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¡Ojo con el FDC! El cine pide cuidar una de sus fuentes principales de trabajo

El FDC logró que el sector se autofinanciara y ahora está en peligro por cuenta de la crisis cultural generada por la pandemia.

  • Monos de Alejandro Landes fue beneficiaria del FDC en la convocatoria de Producción de Largometraje. Contó, además, con la coproducción de nueve países. FOTO colprensa
    Monos de Alejandro Landes fue beneficiaria del FDC en la convocatoria de Producción de Largometraje. Contó, además, con la coproducción de nueve países. FOTO colprensa
  • El largometraje Matar a Jesús de Laura Mora ganó el estímulo de Escritura de Guion, convocatoria Ficción en 2014. FOTO colprensa
    El largometraje Matar a Jesús de Laura Mora ganó el estímulo de Escritura de Guion, convocatoria Ficción en 2014. FOTO colprensa
  • La cinta Pájaros de Verano también se benefició del FDC en 2014. FOTO colprensa
    La cinta Pájaros de Verano también se benefició del FDC en 2014. FOTO colprensa
27 de febrero de 2021
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2019 fue uno de los años más exitosos para el cine nacional. El recaudo total en taquilla en Colombia fue de 654.455 millones de pesos, cuando 10 años antes la cifra era un poco más de la mitad. Hubo también un récord de asistencia: 73.558.479, el histórico más alto registrado hasta el momento en el país y un 14,1 % más del total de espectadores que visitaron las salas en 2018. Se estrenaron, además, 48 películas nacionales en 2019, una cifra que no siempre fue así de alta: en 2010 fueron 10 frente a un total de 206 que se exhibieron en el país. En 2o11 se presentaron 18 frente a 188 extranjeras.

El sector le adjudica esos incrementos, en gran medida, a un trabajo de años que se ha venido forjando con apoyo del Fondo de Desarrollo Cinematográfico (FDC), una idea de financiamiento para los audiovisuales nacionales que se materializó con la llegada de la Ley de Cine (Ley 814 de 2003).

Que “hizo posible una industria cinematográfica en Colombia. En los años previos a la promulgación de la Ley de Cine, se estrenaba una o dos películas colombianas al año”, explica la cineasta Libia Stella Gómez, directora de Un tal Alonso Quijano (2020) Y Ella (2015). “Ha dinamizado toda la cadena y las posibilidades dentro de la industria audiovisual”.

Se creó bajo un modelo en el que productores, distribuidores y exhibidores debían poner un porcentaje de sus ganancias por boletería y ese dinero se iba sumando para dar forma al FDC. “Realmente muy exitoso porque era una posibilidad de que el sector se financiara a sí mismo y que, a diferencia de otros, no dependiera de las políticas de los gobiernos y que lo que se recaudara por taquilla se invirtiera en las producciones”, explica el investigador, crítico de cine y docente de la Universidad de La Sabana, Jerónimo Rivera.

La preocupación

Fue un modelo que funcionó muy bien hasta que por poco entra en colapso cuando la recaudación de las salas bajó a cero durante varios meses tras la cerrada forzosa a la que se vieron sometidas por el coronavirus. Incluso hoy no ha habido una restauración total y “el principal exhibidor en el país, Cine Colombia, no ha abierto”, añade el profesor.

A esto hay que sumarle que el público aún no ha vuelto a los cines con la confianza con la que lo hacía antes y tampoco hay muchos estrenos que provengan de Hollywood, y eso limita las opciones de las exhibidoras, que son ”el verdadero negocio del cine en Colombia”, dice Rivera.

El Fondo, que es administrado por Proimágenes, no podrá igualar este año una cifra de presupuesto como la que tuvo para 2020 (38.066 millones de pesos, una cifra que se consiguió tras el éxito en salas de 2019), porque es claro que con meses de quietud absoluta, el recaudo se redujo de manera significativa.

La cifra para el presupuesto en 2021 aún no se ha divulgado y únicamente están abiertos los estímulos automáticos, relacionados con distribución y promoción. Los estímulos por concurso, dedicados a diversas fases de la realización, no se han anunciado.

Lo que se sabe para 2021

En entrevista con EL COLOMBIANO, el ministro de Cultura Felipe Buitrago contó que, dada la preocupación por la falta de recursos, por primera vez, el FDC contará con dineros que provendrán de ese ministerio. “Para este año los recursos son muy limitados. Sin embargo, como parte del compromiso Reactivarte, vamos a entregar 5.000 millones de pesos que estamos terminando de legalizar para que desde el Ministerio podamos hacer un aporte directo. En los 18 años de su existencia, desde la Ley del Cine, no se había hecho, siempre había sido por medio de las boleterías”.

Añade que esa suma “no es todo lo que uno quisiera”, considerando que el fondo usualmente cuenta con muchos más recursos (son 5.000 millones, cuando en un año como 2019, como se dijo, se recogieron 38.066 millones). Por ahora, se tiene acordado este plan que está en proceso de aprobación del Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía (CNACC), “para efectos de garantizar que esos recursos le den continuidad a esos procesos que vienen y que no queremos que se interrumpan en el fortalecimiento de la cadena del cine nacional”, contó Buitrago.

Ese monto, cabe aclarar y según señaló Claudia Triana, directora de Proimágenes, no será el presupuesto absoluto del fondo para este año, se prevé un anuncio con respecto al resto de las convocatorias y el presupuesto para 2021 en un tiempo cercano.

