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Invasión rusa a Ucrania desvió las rutas de la cocaína colombiana
Los puertos sobre el mar Negro, que antes del conflicto eran el punto de entrada de la droga a Europa Oriental, están siendo reemplazados por rutas terrestres que atraviesan la zona de Los Balcanes.
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Una de las rutas tradicionales de la cocaína iba del puerto de Estambul (Turquía) al de Odesa (Ucrania), pero los traficantes tuvieron que desviarla para evitar el teatro de operaciones en el mar Negro. FOTO GETTY.
16
meses completó el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que desvió las rutas de cocaína.
La guerra desatada por la invasión de Rusia a Ucrania provocó cambios en las rutas de la cocaína colombiana en Europa, pero los narcos ya se están ingeniando nuevos caminos para introducir su venenosa mercancía.
La incursión de las tropas rusas comenzó en febrero de 2022, convirtiendo al mar Negro y el oriente de la península balcánica en un escenario bélico impredecible.
En los últimos 16 meses submarinos, radares, tropas, embarcaciones, drones y aeronaves coparon este sector, que hasta entonces era utilizado por los narcos para ingresar la droga hacia Europa del Este, y como ruta alternativa para llevarla al centro y al occidente del Viejo Continente.
En su Reporte Mundial de Drogas 2023, la ONU detalló que los puertos de Ucrania en el mar Negro, especialmente los de Odesa, Yuzhny y Sebastopol (esta última ciudad ocupada por Rusia desde 2014), eran el punto de llegada predilecto para la narcorruta marítima proveniente del Mediterráneo, con escala previa en Turquía.
Esa ruta era explotada hasta la saciedad por los traficantes colombianos y sus socios de carteles internacionales, que tuvieron que improvisar otros caminos tras la decisión del presidente Vladimir Putin de trasgedir la frontera ucraniana. ¿Qué nuevos senderos escogieron?
Origen de la ruta en Colombia
Según fuentes de la Policía Nacional, los principales grupos criminales involucrados en la exportación de cocaína hacia Europa son las dos disidencias de las Farc (Estado Mayor Central y Segunda Marquetalia), el Clan del Golfo y el ELN.
Estas organizaciones obtienen el alcaloide cultivado en Norte de Santander, Putumayo, Nariño, Cauca, Valle, Antioquia y Chocó.
Lo exportan en asocio con facciones internacionales, entre las cuales destacan: los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (México); el Primeiro Comando da Capital (Brasil); los carteles de Los Soles y de La Guajira (Venezuela); el Clan Devesa (España); la mafia ‘Ndrangheta (Italia); y el cartel de los Balcanes, como se denomina a esa serie de organizaciones ilegales paridas en Albania, Serbia, Rumania, Bosnia y Croacia.
Por vía marítima, la droga es despachada en contenedores con fruta y camarones, que zarpan desde Buenaventura (Valle), La Guajira, Barranquilla, Guayaquil (Ecuador), los puertos venezolanos sobre el Caribe y los brasileros en el océano Atlántico.
En su trasiego hacia Europa Oriental, antes de la guerra, los buques surcaban el mar Mediterráneo y el estrecho de Bósforo hasta el mar Negro, con destino a las costas de Ucrania y Rusia (ver el mapa).
Esa misma ruta tenía estaciones en puertos de España, Italia, Grecia y Turquía, para continuar el trayecto por tierras hacia Los Balcanes.
En cuanto a las rutas aéreas, los aviones que salían de Latinoamérica usualmente hacían escala en países de África Occidental y en Estambul (Turquia), antes de aterrizar en suelo ucraniano y ruso, para descargarla en camiones.
La prolongación del conflicto alteró esa dinámica, aunque no mermó el flujo de cocaína colombiana. ¿Por qué?
Los desvíos actuales
El informe de la ONU estimó que “los puertos de Ucrania han sido utilizados por grupos de crimen organizado transnacional para diversificar las rutas de tráfico, lejos de los controles de la Fuerza Pública en los puertos de Europa Occidental”.
Hasta el 2018 el promedio de incautaciones anuales en esa nación era de 50 kilos de cocaína, pero en 2019 subió a 837 kilos; en 2020 fueron 166 kg, todavía superior al promedio histórico, pero menor que el año anterior por los efectos de la cuarentena por la pandemia de la covid-19.
Estas cifras evidenciaron el aumento del narcotráfico en el mar Negro, pero ante el peligro de que los drones destruyan los barcos y avionetas, la mercancía se está desviando a los puertos de Rumania (Constanza) y Bulgaria (Varna).
Desde esos países, la droga continúa su recorrido por tierra hacia Hungría, evitando la frontera ucraniana y la de Bielorrusia, que a pesar de no estar directamente involucrada en la guerra, tiene la vigilancia cercana de la Otán por su simpatía política con Rusia.
De hecho, ese país aceptó que el Ejército de Putin emplazara armas nucleares en su territorio el mes pasado.
En cuanto a la ruta marítima que venía desde el Mediterráneo, los embarques se están desviando hacia la península itálica y Grecia, desde donde inician la travesía por carretera hacia Los Balcanes.
Algo parecido acaeció con el tráfico aéreo, que antes hacía escala en Estambul, y ahora lo hace en Atenas.
De acuerdo con las autoridades, el conflicto también provocó que se incrementara el tráfico por otras rutas que alimentan el Oriente de Europa sin cruzar por el mar Negro, como el flujo marítimo por el mar Báltico, con destino al lejano puerto de San Petersburgo (Rusia).
Los desvíos incrementaron el valor de la droga en mercados finales, pero ni eso redujo la entrada constante de la cocaína, ya que Europa registra altos niveles de consumo. En cambio, aumentó la actividad de compra y venta por medios virtuales (ver la nota anexa), pues ni la amenaza de ataque nuclear parece diezmar la ambición de los narcos.
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