viernes
3 y 2
3 y 2
Desde hace 40 años el bogotano Óscar Molina está fabricando instrumentos musicales, oficio al que llegó gracias a su pasión por la música. Recuerda que en ese entonces no era fácil conseguir flautas o tambores, tanto por sus costos como por la poca oferta en el mercado, así que él mismo se puso a hacerlos. Recogió experiencias e investigaciones de indígenas y campesinos a lo largo del país y junto a su esposa y sus dos hijos inició su emprendimiento.
Hoy, entre los de viento y percusión, tiene más 100 instrumentos que ofrece en las distintas ferias artesanales que se hacen en el país, en especial en Bogotá y Medellín, y a través de las redes sociales. Ahora, precisamente, se lo encuentra en Expoartesano. En su estand, en el segundo piso de Plaza Mayor, los sonidos sus instrumentos le dan un toque de alegría a este pabellón.
En 2020, a raíz de las cuarentenas por la pandemia de covid-19, cerró el local en el que distribuía los instrumentos, entre los que se encuentran piezas tan extrañas como flautas de hueso, propias de las comunidades indígenas del Putumayo, así como las de origen árabe, japonés, chino y mexicano.
Muy cerca a la puerta de ingreso principal a la feria de artesanías, en el estand 58, la figura de Gary González casi que se camufla en medio de los coloridos sombreros que exhibe.
A Medellín, a Expoartesano, llegó desde la Alta Guajira, del municipio de Uribía, a vender los sombreros que identifican a la cultura wayuú. “Los hacemos con palma mawisa, que crece en la serranía de la Makuira”, dice a la vez que recrea la elaboración de los mismos. “Esta palma es transformada en cintillas o hilos planos que son tejidos a mano. Para cada sombrero se necesitan 72 cintillas de un metro de largo y luego se le añaden 144 cintillas de 45 centímetros, que son las que hacen parte de los lados más anchos”, afirma el emprendedor que ya ha estado presente en ocho ediciones de Expoartesano.
Gary explica que la artesanía wayuú es muy reconocido por el colorido en los chinchorros, las mochilas y los sombreros, un sello que lo hace resaltar tanto en el país como en el exterior, tanto así que hoy exportan a países tan distantes como Australia, Francia, España y Estados Unidos.
Actualmente, con él trabajan 80 personas, casi todas cabeza de familia, que viven de la elaboración de los sombreros.
Muy cerca está Yamile Guzmán, en el estand 113, quien teje en un telar tapetes e individuales, una tradición que aprendió desde niña en su natal Chimichagua. Los visitantes la miran mover sus manos.
Es un trabajo cuya materia prima es una palma que se conoce como estera (astrocaryum malybo) que se da en el Cesar, a orillas del río Magdalena y en una zona específica de Santander.
De sus manos y otras emprendedoras de su región, agremiadas en Aproarpec, salen tapetes desde 1.60 metros, el más pequeño, hasta 4x6 metros, el más grande. La distribución la hacen a través de redes sociales, en una estrategia que les ha dado muy buenos resultados.
Yamile, otra habitual participante de Expoartesano, donde ya suma cinco ediciones consecutivas, destaca la masiva presencia de público este año y las buenas ventas que se han presentado, tanto así que el fin de semana agotó gran parte de su inventario, “afortunadamente hoy me llegó más”.
Hamacas, confecciones, joyería, vasijas, manillas y productos naturales completan la amplia oferta que está disponible hasta este domingo 3 de octubre, en los dos pabellones habilitados de Plaza Mayor, donde los más de 100 expositores exhiben el arte que hacen con sus manos, con el que no solo se ganan el sustento diario, sino con el que tratan de rescatar y mantener vivas sus raíces ancestrales
Periodista, apasionado por el cine, la televisión y el fútbol. Egresado de la U. de A, y envigadeño de nacimiento y residencia.