Desde el teatro también se evidencia la violencia, la injusticia y el desarraigo de los pueblos latinoamericanos.
Esa es la propuesta de Algo en Fuenteovejuna, la obra que traen Puño de Tierra y el Teatro Unam, que llegaron a Medellín, desde México, para mostrar su obra en el marco del Festival San Ignacio.
En este caso narran las dificultades de una localidad azotada por bandas criminales que se dedican al narcotráfico.
Esta puesta en escena es una versión libre que tiene modificaciones del drama original escrito por el dramaturgo Lope de Vega y es uno de los 46 espectáculos que se presentan durante el Festival que comenzó ayer.
Fernando Bonilla, director de la obra, expresa que la idea surge de algo mucho más profundo. Cuenta que en 2014 la violencia llegó, de manera extrema, a unas zonas mexicanas y dejó la población rural destrozada. Resalta que no hay diferencia entre el criminal y el gobierno, por lo que el pueblo se vio obligado a defenderse. De esa situación encontró la necesidad de contar la realidad en la que se vivía.
En la historia hay un híbrido de verso, lenguaje narco y jerga del campesino mexicano, precisa.
Los creadores de la puesta en escena son conscientes de que esos acontecimientos no son ajenos a otros países latinoamericanos y tienen muchos puntos en común. Por tal motivo Gabriel Zapata, productor de Algo en Fuenteovejuna resalta la importancia de exhibirla en Medellín, ya que ambas culturas (mexicana y colombiana) han compartido el mismo sufrimiento.
Sergio Restrepo, gerente del Claustro Comfama, una de las empresas que lidera el Festival, cuenta que el grupo que realizó la obra tiene un trabajo extraordinario, debido a que permite una lectura de la cotidianidad y confronta a los espectadores.
Para él, las tablas en las que se actúa es el lugar donde todo es posible y se puede hablar de cosas que en otras partes no. Los escenarios miden al hombre y esta obra explora lo terrible que puede llegar a ser.