Más de 1.000 páginas tiene el documento que el Museo de Antioquia creó como parte de sus compromisos con el Programa Nacional de Concertación Cultural, una iniciativa del Ministerio de Cultura que tiene como propósito estimular, impulsar y fortalecer procesos artísticos en el país.
En esas páginas, el museo, que desde hace más de 10 años participa en él, se compromete a cumplir una serie de objetivos a largo plazo que incluyen procesos de investigación y restauración de su colección. A través de ese programa, el Ministerio ha acompañado proyectos nacionales como el del Museo de Antioquia o de Arte Moderno de Medellín. En cuanto a ese tipo de entidades museales, cada una encaja en una categoría distinta de acuerdo al camino que haya recorrido.
María del Rosario Escobar, directora del Museo de Antioquia, explica que su entidad pertenece a una categoría que aplica a las que “hacen parte de la atención y el cuidado al patrimonio y, por lo tanto, hacemos una especie de carrera en la que nos comprometemos a objetivos de largo plazo”. Se contemplaban procesos que podían extenderse de 8 a 10 años y que el Programa supervisa y apoya con aportes monetarios año tras año.
En este momento, el Programa Nacional de Concertación Cultural tiene ocho líneas de trabajo (ver Radiografía) que se otorgarán como estímulos por concurso. Además de los museos, el Programa apoya festivales musicales, de danza o de teatro, en el departamento y en la nación. En esa última categoría entran los que han demostrado un recorrido destacado en el panorama cultural del país. Algunas de esas entidades son la Fundación del Bambuco Colombiano, que desde 1992 desarrolla el Concurso Nacional del Bambuco, y la Asociación Antioquia le Canta a Colombia, que arrancó con su festival en 1975.
El aporte no siempre es del mismo monto, varía con cada proyecto y, de hecho, solía aumentar entre un 5 y 6 %, en promedio, entre cada año, asegura John Jairo Torres de la Pava, quien dirige el festival Antioquia le Canta a Colombia. Esa situación cambió este 2021 con las más recientes decisiones que tomó el Ministerio frente al Programa y la distribución de sus dineros en el territorio.
Los números
Según los datos que arroja el Informe de Rendición de Cuentas del Ministerio de Cultura agosto 2018 - octubre 2020, $81.804 millones correspondieron al Programa Nacional de Concertación el año pasado. En 2019, según ese mismo documento, el presupuesto para esta iniciativa fue de $95.402 millones.
Para 2021, el Ministerio le aseguró a EL COLOMBIANO que “no hay una reducción presupuestal” para el Programa. Sin embargo, la cartera confirmó que $56.386 millones serán destinados para acompañar estos procesos este año. La diferencia, frente al año pasado, si se comparan estos dos datos, es de un poco más de $25.400 millones.
¿Por qué están en alerta?
Actividades en líos
Un grupo de 16 festivales y fundaciones culturales que desarrollan eventos en pro de las músicas colombianas y su divulgación, entre las que se encuentran la Asociación Antioquia le Canta a Colombia, la Fundación del Bambuco Colombiano, el Festival Nacional de Música Andina Colono de Oro de Caquetá, la Corporación Ensamble Vocal de Medellín y la Fundación Cajita de Música de Antioquia, le enviaron una carta al Ministerio de Cultura pidiéndole una explicación en torno a ese cambio que sufrió el programa.
Explican que a mediados de 2020 hubo una reunión preliminar para definir el curso que tomaría 2021, pues las aplicaciones del año que viene comienzan a mediados del anterior. En ese momento, cada una de esas entidades solicitó un monto que correspondía a la ayuda que necesitarían para sus actividades este año. En agosto, el Ministerio les informó a través de una carta que había una cifra límite máxima que podían solicitar.
Ejemplo: para la edición virtual de un evento como Antioquia le Canta a Colombia se invierten cerca de 500 millones de pesos. A mitad de 2020, la entidad solicitó inicialmente 80 millones para cumplir metas estipuladas como el Concurso de Intérpretes, el Encuentro Infantil y Juvenil de Músicas Andinas, entre otras más.
A través de una carta, el Ministerio les indicó que el valor máximo que podían pedir era de 50 millones de pesos. No obstante, hubo consternación cuando el apoyo adjudicado fue menor del que se había discutido inicialmente. De esos 50 solicitados, ya en febrero solo les aprobaron 36 millones de pesos. “Es una reducción de más del 50 % de los 80 millones que pedimos y es el 50 % de lo que nos dieron el año pasado” y, además, el programa les exige, como parte de sus compromisos, que no pueden “quitar ninguna actividad ni ninguna meta del proyecto que se les aprobó”, recalca el director del festival Antioquia le Canta a Colombia.
