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Varias veces la tierra reclamó al cabildo gobernador kogui José de los Santos Sauna, o mejor, le recordó que allí habría de volver un día.
Una de las últimas ocurrió a finales de 2014, cuando sobrevivió al caer a un abismo mientras andaba a lomo de mula, para vivir, días después, la pérdida de su hijo Jacinto de 21 años, asesinado en Santa Marta.
Pero aún en medio de situaciones tan adversas, la sabiduría que heredó de sus ancenstros le permitió canalizar los sentimientos para ayudar a guiar a los cuatro pueblos que habitan la Sierra Nevada: los Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo a mejores días.
“Nosotros no estamos dentro de la guerra, somos pueblo de la tierra y en paz”, dijo tras la muerte de su hijo el hombre que ayer falleció a los 44 años, víctima del covid-19, dejando en la Sierra y su gente un vacío difícil de llenar.
Elvia Mejía, gerente del PDET Sierra Nevada y Serranía del Perijá, calificó al cabildo gobernador como un hombre capaz de liderar con convicción muchas batallas a favor de su pueblo sin cruzar nunca el plano de la confrontación con quienes fueran los involucrados.
Tal vez por eso se convirtió en partícipe infaltable para dirimir decenas de conflictos y procesos en defensa de la Sierra y las tradiciones ancestrales, que involucraban responsabilidad de autoridades de la Guajira, Magdalena y Cesar, y al Gobierno Nacional e intereses privados.
Él se encargó, por ejemplo, de librar varias batallas jurídicas para mantener a salvo muchos de los puntos que, según la mitología de esos pueblos, se conectan para conformar su territorio sagrado. En 2017 logró detener transitoriamente un proyecto inmobiliario que se construía en parte de uno de esos puntos sagrados, en la zona sur del Rodadero de Santa Marta.
Durante el año pasado fue uno de los gestores de la construcción de la agenda de desarrollo para la Sierra Nevada, en la que se tocaron temas tan sensibles como la gobernanza del agua. En este y en otros espacios de difícil concertación en temas ambientales entre indígenas, autoridades departamentales y Gobierno ayudó a llegar a puntos de encuentro.
Fue embajador de su tierra al punto de ser el encargado de recibir a Juan Manuel Santos en las dos ocasiones que fue a la Sierra durante su mandato, en 2010, tras posesionarse, y en 2018, al final de su segundo periodo.
Ayer, entre el aluvión de mensajes de tristeza y reconocimiento por entidades gubernamentales, organizaciones ambientales y líderes sociales, resaltaron las palabras del exmandatario, quien lamentó la pérdida de “un gran amigo durante muchos años” y acompañó el mensaje con una foto junto a José de los Santos y los mamos de los cuatro pueblos.
Quiso la vida que el tenaz defensor del territorio se marchara justo el día en que se cumplen dos años de la firma del decreto 1.500 por parte del expresidente Santos, que delimita la llamada Línea Negra, nombre que asignan los indígena de la Sierra a la conexión del territorio a través de los puntos sagrados.
Para los cuatro pueblos este decreto es vital para garantizar el equilibrio de la Sierra justo en el momento en que, según explica el coordinador de Territorio de la Confederación Indígena Tayrona. Gelver Zapata, está llegando a un punto de no retorno en cuanto a impacto ambiental.
El decreto 1.500 fue demandado ante el Consejo de Estado, alegando que la delimitación atenta contra el desarrollo de la región al tener que realizar consulta previa para cada proyecto que pretenda hacerse.
Los 4 pueblos esperan ganar esta batalla, que el decreto entre en vigencia y lograr de concertación con diferentes sectores que permita al “Corazón del mundo”, como llaman a la Sierra, seguir latiendo.
Lo harán sin la presencia física de José de los Santos, pero seguramente con su compañía espiritual.