Sandra es una vigilante de un centro comercial que sigue su rutina de ir al trabajo en transporte público, cumplir su jornada laboral y atender un hogar en un barrio popular. Entonces, un encuentro fortuito con un conductor de bus enciende un romance y detona un viaje de redescubrimiento del deseo femenino que aflora en el paisaje urbano.
Esa será la historia que exhiba la directora y guionista antioqueña Yennifer Uribe este martes en la inauguración de la 63° edición del Festival de Cine de Cartagena (FICCI), después de un exitoso comienzo de año con su proyección en el Berlinale Forum 2024 en Alemania.
“La piel en primavera muestra la complicidad entre mujeres, sus formas de habitar su imaginación erótica... lejos de estereotipos y códigos hegemónicos de belleza”, dice el crítico Pedro Adrián Zuluaga. EL COLOMBIANO habló con Yennifer sobre su trabajo, su mirada de la ciudad y del cine local y lo que espera de esta participación en el FICCI.
¿Cómo fue la experiencia y la recepción del público en la Berlinale?
“La gente salía con una sonrisa de las proyecciones y eso para mí es haber logrado lo que me propuse. En esta película nadie sufre, nadie llora. Es una invitación a disfrutar de la vida, a encontrar el placer en las pequeñas acciones de la vida cotidiana y esa fue la sensación del público al ver la película”.
¿Qué significa este estreno en Cartagena?
“Es un gran privilegio, no solo porque es uno de los festivales más importantes de Latinoamérica, sino porque es la ocasión de ver la película en un estreno con gran parte del equipo y los actores. Será una noche para celebrar con las personas que hicieron esto posible. Es una alegría enorme”.
¿De dónde y cómo surgió la idea del guion?
“De un ejercicio de observación que yo llamo espontáneo, una vez presencié una situación en un bus entre una pasajera y un conductor que me llevaron a hacerme una serie de preguntas que empecé a intentar responder a medida que iba escribiendo e investigando”.
¿De dónde saca la inspiración?
“Mi placer de observar la vida en la ciudad ha sido mi gran inspiración para contar historias. El cine me ha regalado la capacidad de mirar lo que estando ahí parece estar oculto, eso que pasa desapercibido, pero que al mismo es lo que da forma a nuestra experiencia en la vida como seres humanos”.
¿Cómo es la ciudad que quería mostrar?
“Para mí la ciudad no la hacen sus edificios sino sus habitantes y sus dinámicas, mi fascinación por Medellín tenían que pasar por la piel de Sandra, quería observar y vivir con el personaje el erotismo que está en el aire, ella siempre fue para mí mi co-documentalista”.
¿Cuál es su posición frente a esa tradición de realismo audiovisual local que ha cosechado tantos éxitos?
“El realismo es una construcción estética como cualquier otra, particularmente en Medellín tenemos una herencia realista por cuenta de Víctor Gaviria, quien ha sido muy inspirador por muchísimas razones, muy distinto al caso del cine de otras ciudades, como el de Cali. De todas maneras, lo más valioso es encontrar una poética propia como cineasta”.
En la selección oficial del FICCI hay un buen número de películas antioqueñas, ¿qué conoce de ellas y cuáles destacaría?
“Hay una fuerte presencia antioqueña, muy variada, que da una muy buena sensación para lo que estamos haciendo desde la región. Destacaría el trabajo de Mauricio Maldonado, ya ha realizado varios cortometrajes muy interesantes, con una mirada arriesgada y rigurosa”.
Además de filmar, también ejerce la crítica cinematográfica, ¿qué le llama la atención del cine nacional en este momento?
“Las exploraciones, las preguntas que está planteando nuestro cine a todos los niveles. Y sobre todo la proliferación de mujeres en diferentes cargos de la producción que hacen que las formas, los lenguajes y los temas se renueven”.