Pasó con otras entidades además de esa. “El 9 de febrero recibimos un correo electrónico en el que se nos informa la cifra asignada a cada proyecto, que en muchos casos equivale al 40 % del valor máximo autorizado por el Ministerio. Por lo tanto, si se comparan las cifras de los apoyos a los proyectos de 2020 con los de 2021, la disminución es exagerada porque en algunos casos supera el 50 %”, señalan los firmantes de la misiva enviada al Ministerio el 19 de febrero.
Aunque este tipo de eventos culturales no dependen únicamente de estos dineros, “la empresa privada ha mermado o quitado sus apoyos”, añade Torres de La Pava. Señala que eso venía pasando ya desde antes de que la covid-19 fuera un factor determinante para la realización de estos festivales, así que para ellos cada año se ha vuelto más difícil sostener estas iniciativas.
De acuerdo con los firmantes, hasta el momento no han recibido respuesta por parte del Ministerio de Cultura frente a sus inquietudes. A este diario, la cartera le contestó por correo electrónico que no hubo recortes presupuestales, pero sí confirmó que el dinero destinado al Programa será repartido entre más cabezas. “El número de proyectos beneficiados representa un incremento del 43 % (955 proyectos más) respecto de la convocatoria del año anterior. Los 3.200 proyectos asignados serán ejecutados en 743 de los 1.103 municipios del país, logrando un incremento de 276 municipios (59 %) respecto de la convocatoria del año anterior”.
La idea de repartir el dinero entre más personas, en este momento de crisis, se deriva, explican en esa comunicación, de “considerar que son múltiples las iniciativas, programas, proyectos y manifestaciones del patrimonio cultural que buscan en la convocatoria del Programa Nacional de Concertación Cultural una oportunidad de financiamiento”. Se pretende llegar, entonces, “a un mayor número de entidades y organizaciones culturales con las mismas condiciones de equidad y oportunidad, de modo que se logre impactar positivamente en las manifestaciones culturales del país”.
Y si bien es positivo apoyar más proyectos culturales, surge una pregunta: ¿qué pasa con los que ya estaban en el programa, que están consolidados y contaban, por conversaciones previas, con más dinero? Sobre este tema, el Ministerio no le entregó una respuesta específica a este diario cuando se les contactó para contrapeguntar. Sin embargo, en las respuestas iniciales reiteró que “no hay una reducción presupuestal. Los recursos del Programa se distribuyen entre el número de proyectos que al cumplir con los términos y condiciones de la convocatoria logran acceder a los recursos de cofinanciación”.
Hacen énfasis en el crecimiento del número de proyectos beneficiados: 43 %, precisan, frente al año anterior. Ese objetivo lo incorporaron, por ejemplo, al otorgarle $5.881 millones a 343 proyectos en los 10 departamentos que recibieron menos recursos del Programa el año pasado: Guainía, Vaupés, Vichada, Amazonas, Arauca, Guaviare, Archipiélago de San Andrés, Caquetá, Casanare y Chocó. En 2020 habían llegado $4.563 millones para todos ellos en 229 proyectos.
La cartera añadió que los participantes de la Convocatoria “concursan para acceder a los recursos públicos asignados al Programa, mediante la formulación y presentación de sus propuestas”, y que esos participantes pueden ser personas jurídicas del sector público (como gobernaciones, alcaldías y entidades públicas de carácter cultural), personas jurídicas sin ánimo de lucro del sector privado (cuyo objeto social incluya procesos, proyectos y actividades de carácter cultural), los resguardos, cabildos y asociaciones indígenas, así como los consejos comunitarios de comunidades negras, afrocolombianas, palenqueras, raizales y pueblos Rrom.
El Comité Técnico del Programa Nacional de Concertación Cultural es el encargado de seleccionar los proyectos que se apoyarán. La decisión se toma con base en una evaluación que se hace de los lineamientos establecidos para cada línea que se trabaja.
Las repercusiones
El debate, no obstante, no es porque se haya llegado a más instituciones, sino porque se les disminuyó el dinero a las que hacían parte del programa desde hace un tiempo, además teniendo en cuenta la comparación del presupuesto con el año anterior.
