La caída de Uruguay contra Venezuela en la Copa América Centenario, despertó la frustración del jugador charrúa Luis Suárez.
El delantero comenzó a calentar cerca de la banca de su Selección en el minuto 68 de juego, y hasta llegó a quitarse el peto, obligatorio en esa zona de la cancha.
Los seguidores de Uruguay vibraron desde las gradas, a la espera de que su ídolo entrara en el campo, pero diez minutos después Suárez se volvió a sentar una vez la selección de su país había completado los tres cambios.
El atancante, entonces, reaccionó con violencia: caminó hasta la banca del técnico y le dio un fuerte golpe al acrílico que la recubre; más tarde se quitó los guayos y los arrojó a la cancha. Además, expresó su malestar con palabras dirigidas hacia la parte del banquillo donde estaban los técnicos de la selección.
Suárez no pudo entrar porque desde el 22 de mayo pasado, cuando disputó la final de la Copa del Rey en España, está lesionado. El ariete del Barcelona carga con un desgarro de la corva y el diagnóstico inicial era que no jugaría al menos hasta los cuartos de final de la Copa América, lo que en la práctica implica que no alcanzó a debutar antes de la eliminación de su equipo.
El técnico de Uruguay, Óscar Washington Tabarez, dijo al finalizar el juego: “nosotros queremos a Suárez cuando esté bien (...) El proceso de rehabilitación sigue, los días siguen corriendo, pero al entender de los médicos todavía no son suficientes”.
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