Aunque la Cancillería le dio un jalón de orejas a Benedetti por moverse de Caracas sin autorización, el diplomático volvió a salir del país. El 19 se supone que dejará el cargo.
Para el embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, el Gobierno de Gustavo Petro funciona como una holocracia. Y es que el polémico exsenador barranquillero parece creer que hace parte de una organización sin jefes y lo dejó claro después de volver a salir del país sin el permiso de la Cancillería, que hace poco le cortó el pago de su salario por ausentarse de sus funciones.
Ante la falta de claridad que había sobre su paradero, Benedetti se pronunció a través de Twitter y aclaró que en los últimos días ha estado en la ciudad de Madrid, España, en el grado de uno de sus hijos, a pesar de que la Cancillería aseguró que la razón principal para dejarlo en el cargo hasta el 19 de julio era para que tuviera tiempo de hacer un supuesto “empalme”.
Pese a ese argumento, la propia Cancillería confirmó que después de que estalló el escándalo de Laura Sarabia –a finales de mayo– Benedetti no solo dejó de ir a la embajada en Caracas, sino que además se ha desplazado sin el permiso del canciller Álvaro Leyva a Bogotá, Barranquilla, fue a la final de la Champions League en Estambul, Turquía, y ahora volvió a territorio europeo.
Con esos movimientos, Benedetti dejó claro que no le da nada el hecho de saltarse el orden del manual de disciplina de la Cancillería, que es la que regula sus funciones y sus desplazamientos como representante diplomático colombiano, y como argumento se ha dedicado a decir que sus ausencias se deben a órdenes del presidente Gustavo Petro, según él, para acudir al menos a dos reuniones en Bogotá.
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Hay teléfono roto en Palacio
Este diario consultó a la Cancillería sobre las labores y ausencia de Benedetti en la embajada en Caracas y desde la entidad respondieron que se trata de información reservada a la que solo se puede acceder a través de derechos de petición, por lo que la respuesta solo la darían hasta la segunda mitad de julio cuando, en teoría, deje oficialmente su cargo.
Pese a esta negativa, la directora de Talento Humano de la Cancillería, Silvia Margarita Carrizosa, aclaró a finales de junio que Benedetti se ha ausentado injustificadamente en múltiples ocasiones de sus labores como embajador y, pese a ello, el Gobierno le ha alargado dos veces el tiempo de permanencia en el cargo.
El canciller Leyva no ha querido dar la cara por esta gabela con la que se amplió hasta el 19 de julio el fuero diplomático de Benedetti, lo que impide que la Corte Suprema lo investigue, y en la Casa de Nariño han negado que el presidente Petro se haya reunido en los últimos días con el embajador. Esto ha dejado claro que hay un teléfono roto en torno al diplomático y nadie responde por sus acciones.
Por ahora lo único que está claro es que a Benedetti en teoría le quedan solo 9 días para entregar su cargo y cumplir con el supuesto “empalme” que adelantaría, y aseguró que esta misma semana saldrá de España y estará de vuelta en Colombia. Habrá que ver si en el Gobierno surge una tercera orden para mantenerlo más tiempo como embajador.