En el caso de esos festivales, el monto que se recibe no es el mismo, por ende no se percibe la misma disminución para todos. Muchos de ellos prefieren no divulgar estas cifras, pero tienen claro que los recortes a los que se enfrentan representan “un retroceso porque esa es la plata que nos daban hace 8 o 9 años”, explica Torres de la Pava.
Con el dinero que el festival Antioquia le Canta a Colombia dejará de recibir, por ponerlo en contexto, se podrían costear los premios de los participantes o la mitad de lo que cuesta el sonido y la iluminación, o incluso la mitad del alojamiento, la alimentación y el transporte de los participantes.
Lizeth Vega, ganadora del Gran Premio de ese certamen, indica que la participación en un concurso como ese “representa para el artista la comodidad de realizar su profesión en un espacio y condiciones cómodas”, así como “el cumplimiento del festival en temas de pagos y que, además, al ser un evento nacional, representa hoja de vida”. Desde su perspectiva, la existencia de espacios como ese son vitales, “puesto que en la pandemia las actividades musicales han cesado y los festivales siempre han sido una alternativa económica y artística de circulación para los músicos. El artista se debe a su arte y a su público, es su profesión, por lo cual necesita espacios dónde ejercer”.
Para Julio César Arango, presidente de la Fundación del Bambuco colombiano, este “es un tema que afecta mucho al artista colombiano porque, en muchos casos, ha subsistido o se ha mantenido, sobre todo cuando se trata de música colombiana, a través de estos eventos. Además, los artistas son los que más han sufrido porque han tenido que sortear gastos con los que no contaban”.
Procesos detenidos
En el caso del Museo de Arte Moderno de Medellín, el año pasado el apoyo por parte del Ministerio era de 209 millones y para este año será de 106 millones. Por su parte, María del Rosario Escobar, desde el Museo de Antioquia, destaca que el recorte para su institución también es del 50 % frente a lo que se entregó hace un año.
Este cambio significa que se deja de lado “lo que más valoraba el programa, que era que una institución pudiera darle continuidad a un proceso”. Para el Museo de Antioquia eso tiene que ver con investigaciones que se adelantaban, “el cuidado de una colección o la reforma de las salas de larga duración”.
El museo iba presentando avances “y generando un proceso de profesionalización de la colección”. Es decir que esta transformación no solo es dolorosa por la pérdida económica, sino que “este Programa Nacional ayudaba a darles recursos a aquellos trabajos que son de una índole muy específica sobre la cual es difícil encontrar recursos”.
Horizontes
Tanto Torres de la Pava como Escobar y Arango destacan que nunca se había dado un recorte de esas dimensiones para el Programa. Es la primera vez que se enfrentan a ese tipo de determinaciones. Por eso la sorpresa que les causó y la inquietud que todavía tienen frente a este tema, mas aún cuando, para ellos, muchas preguntas siguen sin respuesta.
Resumen que el valor de su trabajo se hace más necesario ahora, después de ya un año en el que la población ha lidiado con encierros y dificultades. “Nosotros somos un sector importante que también tiene que ver con la salud mental y somos un bálsamo en este momento tan cruel que todos estamos pasando y eso no se ha analizado”, añade Torres de la Pava. “Simplemente nos ven como una entidad a la que hay que darle una plata, pero no están evaluando por qué”.
La directora del Museo de Antioquia opina de manera similar. “En un segundo año de pandemia, después de todo lo sucedido el año pasado, es duro porque hay una cierta indiferencia frente a lo que vivieron las instituciones y los museos. Que el Ministerio tome una decisión así me parece una acto indiferente frente a lo que hemos reportado con tanta sinceridad, transparencia y preocupación”.
“Colombia tendrá que entender y asumir, algún día, que sus dos grandes riquezas son la ambiental y la cultural. Y esas dos riquezas, precisamente, serían claves hoy para contribuir a que el país, en muchos territorios, consolidara procesos sociales y económicos que ayudaran a construir mejores rumbos –apunta Jorge Melguizo, exsecretario de Cultura de Medellín–. No saldremos adelante extrayendo nuestros minerales, pero sí construyendo una nueva sociedad con la cultura y el medio ambiente como oportunidades y como horizonte”.
Concluye que “nuestro país está lleno de epopeyas, construidas desde los territorios, y esas epopeyas merecen ser conocidas, reconocidas, valoradas y potenciadas. Uno esperaría, del Ministerio de Cultura y de todo el gobierno, una mayor valoración económica para la cultura, por lo que somos y, especialmente, por lo que podemos ser”
$81
millones entregó el Programa Nacional de Concertación en 2020.