Ni el Centro Democrático ni los partidos representados en el gabinete del presidente Iván Duque, ahora reforzados con la llegada de La U y Cambio Radical, son sus principales aliados. Aunque desde que comenzó, su gobierno se ha rodeado de un círculo relativamente cercano, con los cambios en su gabinete también se ha hecho evidente que quienes fueron sus escuderos en campaña llegaron a la Casa de Nariño.
Como en un ajedrez, Duque, así como lo han hecho sus antecesores, ha movido las fichas para tener las voces en las que más confía a su lado. El enroque reciente fue el de Federico Hoyos. Hasta el 5 de marzo fue el embajador de Colombia en Canadá, y 22 días después, fue nombrado consejero presidencial para Asuntos Políticos y Legislativos, un cargo clave.
Aunque Hoyos fue representante a la Cámara no se conoce mucho en la política nacional, pero es hombre de confianza de Duque en Antioquia, como lo afirman allegados. En 2017 caminaban las calles de Medellín y hacían reuniones en pequeños grupos con la lejana certeza de llegar a la Presidencia.
Sobre ese mismo tablero y siendo también una voz de su entraña, está la ministra Alicia Arango, quien fue su jefe de campaña presidencial. Una de las primeras personas en subirse al barco dirigido por el mandatario, cuando todavía era precandidato. Luego fungió como su jefe de debates en el camino a la Casa de Nariño.
Por eso, cuando empezó el mandato de Duque el 7 de agosto de 2018, Alicia Arango estuvo cerca como ministra de Trabajo. Luego reemplazó a Nancy Patricia Gutiérrez en el Ministerio de Interior. Un puesto en el que debe hablar de tú a tú con los parlamentarios para que salgan avantes reformas como la de la justicia. Además, es una voz férrea en la defensa del presidente ante la opinión pública, que hacía falta en el gobierno.
En ese escenario también figura María Paula Correa. Ella es, tal vez, la funcionaria más importante del Gobierno, al punto que fue quien convenció a Duque de venir a Colombia y aspirar al Senado e hizo lo propio cuando se trató de la aspiración presidencial. Fue su Secretaria Privada, pasó a la Secretaría General de la Presidencia. Ahora es la Jefe de Gabinete y pone al tablero a todos los ministros de gobierno, sobre todo en los talleres que realizan para analizar en qué va la gestión y cómo se está cumpliendo la agenda en el país.
Lo mismo sucede con Diego Molano, director administrativo de la Presidencia, el encomendado, desde finales de 2019, de la interlocución con el comité del paro nacional para conocer los puntos a dialogar, una tarea de confianza.
Ese tipo de movidas no son nuevas. Cuando Guillermo Botero salió del Ministerio de Defensa tras el debate por la muerte de varios menores de edad en un bombardeo realizado por el Ejército en Caquetá, el designado para una de las carteras más importantes fue Carlos Holmes Trujillo, un uribista de vieja data y también precandidato en 2018. Él acompaña a Duque desde que se midieron en una consulta interpartidista para encontrar el candidato presidencial.
Y un alfil que, en teoría, dejó de serlo, es Francisco Barbosa. Hasta este año fue el consejero presidencial para los Derechos Humanos y, aunque se reconoce su larga trayectoria académica, también resalta su aún más longeva amistad con el presidente, desde la Universidad Sergio Arboleda. Barbosa pasó de la Casa de Nariño a ser el jefe del búnker de la Fiscalía.