Cada uno habló como si ya fuera el fiscal general de la Nación. Y prueba de esto fue que, para mostrar seguridad y conocimiento ante la Corte Suprema de Justicia, conjugaron verbos en presente indicativo (dejamos, estamos, buscamos) y en futuro simple (haremos, invertiremos, trabajaremos).
Yesid Reyes fue conciso y claro en las propuestas. Su reciente pasó por el Minjusticia se reflejó en el manejo de estadísticas, algunas incluso retomadas, con crédito, por Néstor Humberto Martínez. Este último hizo gala de su experiencia en el conocimiento del Estado y su paso por diferentes cargos. Recordó, por ejemplo, que abrió la primera Casa de la Justicia en el país, en 1995, en Ciudad Bolívar (Bogotá).
Por su parte Mónica Cifuentes, aunque no tuvo la misma elocuencia de sus antecesores, demostró que conoce la Fiscalía por dentro, porque en el pasado fue funcionaria de esta entidad.
María Cristina Gómez, exmagistrada del Consejo Superior de la Judicatura y docente de la Universidad de Antioquia, afirmó que será una elección histórica porque el fiscal será clave para todo el proceso del posconflicto, en términos de la justicia transicional, la indemnización a las víctimas y las amnistías.
“En el desarrollo de la elección habrá presión desde lo político, no tanto por los partidos o el Gobierno, que están ahí, sino porque se necesita una persona que ayude en momentos de posconflicto”.
Aunque pueda ser visto como innecesario o moralmente indebido por los posibles arreglos de carácter personal, Gómez dijo que, en vista de que no existe prohibición, el lobby aumentará durante estos días porque los candidatos buscarán tener un acercamiento más personal con los magistrados.