El trabajo de la Inteligencia Militar dio como resultado una información certera: el Clan del Golfo tenía un campamento, muy cerca a la frontera con Panamá, en el que se daba instrucción a los miembros de ese grupo que se encuentran en las subestructuras que delinquen en el departamento de Chocó.
Con datos precisos sobre su ubicación, la Séptima División del Ejército coordinó un ataque con la Fuerza Aérea Colombiana que utilizó aeronaves A29 Súper Tucano para bombardear la zona y así permitir la entrada de comandos especiales.
“Se realizó un ataque estratégico sobre el sector y posteriormente fueron insertadas tropas por tierra y aire para desmantelar estas estructuras donde se entrenaban estos sujetos y donde llegaban heridos del clan del golfo a recuperarse de las heridas y enfermedades selváticas. El campamento escuela tenía la capacidad para albergar a 60 personas aproximadamente”, explicó el general Juan Carlos Ramírez, comandante de la Séptima División del Ejército.