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“La Fuerza de la Paz” de Roy Barreras desata guerra en el Pacto Histórico

El petrismo duro se opone a que, con su partido, el presidente del Senado arrope a candidatos cuestionados quienes piden pista en el petrismo.

  • Apalancado en el santismo y apersonando el discurso de paz, el partido de Barreras promete aglutinar a sectores de centro.. FOTO Cortesía
    Apalancado en el santismo y apersonando el discurso de paz, el partido de Barreras promete aglutinar a sectores de centro.. FOTO Cortesía
23 de febrero de 2023
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Roy Barreras ha sido decisivo para mantener la unidad y cohesión del Pacto Histórico. Sin embargo, hoy es el causante de la discordia y división que amenazan el futuro de la coalición. Todo esto, justo cuando el Gobierno de Gustavo Petro tramita sus reformas sociales en el Congreso y a menos de ocho meses de elecciones regionales.

El motivo no es otro que los avales que Roy –a través de su propio partido, La Nueva Fuerza de la Paz– le dio a cuestionados políticos que, apalancados en la popularidad de Petro, buscan montarse al bus del “gobierno del cambio”.

Entre ellos, se cuentan Dumek Turbay –que busca la Alcaldía de Cartagena y que es acusado de aliarse con la política tradicional y corrupta de Bolívar–; Jorge Rey –que quiere repetir en Cundinamarca y que fue salpicado por denuncias de ‘volteo de tierras’–; Berner Zambrano –que dejó tirada su curul en el Senado por buscar la Gobernación de Nariño–; José Huber Araujo –exalcalde de Leticia, señalado por líos de contratación y que hoy ambiciona la Gobernación de Amazonas–, y hasta la propia Dilian Francisca Toro –que sería coavalada para seguir manejando los hilos del Valle desde la Gobernación–.

“Han hecho política tradicional, son politiqueros y han saqueado las regiones. Representan todo lo que la gente asquea de la política. No hacen parte del cambio”, reclamó en diálogo con este diario la senadora Esmeralda Hernández. “Hacen parte de los gamonalismos políticos en las regiones. Dilian Francisca, por ejemplo, lleva 12 años en el Valle y sin hacer el mejor gobierno. No se pueden mantener las mismas realidades”, alegó a su turno el senador Alexander López.

Los reparos escalaron a la plana mayor del petrismo. El presidente de la Cámara, David Racero, advirtió que algunas de esas candidaturas “pareciera que restaran más que sumaran”. La senadora María José Pizarro dijo, por su parte, que “unas listas decentes deben cerrar filas contra de cualquier expresión corrupta. No respaldaré candidaturas inaceptables, que estén ligadas a la corrupción o el paramilitarismo”.

Inclusive, el exsenador Gustavo Bolívar, que ahora se perfila para llegar a la Alcaldía de Bogotá, alertó que se “están robando” el Pacto: “Vine a la política a luchar contra corruptos, no a aliarme con ellos. Si el nuevo partido da avales a quienes condujeron al país a la corrupción, al genocidio y a la desigualdad, no sigamos hablando de cambio”.

Las grietas no solo afectan al Pacto, sino que se sienten en la propia colectividad de Barreras. Ante la avalancha de críticas por los avales, la vicepresidenta de La Nueva Fuerza de la Paz, la representante Gloria Arizabaleta –una de sus fundadoras y quien fue esposa del senador–, renunció a su cargo en el partido e hizo una delicada denuncia: “Las candidaturas fueron inconsultas”.

Que Roy Barreras reencauche a viejos aliados y les dé juego a políticos de antaño con quienes ha hecho política no debería sorprender por su militancia en partidos como La U. Entonces, ¿por qué en un primer momento la coalición le permitió entrar al Pacto si representa justamente a lo que hoy se oponen? Según la senadora Hernández, “son escenarios distintos, pues para lograr el gobierno de transición y cambio era necesario hacer alianzas, pero sobre cosas fundamentales, no solo con Roy, sino con partidos con los que no coincidimos en muchas cosas”.

Lo cierto hoy, a ocho meses de elecciones, es que Barreras está montando rancho aparte sin que ello implique que vaya a partir cobijas con Petro. Es decir, está abriendo su propio espectro. Sin embargo, esa ambición personal podría tener repercusiones en lo colectivo y pondría en entredicho el anhelo del propio Petro: sumar el mayor número de gobernaciones y alcaldías; pero el plan quedaría en veremos con una posible coalición fragmentada.

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