Una falla en el motor de la aeronave, que produjo la pérdida de la potencia en el vuelo y obligó al piloto a realizar una fallida maniobra de arborizaje en la selva, es una de las principales causas de accidente ocurrido en las selvas de Caquetá en 2023, que quedará marcado en la historia del país por la insólita supervivencia de los cuatro hermanitos indígenas de la familia Ranoque Mucutuy.
La conclusión está consignada en el Informe Final de Accidente realizado por la Dirección Técnica de Investigación de Accidentes, una dependencia de la Aeronáutica Civil, el cual fue publicado este martes.
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Causas del accidente aéreo en Caquetá
Como se recordará, el hecho en cuestión sucedió el 1 de mayo de 2023 a las 7:47 de la mañana. Una avioneta Cessna U206G, de placa HK2803, prestaba el servicio de taxi aéreo entre el corregimiento de Araracuara (Caquetá) y San José del Guaviare. Llevaba siete personas: el capitán Hernando Murcia Morales, de 55 años; el líder social Herman Mendoza Hernández, de 57, integrante de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana; y la ama Magdalena Mucutuy, de 33, con sus cuatro hijos menores de edad.
En el accidente, los tres adultos fallecieron, y los pequeños sobrevivieron 39 días a merced de la hambruna y los peligros de la selva, hasta que fueron rescatados en la famosa Operación Esperanza, un esfuerzo combinado de las Fuerzas Militares y la comunidad indígena.
En el trayecto, el piloto reportó una primera emergencia, debido a una pérdida de potencia de la aeronave, y le anunció a la torre de control que haría un acuatizaje de emergencia. Cerca del lugar por donde pasaba, quedaba el río Apaporis, y al parecer trató de dirigirse allí.
Sin embargo, la evidencia encontrada por los técnicos indica que no alcanzó y en la aproximación tuvo una segunda falla de motor, por lo que le tocó improvisar un arborizaje sobre el follaje selvático, en zona rural del municipio de Solano, Caquetá, en un punto del Parque Nacional Natural Chiribiquete.
Allí la aeronave se estrelló contra un árbol y luego cayó de manera vertical, impactando contra el suelo. Las piezas del aparato fueron rescatadas por los técnicos de la Aerocivil con apoyo del Ejército, y estudiadas para conocer las posibles causas de la falla.
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En su reporte, la entidad hizo énfasis en que el motor había presentado una falla con anterioridad. “El 25 de julio de 2021 la aeronave había tenido un accidente por falla del motor, cuya causa se atribuyó entonces a la fractura del pistón N° 5, lo cual ocasionó pérdida de potencia e impidió que la aeronave continuara en vuelo, obligando a efectuar un arborizaje. En el proceso de reparación de la aeronave, aparentemente no se siguieron estrictamente los procedimientos establecidos en la Parte 43 de los Reglamentos Aeronáuticos de Colombia sobre los criterios para la clasificación de modificaciones y / o reparaciones mayores”, señala el informe.
Añade que “al parecer, tampoco se siguió lo regido por la Circular Informativa CIGCEP-1.0-22-031 del 23 de agosto de 2022 (que reemplazó a la CI-5103-08223), que trata sobre el procedimiento para autorizar la reparación de aeronaves después de un accidente, ni lo establecido en la Circular Informativa CI-5103-082-012 V3, que se refiere a trazabilidad de materiales, partes y componentes aeronáuticos de reemplazo. Se encontró así que el motor que estaba instalado en la aeronave el día del accidente, además de estar identificado con la misma placa (Continental IO-520-F, SN: 1004385) del motor del accidente anterior (25 de julio del 2021), contenía algunas partes diferentes y sin trazabilidad”.
Luego de la reparación por el accidente de 2021, el Cessna U206G fue puesto de nuevo en funcionamiento el 20 de febrero del 2023, es decir, dos meses y 10 días antes de la tragedia en la jungla de Solano.
“Es posible que alguna irregularidad en el proceso de retorno al servicio de la aeronave después del accidente del 2021, haya podido dejar deficiencias en la aeronavegabilidad, imperfecciones o incorrecciones, obstrucción o fractura de una línea, o falla o daño de otro componente del sistema, que pudieran haber afectado el normal funcionamiento del sistema de combustible”, advierte el informe.
A estas posibles fallas en la reparación del motor, con repuestos de segunda mano (no rastreables), se suma una irregularidad detectada con el combustible: “Probable contaminación de combustible, teniendo en cuenta las precarias condiciones de almacenamiento de combustible en los aeródromos de Carurú y Araracuara, sitios anterior y último respectivamente, en donde la aeronave fue aprovisionada de combustible”.
En cuanto a las presuntas fallas humanas, el reporte aseveró que “es posible que en el momento de la emergencia, una presión autoimpuesta por parte del piloto, le hubiera hecho desistir de efectuar un aterrizaje en el aeródromo de Cachiporro que se encontraba a 34.6 NM del punto en donde ocurrió la primera emergencia, y que ofrecía condiciones básicas para un aterrizaje seguro de la aeronave”.
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