Triana, quien apoyó el diseño de la Ley 814, confía en que además del presupuesto que se anunciará para las convocatorias de este año, se sumará el recaudo que se ha ido acumulando desde noviembre, pues ya “hay más de 600 pantallas abiertas y la gente poco a poco va a volver al cine”, a medida que se vaya normalizando la situación sanitaria actual.

Pero también destaca que un hito excepcional en las salas como el que se dio en 2019 probablemente no vuelva a suceder, porque “la gente está encontrando otras maneras de entretenimiento y eso se va a quedar”. Además, hay complejos cinematográficos que cerraron sus puertas y por ahora no regresarán.

Rivera considera que así el ministerio se meta la mano al bolsillo, es posible que no sea suficiente, especialmente porque es el momento en el que más gente necesita apoyo “y se agotaron las reservas”.

De todas formas, la preocupación es grande e impedir su muerte parece ser casi una responsabilidad que el sector nacional asume como algo casi personal, pues la pérdida sería inmensa: “El cine comercial tiene su camino, su recaudo y su público, pero el de arte y ensayo, el que experimenta y muestra el país está en la base de la construcción de memoria, de identidad y de vivirnos como país – concluye Gómez–. Así que si no tenemos FDC, no tenemos cómo construir país a partir de las imágenes en movimiento”.

Apoyo en toda la cadena

Desde su nacimiento, el FDC ha sido de extrema valía para quienes se desempeñan dentro del mundo de los audiovisuales: desde guionistas hasta sonidistas, productores, directores y tantas otras mentes que trabajan para sacar adelante un proyecto cinematográfico.

Para la cineasta María Gamboa, quien dirigió la cinta Mateo (2014), la experticia de casi dos décadas no se improvisa. “Viene de una experiencia de estudiar cómo funcionan esos mercados y apoyar las películas en todo su desarrollo. Está muy bien pensado y en su visión ha sido una apuesta por desarrollar el cine, no solo el guion, por ejemplo, sino el arte como un todo. Entiende lo que se necesita, ofrece apoyo y, además, una experiencia de muchos años”.

“Es un camino que involucra muchas personas y también muchos procesos”, añade la cineasta paisa Ana Katalina Carmona. “Siempre se piensa que es solo rodar, pero el cine también es escribir o posproducir y la Ley del Cine entendió eso, que debía dar estímulos para todas las etapas de la cadena”.

Un validador

Triana explica que cuando un proyecto audiovisual se está gestando, siempre la parte más complicada será reunir el dinero para poner el proyecto andando. “El Fondo para el Desarrollo Cinematrográfico se ha vuelto como un capital semilla que permite hacer cualquier negocio”, cuenta, porque teniendo ya el respaldo de un dinero en efectivo, en el proceso de gestión es más sencillo buscar más formas de financiamiento.

Cualquier cinta nacional que aspire a estar en cartelera, apunta Rivera, “debe pasar por el FDC”, aunque no es la única manera de conseguir dinero. De hecho, para los proyectos pequeños, añade Gómez, “en muchos casos es el todo. Arrancar en nuestra industria audiovisual es muy difícil y si no existiera el FDC no existirían nuevos directores o tantas propuestas diversas”.

Carmona ganó una de las convocatorias para financiar un corto y luego para escribir su primer largometraje, “y eso da un gran aliento porque nos permite tener una financiación en esa etapa en la que todavía no hay un producto terminado”, cuenta. “El fondo es vital, es el núcleo de todo, da un voto de confianza porque el proceso por el que otorgan el premio lo escoge un jurado internacional, es muy amplio. Ese reconocimiento no te da solo dinero”.

Rivera concuerda sobre que estas convocatorias son fundamentales “porque gracias a ese apoyo puede tocar puertas internacionales y buscar patrocinio de festivales o apoyo de empresa privada”.

Para presentarse a un acuerdo de coproducción iberoamericana como Ibermedia, “hay que tener un capital colombiano, tener un socio productor o haberse ganado el FDC porque para presentarse a coproducción allí no puedes hacerlo si no tienes un capital asegurado”.

Los realizadores pueden encontrar apoyo en instituciones educativas, fondos regionales o europeos, pero el espaldarazo que da el Fondo es muy fuerte. Además, ha sido un mecanismo de acompañamiento y no solo de financiamiento, “lo que hace Proimágenes es hacer un seguimiento riguroso de ver señales de que sí van avanzando en el proyecto porque es su película, no la nuestra”, dice Triana.

Se hacen esos seguimientos desde la parte de desarrollo hasta la de posproducción “y que entreguen todos los documentos legales, porque sin tener todos los contratos y las licencias al día, después no vas a poder exhibirla en ninguna parte”. Lo resume como un trabajo de acompañamiento que, a la vez, resulta siendo pedagógico, “para que esa persona que está haciendo su primera película y que ya tiene una empresa, salga adelante con el tema y por eso es que hemos tenido muy pocos problemas dando cerca de 4.700 estímulos diferentes a todo el sector: cortos, largos, documentales, ficción, guiones”.

En miras de que este mecanismo no se estanque, se siguen discutiendo posibilidades como que a futuro se pueda gravar a las plataformas digitales de streaming (por ahora solo pagan el IVA) para que ellas, que también son exhibidoras, contribuyan a seguir manteniendo un fondo más sólido para el cine nacional

73

millones de espectadores asistieron a cine en 2019. Cifra más alta en más de 10 años.

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