Un llamado a un compromiso real hicieron ayer los delegados del Gobierno a las Farc en el reinicio de los diálogos: cesar con la ubicación de artefactos explosivos que afectan a la población civil. “Llegó la hora de que las Farc asuman el compromiso de no sembrar una mina más. Es una paradoja que cuando comienza el programa piloto ocurra este hecho que conmueve a los colombianos y que merece la condena más vehemente”.
La declaración, hecha por el jefe de la delegación del Gobierno estuvo acompañada de un acto simbólico en solidaridad con la familia de la niña indígena Íngrid Guejía Guecio, de 7 años, quien murió el pasado miércoles al activar una mina antipersonal cerca a su escuela, en la vereda Aguaclara del municipio Buenos Aires, en el norte del Cauca.
En los datos recuperados por funcionarios de la Defensoría del Pueblo, regional Cauca, se pudo establecer que el artefacto fue abandonado “frente a una escuela rural a la que asisten 76 alumnos desde preescolar hasta quinto de primaria, con edades que oscilan entre los 5 y los 13 años. De hecho, la comisión humanitaria verifica la condición de otros tres niños que habrían resultado lesionados como consecuencia de la explosión”.
El defensor del Pueblo del Cauca, Mauricio Redondo, recordó que en ese departamento se han emitido informes de riesgos y alertas tempranas. “El riesgo por minas antipersonal y artefactos explosivos es alta, los niños son quienes más peligro presentan. Ante la muerte de esta menor, se ha pedido que se suspendan las clases en la escuela a la que asistía hasta que no se haga una verificación completa en los caminos por los que transitan los niños y así evitar que se presente un nuevo incidente”, añadió el funcionario.