Las palabras del presidente Juan Manuel Santos, en las que afirma que “a estas alturas” no autorizaría un ataque contra “Timochenko”, el máximo jefe de las Farc, evidencian que el Gobierno tiene otras prioridades en cuanto a la persecución del crimen.
Contrario a lo acostumbrado en el siglo XXI, y con la coyuntura de un proceso de paz, los enemigos públicos número uno de las Fuerzas Armadas no son los miembros del Secretariado. Otrora considerados unos brutales terroristas, amos del narcotráfico y perpetradores de todas las conductas tipificadas en el Código Penal, hoy su detención no concentra los máximos esfuerzos de las autoridades y la Fiscalía les suspendió las órdenes de captura.
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Es claro que mientras haya una mesa de diálogos instalada y un plan de desescalamiento del conflicto en curso, ni un bando ni el otro se arriesgarán a tirar todo por la borda con la captura o muerte de un líder emblemático.
Una situación similar aplica con el Eln, con el cual el Gobierno lleva más de un año en acercamientos exploratorios.
¿Entonces cómo justificar el enorme presupuesto asignado al Ministerio de Defensa, que en 2015 es de $27,7 billones y en 2016 será de $30 billones? ¿Contra quién se están enfocando los recursos ahora?
La práctica ha demostrado que para la Fuerza Pública las nuevas prioridades están concentradas en los peces gordos del crimen organizado. La joya de la corona son los miembros del Estado Mayor de “los Urabeños”: “Otoniel”, “Marcos Gavilán”, “Nicolás”, “el Indio” y “Guagua”.
En contra de ellos y su estructura, que cuenta con cerca de 2.900 integrantes en 17 departamentos, se ejecuta la Operación Agamenón, con los 1.300 policías más experimentados del momento.
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“Agamenón es una operación trascendental para el futuro de la seguridad de este país. Vamos a seguir con todo hasta destruir ese cartel, es una gran amenaza para Colombia y el posconflicto inclusive”, ha dicho el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.
Oficiales que participan en esta acción, la más grande en la historia de la institución policial, manifiestan bajo reserva de identidad que los gastos diarios rondan los $150 millones. Eso arroja una inversión a la fecha cercana a los $31.500 millones.
Siete meses después de iniciada Agamenón, no se ha logrado capturar a ningún miembro del Estado Mayor, pero los uniformados tienen claro desde el principio que esta es una operación de persistencia. El gobierno de E.U. y Europol apoyan esa causa.
El otro objetivo en la lista es “Megateo”, narcotraficante de alto perfil y cabecilla de una disidencia del Epl denominada frente Libardo Mora, que delinque en Norte de Santander. El pasado fin de semana se lanzó en su contra una gigantesca operación, que combina al Ejército, la Policía y la Fuerza Aérea, en la región del Catatumbo.
El general Rodolfo Palomino, director de la Policía, indicó que el susodicho huye herido por el monte; otras versiones dicen que murió, pero su cadáver fue extraído de la zona por sus escoltas.
La lista de objetivos de alto valor la completan los cabecillas de “los Rastrojos”, “Libertadores del Vichada”, “Bloque Meta” y “la Oficina”, bandas con redes en varios departamentos, insertadas en el narcotráfico, el sicariato, las extorsiones y otros horrores.