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Multicrisis en el Gobierno: fractura de la coalición, con la paz en vilo y el gabinete a punto de “transformarse”

La reforma a la salud se quedó sin los votos suficientes para pasar en el Congreso, según las cuentas; el atentando del ELN abrió un trance en los diálogos, y el mismo presidente dijo que necesita “transformar” a su equipo en un gabinete para la paz.

  • El presidente Gustavo Petro aseguró que el lunes tomará decisiones sobre los cambios en su gabinete. FOTO: EFE
    El presidente Gustavo Petro aseguró que el lunes tomará decisiones sobre los cambios en su gabinete. FOTO: EFE
30 de marzo de 2023
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Llegó la primera gran crisis, en bloque y en varios frentes, del Gobierno de Gustavo Petro. Los partidos tradicionales le quitaron el apoyo a su reforma a la salud, lo que la dejó sin los votos necesarios para ser aprobada en el Congreso, el ELN puso a tambalear los diálogos de paz con el atentado contra una patrulla del Ejército en El Catatumbo, al matar a nueve uniformados, y hasta el mismo mandatario sostuvo que es necesario “transformar” el gabinete.

Petro llegó al poder con una coalición aplanadora con su mayoritario Pacto Histórico en el Capitolio, además del respaldo de los partidos Conservador, La U y Liberal, las maquinarias que se montaron en el tren del “Gobierno del cambio”. Sin embargo, en tan solo siete meses esas tres patas de la mesa, que le garantizaban mayor gobernabilidad, le fallaron y la estructura quedó coja, casi que a punto de caerse.

Las negociaciones de seis semanas para acordar un texto de reforma a la salud en las que se habían sentado su gabinete, encabezado por la ministra de Salud, Carolina Corcho, los ponentes y los partidos llegaron a un punto muerto cuando los mismos tradicionales señalaron que sus apuntes no habían sido tenidos en cuenta en el ya polémico documento.

Desde el martes la no inclusión de los requerimientos de lo godos, los de Dilian Francisca Toro y los de César Gaviria se veía venir cuando el presidente del Senado, Roy Barreras, sostuvo que los apuntes de ellos se tendrían en cuenta en las ponencias ante el Congreso y no en los documentos que elaborarían los técnicos de la cartera de Corcho.

Incluso la misma Corcho había aseverado que no tenía interés en transformar las bases de su reforma, a pesar de que eran esos mismos cimientos los que motivaron los diálogos con los partidos porque eran los puntos de mayor preocupación de los tradicionales.

Fractura en la coalición de Gobierno

Sin ser escuchados, los primeros en pararse de la mesa fueron los liberales de Gaviria y su salida generó un efecto dominó que desarticuló toda la parafernalia que había presentado el Gobierno en este tiempo: en cuestión de tres horas se retiró el Conservador y luego, en minutos, La U.

La cuestión es que el presidente apenas ha aprobado una de sus grandes reformas, la tributaria, y necesita de los votos de esos tres partidos para tramitar las que le faltan (salud, laboral y pensional). Empero, la caída del pacto para el articulado de la salud y el fracaso de la reforma política –de la que el mismo Barreras rompió el texto ante las cámaras– terminaron siendo ave de mal agüero para sus pretensiones legislativas.

La coalición no marcha y la bandera del Gobierno, la de la paz, está ondeada a media asta de cuenta del atentado del ELN en Catatumbo en el que fallecieron nueve jóvenes soldados, de los que siete estaban presentado servicio militar, por lo que el mandatario convocó a consultas a sus negociadores en la instancia creada con esa guerrilla.

Con los elenos no estaba vigente ningún tipo de cese al fuego, salvo el compromiso político de dialogar, por lo que en el papel esa guerrilla –por tan polémico que sea afirmarlo– no violó ningún acuerdo. Aún así, el ataque que dejó a otros ocho uniformados heridos fracturó la confianza en la mesa que ya venía socavándose por otras alteraciones al orden público.

De ahí que Petro se va a sentar el próximo lunes con los negociadores de Palacio para definir qué rumbo tomar en esa instancia. Para el jefe de la delegación, Otty Patiño, es imparajitable que los diálogos se den en el marco de un cese al fuego, pero para que eso ocurra se requiere de una alineación de las dos partes y no solo un anuncio del Ejecutivo, como sucedió con el fallido cese de diciembre de 2022.

¿Habrá más cambios en el gabinete?

Y por la fisura de la paz el mandatario anunció lo que podría convertirse en un nuevo remezón ministerial que recordó la salida de tres de sus ahora exministros en febrero (Alejandro Gaviria, María Isabel Urrutia y Patricia Ariza), o los tiempos de su Alcaldía en Bogotá en la que los cambios de secretarios eran una cuestión del común.

Vamos a transformar el gabinete, lo dijimos en un Consejo de Ministros hace ya más de un mes, en un gabinete de paz. No se puede con las oficinas aquí presentes implementar el acuerdo, eso es mentira, es todo el Gobierno el que tiene que implementar el Acuerdo y en esa medida todo el gabinete de mi Gobierno se transforma en un gabinete de paz”, dijo el presidente en la tarde del miércoles al final de su discurso en el Puesto de Mando Unificado por la Vida en Mesetas, ETCR Mariana Páez.

La paz con el ELN no es la única que flaquea. Las hostilidades contra el Clan del Golfo, los narcotraficantes del extraditado “Otoniel”, habían cesado en el marco de los acercamientos entre el Gobierno y esa banda criminal, hasta que entre febrero y marzo quedó en evidencia su mano armada para echarle leña al paro minero del Bajo Cauca antioqueño.

El Gobierno de la paz tiene problemas para consolidar los cimientos de su paz. Petro sentenció que “el lunes tomaremos las últimas decisiones” sobre el gabinete y la mesa con el ELN, en la que para los negociadores pararse de esa instancia no es una posibilidad porque la apuesta por negociar sigue firme, pero sí ven necesario poner más condiciones.

La receta de esa multicrisis en la administración Petro tiene otros ingredientes que la condimentan: la fracturada relación con el fiscal, Francisco Barbosa, quien se convirtió en el palo en la rueda para la paz total, los escándalos de su hijo Nicolás Petro y de su hermano Juan Fernando Petro, y las polémicas de su comisionado de paz, Danilo Rueda.

En ese escenario, el presidente se volverá a jugar la carta de la movilización social con marchas convocadas para el primero de mayo en las que espera volver a medir el aceite de su respaldo popular, un nuevo balconazo en las calles pese a que las reformas se aprueban es en el Congreso.

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