viene el desastre y realmente se pasa muy mal. Terminé abandonando esa carrera”.

Un recuerdo bonito que no se borra de su mente...

“Podría decir que hay miles, pero quizá el mejor fue cuando en París, en los Campos Elíseos, sonó el himno de España dando la bienvenida a mi triunfo en el Tour de Francia de 1988. Si bien todas las carreras son bonitas, esta es lo máximo para mi. Es las más dura y la venía persiguiendo desde 1983, pero se muere mi madre, me rompo la clavícula, otras veces me enfermaba, en el 87 fui segundo, hmmm... Siempre me daba la sensación que tenía mala suerte en Francia, pero cuando estás por fin en el primer lugar, es algo mágico”.

¿Qué no olvida de sus particulares duelos con Lucho Herrera y Fabio Parra?

“¡Qué grandes corredores! Me parecía increíble que en esas piernas tan delgaditas tuvieran tantísima fuerza. Yo tenía la parte de los gemelos mucho más grandes, pero a Lucho y a Fabio no se les veían. Me quedaba impresionado de la fortaleza de ambos para subir. Por fortuna tuve grandes momentos y duelos con ellos. Respecto a Lucho era sorprendente su capacidad para andar en la alta montaña. Me gustaba su estilo de mover la bicicleta, era muy elegante a la hora de escalar”.

Usted tenía 23 años cuando empezó a hacer dos grandes vueltas en un año. En 1985, con 25, ganó Vuelta y estuvo en el Tour (6°), y en el 88, con 28, venció en Francia luego de ser 7° en el Giro. ¿Cuál es la edad ideal para hacer más de una prueba de estas en una misma temporada?

“Todo ha cambiado, en mi tiempo era atípico hacer dos grandes. Por ejemplo, yo hacía 120 o 130 días de competición en la temporada. Hoy hay una reglamentación que no deja realizar más de 80. ¿Qué significa eso? Es como un coche, tú decides si le haces 20 mil kilómetros al año o 50 mil, y si la opción es la segunda, el auto se va a poner viejito antes”.

Según eso la vida deportiva de ustedes era más corta...

“Exacto, normalmente a los 32 años tu nivel físico bajaba de una manera importante. Hoy se permite correr menos días, hay menos esfuerzos y hacen que la carrera del pedalista profesional se alargue si no hay problemas de salud o lesiones. Es típico observar corredores de 35 o 36 años y que rinden. Para mí, personalmente, fue una pena. Ahora, como está el calendario, se pueden hacer dos grandes sin problema, sobre todo si se es joven porque el nivel de mejoría suele ser óptimo con dos o tres semanas. Pienso que los que tienen más de 32 se deben cuidar un poco y elegir solo una prueba de esas, pues con el paso de los años no es que se pierda fuerza, pero sí la capacidad de recuperación, que los mismos años te la van quitando”.

¿Por qué ahora se vuelve a ver tanto ciclista joven haciendo la diferencia en carreras de élite, por mencionar algunos casos, Egan Bernal, Tajed Pogacar, Remco Evenepoel, Sergio Higuita...? ¿Son casos excepcionales o se desvirtúa la creencia que entre más experiencia y edad, mejor?

“Son casos excepcionales, pero tampoco es de extrañar porque hoy en día las dietas y el nivel tecnológico a la hora de entrenar, así como el control que hay en los equipos respecto a los corredores es muy grande. Entonces un chico con 22 años ya tiene una preparación como un corredor de 30. Mientras, en mi época, solo corrías y corrías y no sabías nada de preparación, de vatios, pulsaciones... Ahora el tema científico y de preparación con los expertos es amplio, hace que el nivel deportivo crezca gracias a toda esa cantidad de métodos para lograr buenos resultados respecto a diez o más años atrás”.

¿Cree que los pedalistas mencionados pueden mantener este nivel cuando lleguen a la edad por ejemplo de su compatriota Alejandro Valverde, quien aún da batalla a los 40?

“El problema es que se toparán con corredores que tengan 25 años (risas), quienes serán más fuertes que ellos. El mismo Valverde dice que en muchos test se siente mejor que cuando rodaba diez años atrás, pero en realidad, gracias a la tecnología todo el mundo ha mejorado. Ocurre que los jóvenes siempre tienen ventajas, como la fuerza, la ciencia y juventud para ganar a los que ya son unos veteranos”.

¿Podría enumerar en los dedos de una mano, los mejores corredores de la historia?

“Fausto Coppi, Roger De Vlaeminck, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Miguel Induráin, para mí fueron los más grandes”.

Si tuviera la oportunidad de dirigir un equipo en este momento, ¿qué ciclistas alinearía para un Tour?

“Son muchos, pero hay uno en especial: Bernal. Puedes tener un elenco muy bueno, pero necesitas la estrella, y Egan es un ciclista que hace todo posible, es el artista que consigue la victoria. Es inteligente, centrado. En donde esté él, esa será mi escuadra favorita”.

¿Por qué el ciclista colombiano es tan apetecido ahora para liderar las grandes escuadras?

“No hay que darle vuelta al asunto, está de moda porque hay una gran generación. Es como en Bélgica, siempre estaban buscando el sustituto de Merckx y parece que apareció con Remco Evenepoel. En España también hemos tenido gente buenísima con Alberto Contador, Samuel Sánchez, Carlos Sastre, Valverde, y esa época está llegando a su fin. Ahora toca vivir con los grandes momentos de Colombia, se ve que algo se está haciendo bien, sumado a la calidad de sus ruteros”.

¿Por qué se percibe que ahora este deporte es más limpio?

“Creo que hoy en día está todo superado. Hay que entender que siempre va a existir alguien que puede hacer trampa, pero los controles desde hace varios años son bastante rigurosos para pensar que puede presentarse alguna sorpresa y más por toda la responsabilidad que conlleva al corredor y al equipo. También se puede decir que si hay algún caso, son errores que muchas veces no deberían ser achacables posiblemente ni a ellos”.

¿Entonces a quién?

“No lo sé, pero a veces, los laboratorios... es como ahora con el tema del coronavirus, dan falsos positivos. Hay muchas cosas en algunos que me generan dudas de que haya positivo, me cuesta demasiado trabajo, no sé de quién sea el error”.

¿Cuál es su visión del Tour en medio de la pandemia, cree que se podrá controlar el público, no es arriesgado hacer una carrera de estas sabiendo que el virus aún existe y se siguen contagiando más personas?

“El momento es delicado, solo puedo decir que espero que el Tour llegue a París, es lo único que quiero”.

¿Le ve chance a Nairo de ganar el Tour tras salir del equipo español Movistar rumbo a Arkéa?

“Es un corredor que ha cogido nueva motivación con el cambio de equipo. Francamente le veo bien, creo que tiene que correr a la contra y estar a la expectativa de lo que surja de ese duelo con su paisano Bernal y Roglic”.

¿Se atrevería a dar su podio final del Tour-2020?

“No sé en qué orden puedan estar Egan o Roglic, si primero o segundo, pero sí me gustará que el tercero fuera el español Enric Mas” .

60
años de edad tiene Pedro
Delgado, español ícono del pedalismo mundial.
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