Fallece el dramaturgo Fernando Zapata

El bailarín, director y dramaturgo antioqueño falleció el lunes en su casa de Medellín. Por esto se le considera un referente.

Escribió de 35 obras de danza-teatro. Fue docente en la EPA, U. de A. y la Débora Arango. FOTO Twitter @teatropablot

Luego de sobrevivir al sida durante 30 años, condición que nunca ocultó y que por el contrario lo fortaleció, la salud del bailarín, director y dramaturgo Fernando Zapata comenzó a desmejorar en el último año debido a un cáncer. Aún así, lo mantuvo en pie la creación.

Desde la clínica y en camilla desde su casa , dirigió su última puesta en escena, “No danzarás”, estrenada la semana pasada. Su amigo y productor, Juan Pablo Ricaurte, le dijo que ese texto parecía una despedida. El creador, aún convaleciente, bajó el ojo y le respondió: “Pero una despedida creando”.

Ese era Luis Fernando Zapata Abadía ( 1956-2020), quien falleció el lunes cerca de las 11:20 p.m. en su casa en el Centro de Medellín, donde vivió toda su vida. Cuenta Ricaurte que en los últimos días, con el cáncer encima y la voz apagada, dirigía a la distancia y por medio de una pantalla le daba indicaciones a los bailarines, actores y músicos.

“Por la pandemia, no pudimos sacarlo de la casa para que asistiera a la grabación en el Metropolitano, pero desde el computador pudo verlo todo”, comenta Juan Pablo acerca del rodaje que se hizo de “No danzarás” a finales de noviembre, previo a la Temporada Internacional de Danza, Danzamed 2020, donde se estrenó la primera semana de diciembre.

Referente

Su primera participación como actor fue para el Teatro Libre de Medellín, en “El cuarto poder” (1973), dirigida por Gilberto Martínez (1934-2017). En adelante tuvo una prolífica carrera como director, actor y bailarín, especialmente de los grupos Exfanfarria, Tacita e plata, Ateneo Porfirio Barba Jacob y la Escuela Popular de Arte. Según la investigación sobre su vida De dónde viene el movimiento, próxima a publicarse, Fernando escribió 35 dramaturgias de teatro y danza-teatro.

Además de este legado, son varias razones por las que se convirtió en un referente. Es recordado por su papel en ¡Ay! ¡Días, Chiqui! (1987), monólogo escrito por José Manuel Freidel (1951-1990) especialmente para Zapata, cuando hacía parte de Exfanfarria. Hoy sigue siendo una de las obras más representadas en salas, en parte por lo que significó para el movimiento gay y la reivindicación para las minorías LGBTI en Medellín durante décadas.

Álvaro Narváez, director de teatro y actual secretario (e) de Cultura de Medellín, dice que se le recordará, entre otras razones, porque le entregó su vida al arte libertario. “Fue un luchador por los derechos de la diversidad... sus obras tenían un toque de irreverencia y profundidad para hablar de la existencia humana”.

El más importante aporte, dice Juan Pablo Ricaurte, fueron sus investigaciones en danza-teatro, una búsqueda estética que emprendió en los 90, y que hizo que se volviera “un referente para la gente que quería incursionar en el performance”, comenta Jaiver Jurado, director de la Asociación Medellín en Escena.

Por su labor, la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín le hizo un homenaje en la Temporada Internacional de Danza, Danzamed 2010, por toda “una vida dedicada a la creación”